Las disputas económicas empañan la memoria de Camarón

Alejandro Luque

14 de diciembre de 2020 21:17 h

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Nadie sabe cómo acabará la controversia, pero de momento hay un claro perjudicado: Camarón de la Isla y su memoria. La pretensión de la familia del cantaor de recibir dinero del Ayuntamiento de San Fernando (Cádiz) por el uso de la marca y la imagen del genio gaditano ha eclipsado la efeméride de su 70 cumpleaños, y amenaza con empañar la inauguración del centro de interpretación dedicado a su figura, por el que la viuda recibe 2.500 euros mensuales desde hace más de un lustro.

En concreto, desde 2014, cuando el entonces alcalde, José Loaiza, con la mediación del biógrafo de Camarón, Enrique Montiel, llegaron a un acuerdo con la viuda Dolores Montoya, ‘Chispa’, para crear un espacio expositivo en su localidad natal donde pudieran mostrarse algunos de sus objetos personales, que se encontraban en el domicilio familiar del cantaor, en La Línea de la Concepción.

Dicho acuerdo contemplaba una contraprestación económica de 2.500 euros mensuales más IVA en concepto de depósito y exhibición de dicho patrimonio, y que incluye diversos galardones, manuscritos, fotografías, prendas de vestir y hasta el célebre Mercedes blanco que conducía el ídolo. Hasta la fecha, y con el Museo Camarón –como se le conoce popularmente– todavía por inaugurar, la familia habría recibido en torno a 180.000 euros. Cabe recordar, además, que dicho acuerdo tenía una duración prevista de 50 años: en total, 1,5 millones de euros a repartir entre la sociedad Promociones Canastera, S.L. (en un 91,93%), administrada por Chispa, y María José Monje (un 8,07%), hija de Camarón nacida de una relación anterior.    

Derechos en el aire

Todo parecía estar en orden cuando saltó la sorpresa, y con ella la polémica: el pasado 5 de diciembre, la familia del malogrado artista, por mediación del bufete Carrión Salamanca, anunciaba acciones legales contra el Consistorio isleño por carecer de permiso para la utilización de la imagen y la marca del cantaor, así como los derechos de propiedad intelectual. El citado despacho amenaza también con actuar “contra todo aquel que esté haciendo un uso ilegal de la marca Camarón o Camarón de la Isla”, registradas respectivamente en 2001 y 2014, ya sea “fabricando, comercializando y/o intermediando en la venta de merchandising, artículos de consumo, servicios, etc., tanto en tiendas físicas como online, sin la correspondiente licencia de uso, incluido el Ayuntamiento de San Fernando”.

Para evitar que la polémica enturbiara el proceso del Museo Camarón, la alcaldesa de la ciudad, Patricia Cavada, ofreció a la familia 150.000 euros más por el uso de la marca, así como un porcentaje de la explotación con beneficio directo. La otra parte rehusó esta oferta y habría pedido, según fuentes municipales, 300.000 euros.  

“¿Cómo se pueden exhibir las cosas de Camarón sin decir su nombre?”, se pregunta Enrique Montiel, para quien la situación solo se explica “porque algún abogado se haya acercado a la familia y les haya dicho: aquí hay dinero”. Para el autor del libro Camarón, vida y muerte, “esto no se soluciona poniendo a la alcaldesa contra la espada y la pared. ¿Por qué no se hacen las cosas bien? ¿No sería más fácil pactar un porcentaje de las entradas, o que la familia pudiera explotar el merchandising de la tienda del museo con productos oficiales?”

Por otro lado, Montiel considera que San Fernando “se ha portado siempre bien con Camarón y su familia, cedieron el terreno para el museo, se consiguieron los fondos, se alcanzó un acuerdo óptimo… Pero no se pueden exigir cantidades exorbitantes, porque el pueblo de La Isla no lo entendería. La familia no puede permitirse quedar como gente pesetera, a la que no le importa el marido, el padre”.

No es la primera vez que el nombre de José Monge Cruz, considerado el mejor cantaor de todos los tiempos, se ve involucrado en polémicas de índole económica. En la memoria de todos los aficionados está las injuriosas acusaciones que cayeron sobre su gran amigo y pareja artística, Paco de Lucía, acusándole de acaparar los beneficios artísticos de aquella larga y fructífera colaboración.

Una familia parada

El guitarrista fue insultado por algunos exaltados en el mismo entierro del cantaor, mientras portaba su féretro, en uno de los episodios más tristes de la historia flamenca. La viuda de Camarón salió al paso de estas acusaciones tratando de atemperar los ánimos, pero hace cinco años volvió a la carga. También se lamentó Chispa de que el director Jaime Chávarri, tras el éxito de su filme Camarón (2005), no le abonara los correspondientes derechos.

Teóricamente, los royalties de las grabaciones del cantaor, la asignación del Ayuntamiento de San Fernando, así como ingresos extra, como los derivados de la serie de Netflix dedicada a Camarón, deberían bastar para el sustento de su familia. “Lo que ocurre es que hablamos de una familia de parados, con cada vez más gente, cada vez más mayores, y la Chispa es la gallina que tiene a todos debajo del ala. Pero claro, eso también debería tener sus límites”, apunta Montiel.     

“Yo con la familia siempre voy a muerte, pero creo que también debemos preguntarnos qué es lo que le viene mejor a Camarón. Y desde luego una guerra de comunicados solo perjudica a su memoria”, apostilla.