Bienvenidos al Cooltural Fest de Almería, el festival de música más inclusivo de España
¿Cómo puede disfrutar la música de manera plena una persona aunque tenga alguna discapacidad? Esa es la pregunta que se hicieron en el Cooltural Fest de Almería, un festival de música indie que ha arrancado ya su quinta edición y que se caracteriza por sus más de 50 medidas inclusivas para personas con movilidad reducida, discapacidad o diversidad. Lengua de signos con sus intérpretes, subtitulación, audiodescripción, mochilas vibratorias, un bucle magnético o espacios sensorialmente amables, hacen de este festival el más inclusivo de España y todo un referente en Europa.
Aunque dio sus primeros coletazos en 2018, no fue hasta la segunda edición que Diego Ferrón, presidente de la Fundación Music for All y director del Cooltural Fest-Music for All, decidió que fuera plenamente accesible e inclusivo. Ya en 2019 reunió a más de 12.000 personas, dando oportunidades laborales a 43 personas con discapacidad y a otras 10 en situación de exclusión social. La noche de este jueves fue la fiesta de bienvenida a un evento que estará dando el cante hasta el domingo, primer fin de semana de la Feria de Almería.
Pablo Galindo, director de la Fundación Music For All, explica a elDiario.es Andalucía que “todo surge en 2019 con la idea de hacer un festival inclusivo ya que no había ninguna referencia en España”. “Fue en ese año cuando implantamos en los conciertos diferentes medidas como la lengua de signos con sus intérpretes, la subtitulación, la audiodescripción, las mochilas vibratorias y el bucle magnético”, enumera. Como novedad para la edición de este 2022 se incluyen los códigos Navilens, que “permiten que una persona con discapacidad visual pueda deambular de forma independiente por el recinto”. También se ha habilitado una espacio sensorialmente amable “para que los asistentes con espectro autista puedan tener un lugar donde recluirse de los estímulos visuales y auditivos en algún momento y que puedan generarle alguna molestia”, aclara Galindo, que asimismo apunta que se incorpora la posibilidad de hacer videollamadas para que una persona con discapacidad auditiva sea atendida en lengua de signos.
Marcando senda en inclusión... y en feminismo
Este tipo de opciones que son la seña de identidad del Cooltural Fest han empezado a incorporarse a otros festivales de gran calado nacional como el Sonorama Ribera (Burgos), el Murmura de la Alpujarra o el B-Side Festival (Murcia). Además, ya se han dado los primeros pasos para que también se implanten en el Primavera Sound de Barcelona, uno de los festivales de referencia en España.
Gracias a la labor que desarrolla, el Cooltural Fest ya atesora reconocimientos como los galardones Más Social 2022, que concede la Junta de Andalucía, o el Premio Solidario 2021 de la ONCE. Al margen de su condición inclusiva, Raquel García, coordinadora de actividades de la Fundación Music For All, destaca además su sello feminista ya que “impulsa la igualdad de género dentro de la industrial musical propiciando la contratación de artistas femeninas”. En esta edición, por ejemplo, las principales actuaciones vendrán de Naty Peluso, Rozalén, Rigoberta Bandini y Delaporte, que encabezan un cartel con más de 60 nombres propios y con un amplísimo abanico de géneros y estilos musicales.
En sintonía con esta filosofía, cuenta también un punto violeta, un espacio de atención, información y ayuda a víctimas de cualquier tipo de agresión sexista. Germán Martín, técnico de Infancia y Juventud de Cruz Roja en Almería, cuenta que llevan haciéndolo desde 2019. “Nosotros en el puesto no hemos recibido como tal ninguna denuncia de algo ocurrido en el festival, pero siempre hay mujeres que solicitan información y asesoramiento porque están sufriendo violencia de género con su pareja”, explica . “Al final nuestra labor más importante en los puntos es la de prevención y asesoramiento, aunque siempre estamos listos por si hubiera que intervenir”, y para ello cuentan con un equipo de más de 20 voluntarios y voluntarias.
“Sentir la música”
“Y de repente, conoces a alguien que se dedica a organizar eventos y que se plantea que sean cien por cien inclusivos y accesibles”, comenta Roberto Aguado, educador social en la Asociación en favor de las Personas con Discapacidad Intelectual del Suroeste de Almería (Asprodesa). “Que alguien valore esta posibilidad como objetivo desde el diseño no solo es algo increíble, sino que es lo deseable, ya que diseñar cualquier actividad teniendo en cuenta la diversidad y la accesibilidad total de todas las personas es mejor planteamiento que hacer adaptaciones posteriores” indica. “Y en ese diseño accesible e inclusivo han tenido en cuenta que las personas con discapacidad sean parte de todo, desde su participación en el trabajo del festival, cubriendo diferentes puestos de trabajo, hasta su disfrute, con medidas como la accesibilidad cognitiva gracias a la lectura fácil, el acceso de personas sordas gracias a las intérpretes de lengua de signos y a las mochilas vibratorias que hacen sentir la música”, valora.
De paso, pone el acento en medidas como la audiodescripción, que permite a las personas con discapacidad visual “saber cómo es el entorno en el que están, a quién tienen cerca y cómo llegar a los diferentes servicios que se ofrecen en el festival”, lo que les hace sentir parte del acontecimiento. “Todo esto surge de personas que nada tienen que ver con la discapacidad” pero que apuestan por una integración “de pleno derecho” para que disfruten de la música “en las mismas condiciones que cualquier otra persona”.
Algo que forma parte de estos eventos
Silvia Montoya, coordinadora de la Oficina de Lectura Fácil y Accesibilidad de A Toda Vela (OLA), señala que lo que más le gusta de la Fundación Music for All y los festivales, conciertos, actos que producen es que “consideran que la inclusión es una forma de hacer las cosas para todo”. “La inclusión está en su ADN y no es solo la intérprete de signos, y digo la porque casi siempre son mujeres, que la mayoría de las personas ajenas a este término vemos en el escenario junto a la artista o los baños señalizados para personas que se desplazan en silla de ruedas”.
Todo ello brinda “la oportunidad que se da a personas de gozar de un espectáculo completo compartido con el resto de festivaleros. Pensar en la inclusión es eso, ir más allá de la accesibilidad y de los recursos reconocidos por ley y exigibles”. “El hecho de que se hayan puesto a pensar que muchas personas tienen hipersensibilidad auditiva, sobre todo autistas pero no solo, les llevó a incorporar cascos reductores de sonido que han permitido compartir a muchos jóvenes un concierto por primera vez con sus amigos”, pone como ejemplo.
Por todo ello, lo que más destaca no es solo la accesibilidad centrada en el público, sino “el ser inclusivos en todo su sentido: es facilitar el acceso (muchas veces por primera vez) a personas con discapacidad auditiva, visual o cognitiva como público, pero también que estén arriba en el escenario, como artistas, detrás como trabajadores en el equipo de montaje o recibiendo en la entrada como controladores de acceso. Simplemente la discapacidad, la diversidad, la inclusión forma parte de estos eventos”. ¿Un recuerdo? El de una madre sorda en primera fila, disfrutando la música con la mochila, las letras con la intérprete, y con su bebé en brazos al que le había puesto unos cascos antirruido. “Cosas así pocas veces podemos verlas”, apostilla.
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