El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) cuenta con 24 institutos o centros de investigación -propios o mixtos con otras instituciones- tres centros nacionales adscritos al organismo (IEO, INIA e IGME) y un centro de divulgación, el Museo Casa de la Ciencia de Sevilla. En este espacio divulgativo, las opiniones de los/as autores/as son de exclusiva responsabilidad suya.
¿Cómo impacta el clima en la biodiversidad marina?
2016 ha sido el año más caluroso desde que hay registros, lo que refleja una tendencia general al alza en la temperatura de la Tierra. Pero, ¿es esta tendencia la misma en todas las áreas del mundo? Comprender la distribución mundial de estos cambios es extremadamente importante para poder evaluar las amenazas que los ecosistemas locales deben afrontar.
El desafío es cómo abordar la distribución espacial de los cambios ambientales en un medio tan remoto, vasto e inaccesible como el océano. Este desafío es al que se ha enfrentado un equipo de investigación formado por científicos de España, Australia y Nueva Zelanda en un trabajo publicado recientemente en la revista ‘Science Advances’.
Curiosamente, imágenes tan distantes como las tomadas desde satélites permiten abordar este problema desde la perspectiva más adecuada, informando sobre las tendencias y patrones más recientes y sorprendentes en las principales variables ambientales y biológicas de todos océanos del mundo. En este trabajo se han utilizado precisamente los datos recolectados durante más de 30 años de toda una constelación de satélites orbitando nuestro planeta y fotografiando su superficie para determinar, cada pocos kilómetros y para todo el planeta, cómo la temperatura, la productividad y las corrientes de nuestros océanos han cambiado en las últimas tres décadas.
Más que su magnitud, lo realmente destacable es la distribución desigual de los cambios ambientales que se han producido (Figura 1). Hay lugares donde el aumento de la temperatura y los cambios ambientales asociados han sido mucho mayores. Por ejemplo, el Mar del Norte, entre América y Europa, y todas las áreas marinas conectadas por la Corriente del Labrador han experimentado uno de los aumentos globales más importantes en la temperatura del océano. De manera similar, algunas masas de agua del Pacífico Norte, desde el Estrecho de Bering hasta el Mar de China, o del Océano Austral, entre Australia y Nueva Zelanda, también han registrado grandes aumentos en la temperatura del océano. En consecuencia, debemos esperar que el impacto de dichos cambios ambientales en los ecosistemas marinos sea específico para cada lugar.
De manera similar a los cambios observados en las características oceanográficas, las especies marinas también están heterogéneamente distribuidas; lo que plantea la pregunta: ¿están estos cambios ambientales afectando áreas particularmente ricas en biodiversidad marina? Basándose en la distribución mundial de más de 2.000 especies marinas, el equipo de investigación identificó hasta seis áreas de máxima biodiversidad que se concentran principalmente en el Hemisferio Sur e incluyen áreas marinas en las regiones templadas y tropicales de los Océanos Atlántico, Índico y Pacífico (Figura 2). En general, todas estas áreas han experimentado perturbaciones ambientales, pero de nuevo, cabe destacar la enorme variabilidad espacial en tales impactos. Mientras que algunas especies y poblaciones podrán beneficiarse de cambios en las condiciones ambientales, en la mayoría de los casos, sin embargo, tales cambios afectarán negativamente a las poblaciones y comunidades (Ver vídeo 1).
El panorama general de los impactos causados por el hombre en el medio marino no estaría completo sin la consideración de las pesquerías. Los datos disponibles sobre pesquerías son más toscos que las estimaciones de los impactos climáticos y la distribución de la biodiversidad marina. Sin embargo, sugieren una preocupante coincidencia por la que las áreas más ricas en biodiversidad marina del mundo son también las más impactadas tanto por del cambio climático como por las pesquerías.
Aunque la conservación de la biodiversidad es un tema de preocupación mundial, las políticas pesqueras se derivan más comúnmente de decisiones tomadas a nivel nacional. Corresponde pues a la comunidad internacional encontrar soluciones que vayan más allá de los intereses y fronteras de los Estados soberanos si queremos conservar la biodiversidad en estas áreas marinas, de manera similar a como el mundo abordar las causas y consecuencias asociadas al cambio climático.
Ver vídeo 1. El pingüino enano (Eudyptula minor) podría ser un “bonito” ejemplo de una especie potencialmente afectada por tales cambios ambientales. El pingüino enano se distribuye a lo largo de la costa sur de Australia y Nueva Zelanda. Esta zona coincide con uno de los puntos máxima biodiversidad marina y está particularmente afectada por el aumento de las temperaturas del agua. Este video tomado por una cámara a bordo de un pingüino nos muestra cómo esta especie interactúa con su entorno.
F. Ramírez1,2, I. Afán3, L. S. Davis4 and A. Chiaradia2
1 Department of Wetland Ecology, Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC), Sevilla, Spain.
2 Research Department, Phillip Island Nature Parks, Victoria, Australia.
3 Laboratorio de SIG y Teledetección (LAST-EBD), Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC), Sevilla, Spain.
4 Centre for Science Communication, University of Otago, Dunedin, New Zealand.
2016 ha sido el año más caluroso desde que hay registros, lo que refleja una tendencia general al alza en la temperatura de la Tierra. Pero, ¿es esta tendencia la misma en todas las áreas del mundo? Comprender la distribución mundial de estos cambios es extremadamente importante para poder evaluar las amenazas que los ecosistemas locales deben afrontar.
El desafío es cómo abordar la distribución espacial de los cambios ambientales en un medio tan remoto, vasto e inaccesible como el océano. Este desafío es al que se ha enfrentado un equipo de investigación formado por científicos de España, Australia y Nueva Zelanda en un trabajo publicado recientemente en la revista ‘Science Advances’.