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Esmeralda Rancapino, cantaora: “Lo mío es el cante, pero pienso seguir estudiando porque debes perfeccionarte como persona”

La cantaora Esmeralda Rancapino, una "vieja" de 12 años, debuta en ºd

Alejandro Luque

4 de julio de 2021 20:14 h

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Empezó a cantar con dos años, con cuatro hizo sus primeras apariciones televisivas, con 12 su abuelo le dio la alternativa en un escenario. Esmeralda Rancapino, portuense de 2006, nieta del gran cantaor gaditano Alonso Núñez Rancapino, podría pertenecer a la larga lista de niñas prodigio del flamenco, pero le ha llegado el momento de dar el estirón. Acaba de lanzar su primer disco sencillo, Llegará el amor, y espera que sea la pista de despegue para una trayectoria más que prometedora.     

El apellido Rancapino tiene mucho peso. ¿Cómo ha sido su infancia en el seno de una dinastía flamenca?

El flamenco ha sido una parte importante de mi vida, mi infancia ha pasado durmiendo en camerinos, en dormitorios improvisados, entre bambalinas escuchando a mi abuelo, a mi tío, a muchos grandes artistas… Ha sido algo presente en mi casa desde siempre.

¿Desde pequeña tenía tan claro que quería dedicarse a esto?

La verdad es que de pequeña lo veía como un juego. Me ponía mi vestido de gitana, cogía el mando a distancia de la televisión como si fuera un micro, pero ha hecho falta que pase el tiempo para darme cuenta de que es mi vocación, lo que realmente me gusta. Incluso cuando fui a Menuda noche e hice mi primera aparición en público, seguía viéndolo como un juego. Mi abuelo me dio la alternativa hace dos o tres añitos, y ahí ya supe que iba encaminada.

Supongo que tener a su abuelo y a su tío Alonso cerca es una garantía de que los consejos no le faltarán nunca. ¿Alguno que recuerde?

Mi abuelo lo que siempre, siempre me dice es que tenga los pies en el suelo, que no me suba, que vaya con humildad y con corazón.

¿Y en el cante, la corrigen?

Con mi tío hacemos nuestros mano a mano, y con mi abuelo, cuando estoy ensayando, viene de visita, porque vivimos al lado… Y a lo mejor estoy cantando una soleá y me dice ¡para! Me la canta y me dice: esto está mejor aquí. Me pongo muy nerviosa, es como un examen, aunque él me lo dice con todo su corazón. Es una suerte tener el maestro en casa. Soy muy afortunada porque mi abuelo, además de ser mi maestro, es mi compi. Lo llevo a todos lados, de buenas a primeras le canto y se pone a bailar…

¿Le han gustado los mismos cantaores que a su abuelo y su tío, clásicos como Aurelio Sellés, La Perla, Chacón, Caracol…?

Me gusta todo tipo de música, escucho a Beyoncé, a Michael Jackson, a Teo Calderón, a 50 cent… Aparte del nuevo flamenco de ahora, que me parece muy bonito y llega a gente de todas las edades. Pero yo he sido siempre del flamenco ortodoxo. A lo mejor un chaval de 14 o 15 años no se traga fácilmente una soleá o un martinete, aunque hay algunos que sí lo escuchan y lo aprecian. Pero mi línea es siempre ortodoxo, con mi silla de enea y cantando por derecho.

No se ve con un ballet detrás como Rosalía, ¿no?

No, me encanta verla, pero yo no me veo así.         

Aunque en la casa Rancapino todo el mundo tiene arte, usted es la primera mujer de la familia que da el paso a la profesionalidad. ¿Por qué?  

La madre de mi abuela, Rafaela, cantaba muy bien, pero no llegó a dedicarse. Mi madre también canta, y después estoy yo. Pero es verdad que yo soy quien se lo está tomando más en serio. Yo soy la más pequeña, la niña de la familia.

Una pregunta que se le hace siempre a los artistas más jóvenes: ¿cómo se compagina el cante con los estudios?

Yo pienso seguir. Tengo claro que lo mío es el cante, pero pienso que por muy bien que cantes debes perfeccionarte como persona, tener tu vocación y tus estudios, adquirir la formación y los valores que te enseña el cole. Me gusta todo, un día digo que quiero ser boxeadora, otro día abogada… y otros días no tengo ganas de ser nada y me acuesto [risas].

Entre boxeadora y abogada hay una distancia…

Sí, pero es que admiro mucho a todo tipo de trabajadoras, hacer algo bien siempre es digno y siempre tiene mucho mérito.

Su repertorio es muy variado. ¿Tiene preferencia por algún palo en concreto?

El primer sencillo son unos tangos, y quizá es donde más cómoda me siento. Es un palo más movidito, más rítmico, no tan ortodoxo, y llega más fácilmente a la gente.

Cuentan que le apasiona el baile. ¿Alguna vez ha tenido la tentación de cambiar el cante por el baile?

No, no, nunca. Es algo que como dice me apasiona, casi más que el cante. Admiro muchísimo a los bailaores y las bailaoras, me quedo embobada mirándolos.

¿Cuáles son lo suyos, sus bailaores preferidos?

Sara Baras y Farruquito. Entre muchísimos grandes, ellos son los que prefiero. A Sara he tenido la suerte de conocerla y es una maravilla.     

El maestro Curro Romero, gran amigo de su abuelo, quiso estar presente en la presentación de su disco en Sevilla. ¿Es usted taurina, le gusta la fiesta?

Para ser sincera, no he ido nunca a la plaza, pero admiro mucho a los toreros y en especial a Curro Romero. Es un halago que artistas que me han conocido de muy pequeña, como el propio Curro, Morante o el cantaor Juan Villar, que también ha venido a acompañarme, me vean ahora dar mis primeros pasitos. Todo forma parte del arte.    

En la portada del disco sale usted con el Castillo de Sancti Petri al fondo. ¿Qué supone ese espacio para usted, qué quería reflejar con él en esa imagen?

No soy de Chiclana, aunque mi familia materna sí lo es. Yo soy de El Puerto de Santa María y a mucho orgullo, aunque viva en Chiclana. Sancti Petri es muy bonito, algo muy antiguo que le iba muy bien a mis tangos, así como el Punto Mágico de La Barrosa, donde también me grabaron… digamos que son rincones bonitos de una tierra que me apetecía reivindicar.

Como adolescente que es, ¿da importancia a las redes sociales?  

Sí, estoy muy activa en redes, tengo mi Instagram, mi Facebook también. “Esmeralda Rancapino” para todo. Mucha gente me escribe felicitándome por mi trabajo, otros todo lo contrario [risas]. Más que nada me dan consejillos, y la verdad es que estoy muy agradecida a esas personas, porque yo aprendo de todo el mundo.  

¿Adónde le gustaría llegar en su carrera artística? ¿Tiene un objetivo marcado?

Quiero llegar hasta donde dios quiera, no tengo una meta. Mi meta es seguir hasta donde alcance.  

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