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El riesgo que los mosquitos representan para nuestra salud

Estación Biológica de Doñana-Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) —
20 de agosto de 2020 21:46 h

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Los mosquitos han tenido a lo largo de la historia un impacto muy importante sobre la salud y el desarrollo de la humanidad. Existen más de 3.500 especies en el mundo, y aunque solo un porcentaje de ellos son transmisores de patógenos, en conjunto son considerados el animal que provoca más muertes en humanos cada año, más incluso que las provocadas por el propio ser humano.

En concreto, cada año más de 200 millones de personas sufren infecciones transmitidas por mosquitos causando la muerte de aproximadamente 725.000 personas. Además del coste en vidas, las perdidas económicas asociadas a los cuidados necesarios y la perdida de jornadas de trabajo tiene un gran impacto en las economías locales. Por ejemplo, en países en desarrollo donde la malaria es endémica, se calcula que estos costes reducen el producto interior bruto en un 1,3% anual. Incluso en un país desarrollado, la aparición de un brote epidémico puede tener importantes efectos sobre la economía, el turismo y el bienestar de la población. Durante 2016, la epidemia del virus Zika en Brasil llevo a muchos atletas y turistas a reconsiderar su participación y asistencia a los Juegos Olímpicos que se celebraron ese mismo año en Río de Janeiro. Dos casos de fiebre del virus del Nilo diagnosticados en turistas irlandeses en el Algarve (Portugal) en 2004 fueron ampliamente difundido, causando gran alarma en los medios de difusión de Irlanda y Reino Unido, y afectando al turismo local.

Pero tampoco hay que olvidar los costes ecológicos que nuestra lucha contra los mosquitos ha tenido. Durante la segunda mitad del siglo XX se extendió el uso del DDT y otros insecticidas que, aunque eficaces en la lucha entomológica, se acumulaban en los organismos de los animales afectando negativamente a la salud del medio ambiente y nuestra propia salud. Por este motivo, el uso del DDT fue prohibido en Europa en 1983 y solo una pequeña lista de substancias menos nocivas para el medio ambiente está autorizada para el control de los mosquitos. Debido a su amplio uso y largo tiempo de degradación todavía se detectan residuos derivados de DDT en los organismos vivos, incluidas las aves de nuestro entorno.

En España, los mosquitos causaron graves epidemias de fiebre amarilla durante los siglos XVIII y XIX, debido a la llegada de personas (y mosquitos) infectadas con el virus en los barcos que llegaban desde América. Importantes brotes se registraron, por ejemplo, en Cádiz, Sevilla o Barcelona. La malaria (o paludismo) fue otra importante enfermedad transmitida por mosquitos y que no fue erradicada de España hasta 1964, gracias a la realización de intensas campañas antipalúdicas.

Afortunadamente el sistema de salud actual, los programas de vigilancia y los mayores conocimientos sobre cómo se transmiten estas enfermedades hacen difícil que se repitan estos grandes brotes. Aunque la malaria no se transmite actualmente en España, una rápida consulta al Anuario del Instituto Nacional de Estadística nos permite comprobar cómo en 2016 se registraron en España 704 casos importados de esta enfermedad, es decir, viajeros que regresaron de sus viajes con infecciones activas. También se registraron 103 casos de Chikungunya, 403 de Zika o 256 de Dengue. Todas estas enfermedades no se transmiten actualmente en España, pero la transmisión es posible a partir de casos importados en que la persona enferma viva en alguna zona donde estén presentes especies de mosquito que puedan actuar como vectores, esto es, que son capaces de transmitir la enfermedad.

Mosquitos invasores y el riesgo de transmisión de virus importados

Precisamente, estas últimas enfermedades a las que hacía referencia están causadas por diferentes virus (los virus de Chikungunya, Zika y Dengue) que son transmitidos en distintos países tropicales y subtropicales por mosquitos del genero Aedes. Aunque debido al elevado movimiento de personas con frecuencia pueden llegar viajeros infectados a nuestro entorno, la ausencia de las especies de mosquitos con capacidad para transmitirlos impedía su transmisión. Sin embargo, con la llegada del mosquito tigre (Aedes albopictus) a España esta situación cambió radicalmente. Este mosquito originario del sudeste asiático se detectó por primera vez en España en 2004 y desde entonces se ha ido expandiendo por Cataluña, Comunidad Valenciana, Murcia, Aragón, partes de Andalucía, País Vasco e Islas Baleares. Es un mosquito muy molesto porque prefiere alimentarse de la sangre de personas y otros mamíferos, capaz de reproducirse en abundancia dentro de las ciudades. Además, es capaz de transmitir los virus Chikungunya, Zika y Dengue, por lo que podría tener un papel en la epidemiología de estas enfermedades en el país. De hecho, como resultado de esta invasión ya se registraron durante 2018 y 2019 los primeros casos de transmisión local de Dengue, registrándose 6 casos en Murcia y 1 en Cataluña, confirmando el riesgo que este mosquito representa para la Salud Pública, más allá de sus ya molestas picaduras.

¿Qué es el virus del Nilo y cómo se transmite?

En los últimos días ha vuelto a la actualidad el virus West Nile debido a la acumulación de más de 20 casos de meningoencefalitis en Coria del Río y La Puebla del Río, dos pueblos en la provincia de Sevilla, a las orillas del río Guadalquivir. El virus West Nile es llamado así porque se aisló por primera vez en 1937 en el distrito de West Nile en Uganda y es el virus causante de la fiebre del Nilo. Es un virus transmitido por mosquitos que necesita a las aves para completar su ciclo. De esta manera, el mosquito se infecta al alimentarse de un ave infectada y puede transmitir la infección a otras aves sanas. La infección en las aves es de corta duración y normalmente en poco más de una semana el virus ya no es detectable en su sangre. Los problemas empiezan cuando un mosquito infectado se alimenta de una persona o un caballo. Es la mayoría de casos la infección transcurre sin síntomas importantes pero en 1 de cada 150 casos puede desembocar en una infección grave, meningoencefalitis e incluso, provocar la muerte. El virus normalmente se dispersa gracias al movimiento de aves infectadas.

En España tenemos evidencias de la circulación local del virus West Nile de manera continua al menos desde el 2003, gracias a la detección del virus en aves residentes, caballos y mosquitos en distintas zonas de Andalucía, Extremadura y Castilla y León y Cataluña. En 2004 se registró una infección en una persona en Badajoz, en 2010 se registraron dos casos de infección en humanos en la provincia de Cádiz y 3 casos en 2016 en Coria del Río y pueblos cercanos. Aproximadamente el 0,2-0,6% de la población que vive en áreas con humedales en Andalucía y Cataluña presenta anticuerpos frente al virus West Nile, indicando que ha estado expuesta al virus en algún momento de su vida.

El virus en España es transmitido principalmente por dos especies: Culex pipiens en zonas urbanas y Culex perexiguus en zonas rurales y naturales. Por tanto, los casos actualmente registrados en Andalucía no tienen nada que ver con ningún mosquito invasor, al contrario de lo que se ha difundido ampliamente en la prensa. A pesar que estas especies podrían ser capaces de transmitir el virus, la realidad es que Aedes japonicus, una especie invasora detectada en el norte de España, está ausente en Andalucía. Igualmente, el mosquito tigre Aedes albopictus no esta todavía presente en la zona afectada. Por tanto, no busquemos culpables entre las especies invasoras de mosquitos, porque la transmisión del virus West Nile depende principalmente de especies autóctonas. Igualmente, es importante aclarar que el virus no se puede transmitir de humano a humano, ni de caballo a humano ni directamente o a través de un mosquito. Los mosquitos solo pueden adquirir la infección a través de un ave infectada, nunca directamente de un mamífero.

¿Por qué se han producido estos casos en España en 2020?

En los últimos años se han producido importante brotes de virus West Nile en distintos países de Europa, con más de 2.000 infecciones registradas durante el 2018 que produjeron 180 muertes. Hasta ahora España había estado a salvo de estos brotes en humanos, a pesar que el virus circula frecuentemente en distintas zonas naturales, probablemente porque los mosquitos infectados no se alimentaban con frecuencia sobre personas. ¿Por qué se han producido estos casos en España en 2020? Estudios recientes indican que la incidencia del virus West Nile en Europa es mayor en años con más lluvias y temperaturas más elevadas durante la primavera. Estos factores favorecerían el desarrollo de poblaciones de mosquitos más abundantes y permitiría el crecimiento de sus poblaciones desde principios de primavera. Durante mayo del 2020 la precipitación fue un 80% superior a la lluvia promedio registrada en los 10 años anteriores. Además, el confinamiento puede haber facilitado la reproducción de los mosquitos en los pueblos y ciudades y relajado las medidas de control sobre sus poblaciones. En nuestro entorno, los mosquitos aprovechan los imbornales que sirven para drenar el agua de lluvia de las calles y cualquier otra pequeña acumulación de agua para reproducirse. Lugares en nuestra casas, balcones o jardines donde se pueda acumular el agua de lluvia o de riego se pueden convertir en criaderos de mosquitos. De esta manera, bidones abandonados, bebederos para los animales o el ganado, depósitos que no estén completamente cerrados, piscinas sin mantenimiento, cubos para recoger el agua de condensación del aire acondicionado, entre otros recipientes, pueden ser utilizados por los mosquitos para criar si no se limpian semanalmente.

¿Cómo podemos reducir la transmisión en estos momentos?

La mejor estrategia para eliminar la transmisión del virus West Nile es reducir la población de mosquitos en las zonas habitadas y evitar que los mosquitos puedan alimentarse sobre los humanos. Para lo primero, se están realizando en la actualidad tratamientos de urgencia para controlar sus poblaciones. Los tratamientos recomendados para estos casos implican la realización de pulverizaciónes a ultra bajo volumen (es decir generando gotas muy pequeñas) con  piretroides combinado con el control de larvas utilizando BTI, unas toxinas de origen bacteriano que matan a las larvas de mosquito e impiden su desarrollo. Para lo segundo, es recomendable equipar las viviendas con mosquiteras, minimizar la superficie de piel expuesta a la picadura utilizando mangas y pantalones largos y utilizar repelentes químicos al visitar zonas con mosquitos durante los periodos de su máxima actividad, a primera hora del día y las ultimas horas de la tarde/noche. Además de actuar sobre las poblaciones de mosquitos adultos es altamente recomendable realizar tratamientos para impedir su reproducción en los pueblos y ciudades.

¿Qué es el Control Integrado de Mosquitos?

Controlar las poblaciones de mosquitos no es sencillo y la mejor estrategia es actuar antes de que se conviertan en un problema, acuñando la máxima de que siempre es mejor prevenir que curar. Los tratamiento sobre los adultos son menos efectivos que los tratamientos sobre las larvas y suelen implicar productos más tóxicos para la fauna acuática. Un buen programa de control implica localizar antes de la temporada reproductoras las posibles zonas donde se puedan reproducir los mosquitos y modificar/adaptar las infraestructuras cuando sea posible para evitar la reproducción de los mismos. Por ejemplo, existen distintos tipos de imbornales, estructuras para eliminar el agua de lluvia de las calles y facilitar su llegada al alcantarillado, y según como estén fabricados pueden facilitar la acumulación de agua y la reproducción de los mosquitos. Sencillas actuaciones para modificar su estructura impidiendo la acumulación de agua pueden reducir significativamente la abundancia de los mosquitos en los pueblos y ciudades. Durante la temporada de mosquitos es necesario aplicar regularmente productos larvicidas en aquellas zonas habitadas donde exista zonas con agua estancada donde los mosquitos puedan reproducirse y de esta manera evitar su proliferación antes de que constituyan un problema para los ciudadanos.

En el caso de tener que actuar sobre los adultos es importante seleccionar un producto registrado para ese uso y adecuado para las zonas a tratar. El control de los mosquitos depende de los municipios en la vía pública y de los propietarios en las zonas privadas. Esto genera importantes diferencias entre municipios en las estrategias e inversiones para controlar a los mosquitos. En municipios pequeños el control de los mosquitos puede representar un importante problema difícil de abordar con los recursos propios. Por este motivo existen en distintos lugares de España servicios de control de mosquitos que prestan servicio a comunidades de municipios en zonas con especial presencia de mosquitos, p.e. en los entornos del Delta del Llobregat, los Aiguamolls de l’Emporda y el Delta de l’Ebre.

El servicio de Control de Mosquitos de la Diputación de Huelva representa un modelo eficaz para mejorar el control de mosquitos en los municipios. Creado en 1985 presta servicio a los municipios de la provincia que lo solicitan realizando actuaciones de prevención y tratamientos para el control de sus poblaciones y asesorando técnicamente sobre los requisitos de los tratamientos a realizar por empresas de control de plagas en fincas privadas. Realiza también un importante apoyo para detectar el establecimiento de nuevas especies invasoras que pongan en riesgo la salud pública. Dado el riesgo que representan las enfermedades transmitidas por vectores, es un modelo de gestión que sería recomendable que se extendiera por toda España y muy en especial a aquellas zonas donde se vienen registrando casos de virus West Nile, ya sea en caballos o personas. En el caso de Andalucía sería especialmente recomendable y urgente adoptar modelos similares para las provincias de Cádiz y Sevilla, que vienen registrando en los últimos años problemas debidos a la presencia de mosquitos. Esto también sería aplicable al resto de provincias para hacer frente y controlar la creciente expansión del mosquito tigre y reducir las molestias y riesgos sanitarios para la población.

En conclusión, los mosquitos llevan mucho tiempo viviendo entre nosotros, pero es necesario que no olvidemos que siguen representando una fuente de molestias y problemas de salud, por lo que es necesario que adaptemos y modernicemos los métodos que usamos para su control. Las condiciones actuales en Coria del Río y La Puebla del Río obliga a actuaciones inmediatas para el control de la situación, pero es el momento de empezar a plantear soluciones a largo plazo que resuelvan el problema en los próximos años.

Los mosquitos han tenido a lo largo de la historia un impacto muy importante sobre la salud y el desarrollo de la humanidad. Existen más de 3.500 especies en el mundo, y aunque solo un porcentaje de ellos son transmisores de patógenos, en conjunto son considerados el animal que provoca más muertes en humanos cada año, más incluso que las provocadas por el propio ser humano.

En concreto, cada año más de 200 millones de personas sufren infecciones transmitidas por mosquitos causando la muerte de aproximadamente 725.000 personas. Además del coste en vidas, las perdidas económicas asociadas a los cuidados necesarios y la perdida de jornadas de trabajo tiene un gran impacto en las economías locales. Por ejemplo, en países en desarrollo donde la malaria es endémica, se calcula que estos costes reducen el producto interior bruto en un 1,3% anual. Incluso en un país desarrollado, la aparición de un brote epidémico puede tener importantes efectos sobre la economía, el turismo y el bienestar de la población. Durante 2016, la epidemia del virus Zika en Brasil llevo a muchos atletas y turistas a reconsiderar su participación y asistencia a los Juegos Olímpicos que se celebraron ese mismo año en Río de Janeiro. Dos casos de fiebre del virus del Nilo diagnosticados en turistas irlandeses en el Algarve (Portugal) en 2004 fueron ampliamente difundido, causando gran alarma en los medios de difusión de Irlanda y Reino Unido, y afectando al turismo local.