- Todo comenzó con la grabación del corto “La navaja” para remover conciencias.
Son cerca de 90 alumnos de 3º Grado de Derecho de la UCO, la mayoría de ellos roza la veintena de años y han decidido pasar a la acción frente al drama de los desahucios. Futuros jueces, fiscales y abogados que protagonizan un pionero laboratorio jurídico contra los desahucios en los que una dinámica proactiva alentada por su profesor Antonio Manuel Rodríguez les anima en cada sesión a revisar la normativa hipotecaria actual –tanto española como de otros países- y a partir de ahí que propongan “el derecho que debería nacer”, indica el profesor.
El aula XI de la Facultad de Derecho se convierte en este laboratorio y eldiario.es/andalucia asiste a la primera sesión en la que los alumnos comienzan a proponer soluciones. Antes, se han dividido en grupos para analizar puntos concretos como los intereses de demora, las cláusulas abusivas y las leyes hipotecarias de países como España, Alemania, Francia o Reino Unido.
En el transcurso de la clase, cada grupo expone unas primeras soluciones al punto que les ha tocado estudiar a fondo. La dación en pago es defendida en la clase como una buena medida pero plantean qué pasaría si en el momento de entregar el bien, éste ha bajado de valor respecto al día en el que se firmó la hipoteca. Para ello tienen una solución: el seguro de depreciación que se contrataría en el momento de la firma del préstamo hipotecario para responder con dicho seguro en caso de que el bien haya depreciado su valor. Es una medida que han pulido procedente del derecho francés.
También quieren acabar con las cláusulas abusivas –como algunas cláusulas suelo y techo-. Para ello, otro grupo propone crear una ley en el que se detalle qué y cuáles son las cláusulas abusivas y haya un “control previo de abusividad” ejercido por notarios, registradores o funcionarios.
Entre las más llamativas, se encuentra una acción de rescate hipotecario por un tercero, una idea cogida del derecho anglosajón, aunque ahora tienen que determinar quién sería ese tercero: si el conocido como “banco malo”, un fondo de garantía hipotecario u otras opciones.
Establecer un período de indulgencia al deudor, una tasación pericial en el momento de la subasta o convertir en obligatorio y no potestativo el artículo 140 de la Ley Hipotecaria en el que se recoge lo siguiente: “…podrá válidamente pactarse en la escritura de constitución de la hipoteca voluntaria que la obligación garantizada se haga solamente efectiva sobre los bienes hipotecados”. Es un apartado que ya deja abierta la puerta a la dación en pago –si la banca lo quiere de forma voluntaria-. Lo que estos alumnos desean es que adquiera un rango de obligatoriedad.
Mari Carmen Reyes, de 21 años, ve favorablemente el laboratorio jurídico porque “podemos aportar soluciones y, aunque no lleguen a nada, ofrecemos nuestro punto de vista” sobre este drama.
Mientras detalla alguna de las propuestas hechas en su grupo, esta joven dice que se trata de una “buena experiencia” que sirve para “ser más conscientes de la realidad”.
Verónica Nieto, también con 21 años, considera que esta clase es “muy enriquecedora” ya que se sale “de lo típico”, al ser “más activa, participativa y menos magistral”. Su deseo es que las propuestas finales “llegaran a fraguar” porque “sería una satisfacción personal, aportar nuestro granito de arena” a esta problemática.
La génesis del laboratorio
Hasta llegar aquí, hay un trabajo previo intenso y una maduración de ideas cuyo promotor fue el profesor de la asignatura Derechos Reales, Antonio Manuel Rodríguez. Explica que la iniciativa surgió el primer día de clase cuando tuvieron conocimiento del suicidio de una persona en Málaga amenazada de desahucio. “Me sorprendió que no tuviese repercusión mediática. Me impactó mucho y propuse buscar soluciones” para evitar estos episodios.
La primera idea fue la creación de un cortometraje sobre el asunto para remover conciencias. Y se grabó “La navaja”, producido por Yaumate Films, un estremecedor corto en el que se ve cómo un padre de familia utiliza la navaja para usos cotidianos pero está obligado a mendigar en la calle donde coloca la navaja junto a un cartón en el que se lee: “No encuentro trabajo. Necesito salvar mi casa y mi familia. Si no lo consigo, me quitaré la vida con esta navaja”. Llega un empresario y le compra la navaja firmando un cheque con la cuantía a la que asciende su deuda. Empresario que finalmente acaba quitándose la vida con esa misma navaja al estar en quiebra.
El film es un homenaje a los casos de suicidios recientes “y en agradecimiento a quienes se dejan la vida para que otros no pierdan ni la vivienda ni la esperanza”. Dice Rodríguez que la Ley Hipotecaria es como una navaja porque puede ser útil “pero también puede matar”.
Además, lo más importante es que hace un llamamiento a la reflexión porque “no tiene que morir el empresario, sino el sistema” y una señal de esperanza reflejada en el gesto del empresario al firmar el talón.
Tras el corto, presentado recientemente en una mesa redonda sobre el asunto, se pusieron manos a la obra en el aula. En las horas de clase, Antonio Manuel pide que “crean en la utopía. Tienen que innovar, hacer un barrido del derecho que aún no acaba de morir y plantear lo que aún no existe”.
El planning marca principios de junio para que las 11 conclusiones estén redactadas y sean enviadas al Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo, y a la consejera de Fomento y Vivienda, Elena Cortés.
Ellos mientras tanto buscan una meta que Antonio Manuel tiene clara: “Destapar las injusticias de la Ley Hipotecaria y buscar mecanismos paliativos para los desahuciados hoy y preventivos para los desahuciados mañana”.