Madrid, ¿capital del flamenco? Los expertos califican las palabras de Ayuso de “tontería”
Durante una reciente visita a Nueva York, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha señalado a esta región como “la capital mundial del flamenco”, y ha defendido su papel en la creación y difusión de “un arte tan arraigado a la tradición española y declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco”. Unas declaraciones que han vuelto a levantar la polémica en el ámbito del arte jondo, especialmente en Andalucía, considerada por los expertos el lugar en el que cristalizó históricamente, y desde donde precisamente se impulsó el citado reconocimiento de la Unesco.
En el asunto llueve sobre mojado. Ya en mayo de 2021, una diputada del PP en la Asamblea de Madrid, Almudena Negro, afirmó que este arte nació en la capital de España, y que “el 95% de los artistas flamencos españoles hoy salen de Madrid”. Estas palabras provocaron la reacción incluso de algunos compañeros de partido, como el propio presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, que en su cuenta de Twitter replicaba así: “El Flamenco es patrimonio de toda la Humanidad. Y nace dentro de cada uno, eso es el duende. Todo el mundo lo sabe y no hay discusión. #Andalucía fue su cuna y desde aquí se hizo universal”.
Dolores Pantoja, crítica sevillana y estudiosa del flamenco cuyo último libro –En mi arte mando yo– está a punto de ver la luz, no duda en tachar las declaraciones de Ayuso de “estupidez”. “En Madrid hubo una época, cuando los tablaos fueron impulsados por el ministerio de Turismo de Fraga Iribarne, en que todos los artistas emigraron allí. Eso fue en los 60 y los 70, pero hace tiempo que no es así. En el momento en que empezaron a eclosionar los festivales en el Sur, abandonaron los tablaos y volvieron a Andalucía. Si bien algunos se quedaron un tiempo, como José Menese, Enrique Morente o los Sordera, y sigue habiendo algunas compañías mediáticas allí como las de Sara Baras, Canales o Rafaela Carrasco, desde finales de los 90 muchas se quedaron aquí, como La Yerbabuena Rocío Molina, Ana Morales, David Coria o Paula Comitre, figuras que nacieron al calor del Ballet Flamenco de Andalucía. E incluso hay otros que viven fuera de España, como Israel Galván, que está en Roma. Madrid era donde estaba el dinero, donde se dio el negocio, desde la época de los cafés cantantes. Pero hace tiempo que dejó de ser así”.
Alegrías del Manzanares
Desde Jerez, el flamencólogo José María Castaño admite también la importancia de Madrid en el desarrollo del flamenco, “fundamentalmente como tierra de acogida, pero de ahí a reivindicar la capitalidad de un arte tan genuinamente andaluz, hay un trecho. La capital de lo jondo no está en un sitio concreto, y menos en Madrid. Sin restarle mérito, yo invito a que me traigan las alegrías del Manzanares o la soleá de la calle Echegaray, y luego hablamos”.
Para el gaditano Fermín Lobatón, crítico del diario El País, las consideraciones de Ayuso no merecen mayor importancia. “Es desgraciadamente común que la clase política intente capitalizar nuestro arte, sobre todo cuando descubre que funciona, que tiene público y es objeto de atracción”, comenta. “Que Madrid históricamente ha sido y es todavía destino de muchos artistas es algo conocido. Es el lugar donde han podido encontrar un medio de trabajo y han sufrido una suerte de emigración artística. Unos aguantaron hasta conseguir la Medalla del Trabajo y otros prefirieron volver a la tierra acogiéndose al conocido lema de ”en mi hambre mando yo“. Pero otra cosa es que sea capital del flamenco. Este arte tiene su propia geografía, con sus cunas, sus barrios y sus capitales. Y sí, es patrimonio de la humanidad, pero recordemos lo que dijo Morente al respecto: la humanidad ya era patrimonio del flamenco”.
Con respecto al recordatorio por parte de Ayuso de que en 2022 se concedió la Medalla Internacional de las Artes a la Asociación de Tablaos Flamencos, Lobatón plantea si “habría que preguntar a estos tablaos si no hubieran preferido mejor el apoyo con el que no contaron en el difícil tiempo de la pandemia. Y tampoco, dada la población con que cuenta la comunidad, el festival Suma Flamenca —una programación de excelente calidad, por cierto— no es que sea para precisamente para presumir, siendo como es de carácter público”.
Madrid vs Sevilla
En el campo político, los comentarios de Ayuso han provocado el reproche del grupo municipal socialista de Sevilla, que no duda en señalar al alcalde de la capital hispalense, el popular José Luis Sanz, por “haber desprestigiado nuestra ciudad como cuna del flamenco”, según asevera la concejala socialista Myriam Díaz.
Estas palabras irritan al crítico y estudioso Manuel Bohórquez, director de la revista digital especializada Expoflamenco y premio Nacional de Flamencología, para quien Ayuso “ha ido a Nueva York y ha hablado de flamenco, lo cual es bueno siempre. Y ha querido presumir de ello, también. Madrid es la capital de casi todo, porque todo está allí, la industria musical, los espectáculos. También llegaron a decir que el flamenco es catalán. No hay que darle demasiada importancia”.
Respondiendo a Díaz y al PSOE, Bohórquez agrega que “lo que está claro es que la capitalidad del flamenco no es Sevilla, que perdió su sitio hace mucho tiempo. Jamás he visto que el ayuntamiento haya dado un premio de investigación, no hay ni una plaquita donde nació Silverio, que fue el gran promotor de este arte. Sevilla ha sido la meca, pero las peñas están muriéndose, los tablaos muertos de risa, y lo único que hemos hecho desde el año 80 es la Bienal, que también está como la chata”.
Menos política, más inversión
“Además”, prosigue el crítico, “cuando aquí daba vergüenza que un cantaor con patillas saliera a escena, Juan Breva y El Canario ya triunfaban en Madrid. ¿Por qué no hemos logrado conservar ni un café cantante? Jerez, Málaga y Córdoba le han ganado terreno con sus cátedras de flamencología. Sevilla debería recuperar su sitio, pero para eso hay que trabajar. Como decía Enrique Morente, los cantaores ya no nacen de las cuevas”.
Por último, Rosalía Gómez, crítica y ex directora de la Bienal de Flamenco de Sevilla, se pregunta qué significa eso de la capitalidad flamenca de Madrid. “Todo es política y palabrería”, dice. “Todo el mundo sabe que el flamenco es un arte nacido en Andalucía y hoy universal. Y el arte no es de nadie, pero quien quiera apostar por él, que lo haga de verdad. Que invierta, que haga un teatro en condiciones como tienen los países con un folklore propio, y una compañía pública como dios manda. Lo demás son tonterías”.
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