“Antes de empezar les pido/por favor que no me graben,/aquí estamos entre amigos/y en la red nunca se sabe”. Quien advierte tal albur desde su presentación es El Comisario Villarejo, el romancero que este año presenta José Manuel Gómez en el carnaval gaditano. En su repertorio, bajo las gafas y la carpeta con que pretende ocultarse el verdadero grabador oficial del reino, amanecen las primeras referencias a Moreno Bonilla en las letras carnavalescas: “Por eso este presidente/ya sabemos lo que quiere:/llevárselo bien caliente/igual que los de los EREs./ Aunque él esos millones/ como es buen andaluz/los gastará en procesiones,/ no en coca ni puticlubs”.
El Gómez, como se le llama, fue uno de los grandes renovadores del concurso oficial de chirigotas en los años 80, junto con los hermanos Rosado –Emilio y Paco—, entre otros artífices de lo que supuso la gran renovación carnavalesca de la transición democrática, que terminó abandonando el teatro y tomando la calle. Paco Rosado, de hecho, ha vuelto este año a la calle con su antología, en la que no faltan coplas históricas de agrupaciones tan legendarias como “Los cegatos con botas”, de su autoría.
La tradición sigue, lo que puede consolidar la candidatura del carnaval de Cádiz a Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, que tiene muy en cuenta las carreras de relevos generacionales. El hijo del Gómez –Paco- saca desde hace tiempo su propia chirigota callejera, con la que sus componentes triunfaron hace años con V de Babeta y que ahora, después de 'L@s susceptibles' y de 'Los que gritan en la puerta del juzgado', presentan “Viña Fashion Week”, bajo el paraguas del Grupo Empresarial Chirigotas del Airon, que también presenta y representa a una chirigota de pelo –así se llaman a las más sexualmente picantes—que van de vellos en lucha “para que todos los láser sean abolidos y destruir la ingle de los caídos, unirse a este movimiento y cada febrero dejarse crecer los pelos”.
“Ojux”, a la derecha de Vox
Bajo sus abrigos blanco de aire trapero, los de la Viña Fashion Week rinden homenaje a Rosalía y dan a elegir a los espectadores como quieren que prosiga su desarrollo y desenlace. En uno de sus cuplés, dedicado a la desaparición del jugador Emiliano Sala, llegan a rozar el escalofrío o la demanda: “Encontraron por fin el cuerpo del futbolista/en el fondo del mar tras el accidente aéreo,/y a su gente les preguntó el submarinista/¿lo llevamos a incinerar o pal cementerio?/ Lleva ya en el agua más de cuatro días/y si me dejan me gustaría dar mi opinión.../Yo sé que es muy duro que un joven la espiche/pero el cuerpo ya está/pa que Ángel León os haga un ceviche”.
En los cancioneros de la calle que reparten como postulantes todos los miembros de las chirigotas, triunfan este año, además del torero Juan José Padilla y el acalde gaditano en su advocación de Kichi –que rima con carril bici--, la irresistible ascensión de Vox: “Ojux” se llama esta vez la chirigota de los huesitos y los poetas, que con letra del poeta y narrador Miguel Angel Brun y Nacho Casado han creado un tipo similar al del videoclip de la formación de Santiago Abascal, sólo que ellos cabalgan en burros y se sitúan mucho más a su derecha, dado que creen que los de Vox son perroflautas, marxistas, leninista y animalistas.
Hasta el domingo 17, el de los jartibles, las calles del carnaval de Cádiz seguirán sumergiéndose en coplas. Más allá del botellón y de la carpa que prolonga la fiesta hasta la madrugada, el Don Carnal gaditano lleva música y letra, no sólo en el escenario de la catedral de los ladrillos colorados, como alguien llamó alguna vez y para siempre al Gran Teatro Falla, en donde se celebra cada año el Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas.
Carnaval de género
En el carnaval de la calle, triunfan las mujeres y, de hecho, muchas chirigotas femeninas y feministas se hicieron ver en la manifestación del 8 de marzo, como fue el caso de las femme fatale de Susana Ginesta: bajo el conocido sello del grupo Cadiwoman, ofrecen en 2019 repertorio de género en toda regla en el que bajo un escote palabra de honor, que va con el tipo y con el estribillo, exhiben largas boquillas y guantes a lo Rita Hayworth, que están hartas de perder cada vez que se los quitan. “No queremos molestar a los machistas, pero es un daño colateral, es cierto –afirma Susana Ginesta-. Los hombres que no son machistas nos aplauden mucho”.
No olvidan al actor Arturo –Antiguo—Fernández, que no quiere llevar su última función a Cádiz porque a la ciudad la gobiernan los podemitas. Aunque le tienen reservado un tarro de Varón Dandy.
Quienes mantienen año tras año la genialidad son Las Niñas de Cádiz, a las que Antonio Álamo bautizó como chirigóticas, y que han diversificado sus actividades artísticas al cine, la televisión o los teatros, donde ahora presentan una inolvidable versión de Lisistrata a la gaditana. Entre otras, a esta agrupación se suma su lideresa Ana López Segovia, junto con sus hermanas Alejandra y Rocío, o la carismática Teresa Quintero. Este año apuestan por “De feria en feria”, una chirigota llorona con aires de copla, a la que añaden dos romanceros, el de Afrodita, interpretado por Rocío como un viaje a la mitología griega, o el de sus hermanas, que personifican a Agustina de Aragón y Lola la Piconera, en un hilarante diálogo que probablemente no sería del agrado de la España imperial de Pablo Casado.
Para imperio, en cualquier caso, el austrohúngaro. Sissí emperatriz deja los palacios de Viena por las calles de Cádiz, en la chirigota de Blanca Flores, otra poeta de libro que se ha metido desde hace años en el carnaval callejero: “Está sufriendo Pedro Sánchez igual que De Gea cuando juega en la selección,/ pues Pablo Iglesias por la izquierda está en fuera de juego y no coge nunca un balón./ Y mientras Abascal calienta y quiere entrar en juego detrás de la línea de cal,/ Albert Rivera por el centro está combinando con Pablo Casado/ que juega de extremo derecha pero siempre un poquito retrasado”.
Esta vez, bajo sus miriñaques, se hacen llamar “Sí, sí, espérateahí (Rollitos imperiales)”. Y a su elenco habitual han sumado este año a la cineasta nica-mexicana-gaditana Mercedes Moncada, como prueba palpable de que este carnaval es universal, lo diga o no la Unesco. “No te imaginas qué alegría tuve yo aquel día escuchando a doña Leonor,/ que por sus trece cumpleaños con voz alta y clara nos leyó la Constitución./ Y mientras su familia, feliz y orgullosa, celebraba su intervención (tostón), Elena dijo mu envidiosa que ella no entendía a qué tanto orgullo,/ porque Froilán a los catorce cantaba solito la tabla del uno”.
De Las Niñas de las Botas de Agua, que este año van de ‘Las influencers’, a “Con moños y a lo loco”, “Las vigilantas de seguridad”, o las que rinden homenaje a Manhattan a raíz de que el New York Times recomendara a Cádiz como destino turístico. Por no hablar de “Los hombres del millonario”, “A liarla” o la Koki, que este año ha tirado de su marido, el chirigotero Antonio “Devon”, para rendirle homenaje a Lola Flores y al Pescadilla, aunque en la noche del viernes, la Faraona no sólo había perdido ya un pendiente, sino también la voz: “A mi marido, tuve que citarlo en la salita de estar un martes para que ensayáramos, porque no había manera”, afirma Koki, que participó como algunas otras callejeras en el pregón carnavalesco de Joaquín Sabina.
Callejeras clásicas
También lo hicieron –junto con los de Ojux y la chirigota oficial de Vera Luque que este año saca el cuarteto Los Sepultureros del Valle o la comparsa de Jesús Bienvenido--, los Showmancero, un terceto que perfiló el pasado año a “Los jaguares del sur” y que acaba de volver de un festival carnavalesco en Chile. En esta ocasión, representan a La Escolanía del Colegio Superpijo Reina Leticia“. Su canción del pajarito hará historia.
A estas alturas, resulta prácticamente imposible un censo de chirigotas callejeras, donde caben viejos anarquistas, militares que usan como gorra de plato el urinario de los niños, ‘El último Gin tonic’, los del VAAR, ‘Aquellos duros antiguos’, o la chirigota del Parchís, que esta año se hacen llamar “Los que la llevan de cuadritos”, unos escoceses en donde no faltan periodistas como Miguel Albandoz, de TVE y hermano de Roberto, un reconocido poeta vasco que murió en el accidente aéreo del monte Oíz.
De presencia y de audiencia obligada, la chirigota del Perchero, que presenta esta vez ‘Senderos Bochornosos‘, una secta convencida de que el Juicio Final tendrá lugar el Domingo de Piñata pero “si por una casualidad improbable fallara, se aplazaría hasta el domingo siguiente y habría un Juicio Final Chiquito”.
Son los mismos que sorprendieron en su día con ‘El ritmo del Shangai’, ‘Los vocales’, ‘Díseselo con flores’, ‘Silencio, hacerme el fagot’ o ‘Semana Cultural Versalles-Viña’ son algunas de las agrupaciones más reconocidas durante la trayectoria de esta agrupación callejera, que se remonta a 2004. Por supuesto, llegan a dar su IBAN para donaciones, aunque advierten que “no importa que las hagas desde Irán”.
Romance en Cádiz
Mención aparte son los romanceros, cuyo concurso ha ganado este año el dúo de 'Un mal día lo tiene cualquiera', un homenaje a La Masa, el célebre personaje de los antiguos cómics Marvel, cuyo repertorio firman Francisco Javier Benítez y Javier Sánchez Monano, como reacción a una llamada de Voxdafone. En ese caso, el color verde del tipo (del disfraz) se explica porque han tropezado con la pintura del carril bici –de mucho cachondeo en estas fiestas—y llevan una falda del uniforme de Las Esclavas: “Ahora soy una mezcla de La Masa y William Wallace”, afirman, entre cuartetas que no pasan por alto la sustitución de los antiguos parquímetros por unos mucho más complejos: “Yo sacaba buenas notas, aprobaba todo siempre… y este año va a quedarme parquímetro para septiembre”.
La verdadera historia de Doña Cuaresma, Un mal día los tiene cualquiera, Ni tan bella ni tan bestia, los perritos –que mueven la cabeza como los del coche o como quienes aparecen detrás de los líderes políticos en las tomas de televisión-, El que faltaba, Nostradamus y sus visiones después de dos trocolones, o Los Mágicos González, que no hacen alusión al célebre futbolista salvadoreño sino a unos magos gaditanos al estilo Harry Potter.
En las chirigotas callejeras caben desde comunicadores como Antonio Hernández Rodicio a fiscales como Ángel Núñez, que hace años también fue presidente del jurado del carnaval. ‘Las crisálidas’ suponen un paradigma de lo que significa un disfraz ocurrente en estas fiestas. Van envueltos en una manta, rodeados de ibuprofenos, porque son “unos notas que han cogido una tajá muy gorda y se han enrollado en un nórdico”. “Ya no salgo más , ya no bebo más. ¿Dónde estáis que voy pa allá?”, canturrean.
Para quienes no puedan viajar a Cádiz, todavía les quedará el domingo que viene, el de los jartibles, el del carnaval chiquito. Frente a quienes empiezan a agobiarse con la masiva afluencia de público, uno de los pioneros del romancero de la calle, Salvador Fernández Miró, no le hace ascos a compartir la fiesta: “Me gusta ver las calles llenas”. Lo han estado durante toda la semana.