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El Universo desde Sevilla: la Agencia Espacial Española

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El Consejo de Ministro acordó, el pasado 5 de diciembre, ubicar la Agencia Espacial Española (AEE) en la ciudad de Sevilla. Veintiún municipios se habían postulado para albergar la AEE. La competencia había sido dura. Sin embargo, para la mayoría de los integrantes del Foro Aeroespacial de Sevilla las expectativas eran muy altas, dados los excelentes mimbres con que se había construido el cesto de la candidatura. La resolución gubernamental ha generado una ola de alegría y optimismo en la ciudad. ¿Tenemos motivos para esta euforia? ¿Qué representa realmente ser sede de la AEE? ¿Ya está todo hecho? La respuesta a la última interrogante es muy clara: ni mucho menos. La concesión de la sede de la AEE a la ciudad no es el colofón de un proceso, sino el comienzo ilusionante de una andadura cuyas alforjas deben estar cargadas de trabajo, trabajo y más trabajo.  

Poco después del anuncio de la resolución, el alcalde detalló los beneficios económicos que Sevilla espera de la llegada de la AEE a la ciudad. Francamente son espectaculares y esperanzadores y, lo que es más importante, realistas, creo, sin embargo, que estos réditos son solo la punta del iceberg de un desarrollo de Sevilla y Andalucía que va más allá de unas ganancias económicas a medio y corto plazo. La ciudad y la región están en posición de convertirse en uno de los focos más relevantes de la investigación y desarrollo de tecnología espacial en el sur de Europa. ¿Todo esto por tener la sede de la AEE en Sevilla? Evidentemente, no. Podemos hacerlo aunque la AEE estuviera localizada en cualquier otra ciudad española. Sin embargo, no debemos negar que es un excelente acicate, una inyección de optimismo que ayuda a ponernos manos a la obra, sabiendo que el trabajo realizado ha sido reconocido por nuestra administración nacional y que la municipalidad y el gobierno autónomo, aunque de distinto signo político, han sabido ir de la mano arropando una candidatura con un fortísimo respaldo ciudadano. 

La investigación espacial es cara, necesita de fuertes inversiones que en la mayoría de los casos solo pueden proceder del erario público, pero también es cierto que procura un riquísimo retorno en al menos cuatro aspectos: a) innovación tecnológica, con el diseño de nuevas soluciones técnicas aplicables a otros campos del saber y a otros problemas de la sociedad actual; b) generación y desarrollo de un tejido empresarial, con un alto valor añadido y gran capacidad de crear riqueza; c) resultados científicos en la frontera del conocimiento; y d) un intangible que eleva a la sociedad, que apoya y sufraga esta investigación, a unos niveles de autoestima que le permiten abordar nuevas aventuras con ilusión y altas expectativas de éxito. Sí, está en nuestras manos hacer que la ciudad y la región incorporen estos retornos a su política económica y social, y este reto no es solo para los poderes públicos sino que emplaza a toda la ciudadanía a remar en la misma dirección y sentido. 

La Casa de la Ciencia de Sevilla quiso aportar su grano de arena a esta aventura y organizó un ciclo de conferencias que desde el título de El Universo desde Sevilla ya dejaba entrever su principal objetivo. El ciclo ha incorporado a cuatro “sevillanos” (nacidos, formados o trabajando en Sevilla) que han dado una visión de conjunto de algunos retos científicos y tecnológicos que actualmente se abordan desde Sevilla y Andalucía, y que han dado lugar a empresas nacidas de la academia que, con gran riesgo patrimonial, incluso del peculio personal, están tejiendo nuestro entramado empresarial en el ámbito espacial. La última conferencia tuvo lugar el 13 de diciembre y fue impartida por Rafael Guzmán, fundador y CTO de SATLANTIS, catedrático de la Universidad de Florida y recientemente propuesto como Profesor de Investigación del CSIC. Rafa aúna liderazgo científico y emprendimiento, un claro ejemplo de lo que hemos expuesto más arriba; la construcción de una economía cuya base y estandarte sea el conocimiento científico. 

Esa misma semana recibimos otra buena noticia, Sevilla fue elegida capital europea de las ciudades Ariane para 2024, una especie de capitalidad europea del espacio. Un diciembre pleno de ilusionantes novedades. La Casa de la Ciencia se congratula de estos éxitos y se pone a disposición de las autoridades responsables para llevar a buen término los objetivos propuestos. 

Enhorabuena a todos y, una vez hayamos apurado el merecido brindis, a trabajar para no dejar pasar estas oportunidades.

El Consejo de Ministro acordó, el pasado 5 de diciembre, ubicar la Agencia Espacial Española (AEE) en la ciudad de Sevilla. Veintiún municipios se habían postulado para albergar la AEE. La competencia había sido dura. Sin embargo, para la mayoría de los integrantes del Foro Aeroespacial de Sevilla las expectativas eran muy altas, dados los excelentes mimbres con que se había construido el cesto de la candidatura. La resolución gubernamental ha generado una ola de alegría y optimismo en la ciudad. ¿Tenemos motivos para esta euforia? ¿Qué representa realmente ser sede de la AEE? ¿Ya está todo hecho? La respuesta a la última interrogante es muy clara: ni mucho menos. La concesión de la sede de la AEE a la ciudad no es el colofón de un proceso, sino el comienzo ilusionante de una andadura cuyas alforjas deben estar cargadas de trabajo, trabajo y más trabajo.  

Poco después del anuncio de la resolución, el alcalde detalló los beneficios económicos que Sevilla espera de la llegada de la AEE a la ciudad. Francamente son espectaculares y esperanzadores y, lo que es más importante, realistas, creo, sin embargo, que estos réditos son solo la punta del iceberg de un desarrollo de Sevilla y Andalucía que va más allá de unas ganancias económicas a medio y corto plazo. La ciudad y la región están en posición de convertirse en uno de los focos más relevantes de la investigación y desarrollo de tecnología espacial en el sur de Europa. ¿Todo esto por tener la sede de la AEE en Sevilla? Evidentemente, no. Podemos hacerlo aunque la AEE estuviera localizada en cualquier otra ciudad española. Sin embargo, no debemos negar que es un excelente acicate, una inyección de optimismo que ayuda a ponernos manos a la obra, sabiendo que el trabajo realizado ha sido reconocido por nuestra administración nacional y que la municipalidad y el gobierno autónomo, aunque de distinto signo político, han sabido ir de la mano arropando una candidatura con un fortísimo respaldo ciudadano.