El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) cuenta con 24 institutos o centros de investigación -propios o mixtos con otras instituciones- tres centros nacionales adscritos al organismo (IEO, INIA e IGME) y un centro de divulgación, el Museo Casa de la Ciencia de Sevilla. En este espacio divulgativo, las opiniones de los/as autores/as son de exclusiva responsabilidad suya.
Las medusas, esos curiosos animales
Cuando pensamos en las medusas, lo primero que se nos viene a la cabeza son esos animales gelatinosos que nos pueden arruinar un día de playa si nos pican. Pero las medusas son una parte más del ecosistema y han estado ahí desde el periodo Cámbrico, es decir, desde hace más de quinientos millones de años. Sin embargo, existen pruebas científicas que demuestran cómo la degradación del ecosistema, ya sea directamente o indirectamente inducida por el ser humano, les beneficia. Esto se debe a que estos organismos son capaces de sobrevivir a unas condiciones ambientales (por ejemplo: baja concentración de oxígeno en el agua) donde otros organismos, como los peces, no pueden.
La mayor parte de los animales a los que llamamos medusas, alternan fases de vida que forman parte del plancton (es decir, que se mueven a merced de las corrientes) con fases de vida que están sujetas a estructuras fijas, como puede ser piedras en el fondo marino, los pilotes de un pantalán, o incluso basura marina a la deriva como los plásticos. Les ocurre como a las mariposas, donde cada una de las fases de vitales son muy diferentes en su forma y en su estilo de vida. El paso entre una fase y la siguiente casi siempre se encuentra estimulado por cambios en el ambiente físico-químico en el que viven, y que tengamos muchas medusas un año, depende del efecto del medio ambiente en cada una de sus fases vitales.
Estas fases vitales tan distintas, hace que su estudio necesite tener en cuenta el medio ambiente a escalas temporales y espaciales muy diversas, desde procesos de pequeña escala como la turbulencia del océano, hasta procesos a gran escala como las corrientes oceánicas o el clima. En el ICMAN, disponemos de un cultivo de la medusa “huevo frito” y realizamos estudios de investigación sobre la dinámica de población de las medusas típicas del mar Mediterráneo y del océano Atlántico.
Pero dado el importante impacto socio-económico de estos organismos, además del esfuerzo científico también colaboramos con las administraciones locales (Ayuntamientos) y regionales (Junta de Andalucía y Govern de las Islas Baleares) y con empresas privadas que realizan su actividad en el litoral (Aquatours en Almería, CUDOMAR SL en Alicante). Unida a todas estas iniciativas se encuentra la colaboración ciudadana, en la que cualquier persona puede proporcionarnos su avistamiento de medusas. Para esto último, disponemos de una plataforma web en el marco del proyecto europeo PERSEUS (http://www.perseus-net.eu/en/jellyfish_map/index.html) y hemos realizado pósters (en español, mallorquín, inglés, alemán, francés e italiano) en los que se indica el correo electrónico (l.p@csic.es) donde se pueden enviar los avistamientos. ¡Es muy fácil!, sólo necesitamos el día, la playa y la cantidad de medusas observadas.
¡Anímate a formar parte de la comunidad de observadores de esta parte del planeta!
La ciencia te lo agradecerá.
Si quieres saber más, puedes descargarte gratuitamente estos artículos:
http://www.marinera-medex.eu/index.php?option=311&file=Prieto_Navarro_2013.pdf
http://www.plosone.org/article/metrics/info%3Adoi%2F10.1371%2Fjournal.pone.0013793
Cuando pensamos en las medusas, lo primero que se nos viene a la cabeza son esos animales gelatinosos que nos pueden arruinar un día de playa si nos pican. Pero las medusas son una parte más del ecosistema y han estado ahí desde el periodo Cámbrico, es decir, desde hace más de quinientos millones de años. Sin embargo, existen pruebas científicas que demuestran cómo la degradación del ecosistema, ya sea directamente o indirectamente inducida por el ser humano, les beneficia. Esto se debe a que estos organismos son capaces de sobrevivir a unas condiciones ambientales (por ejemplo: baja concentración de oxígeno en el agua) donde otros organismos, como los peces, no pueden.
La mayor parte de los animales a los que llamamos medusas, alternan fases de vida que forman parte del plancton (es decir, que se mueven a merced de las corrientes) con fases de vida que están sujetas a estructuras fijas, como puede ser piedras en el fondo marino, los pilotes de un pantalán, o incluso basura marina a la deriva como los plásticos. Les ocurre como a las mariposas, donde cada una de las fases de vitales son muy diferentes en su forma y en su estilo de vida. El paso entre una fase y la siguiente casi siempre se encuentra estimulado por cambios en el ambiente físico-químico en el que viven, y que tengamos muchas medusas un año, depende del efecto del medio ambiente en cada una de sus fases vitales.