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Carrete de Málaga: el niño de la calle que soñaba ser el Fred Astaire del flamenco baila entre los rascacielos

Carrete en Nueva York

Alejandro Luque

15 de abril de 2022 21:20 h

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“Las horas de vuelo se me van a hacer cortas. Estoy acostumbrado a esto, he viajado mucho”. José Losada Santiago, más conocido como Carrete de Málaga, atiende al teléfono con elDiario.es Andalucía mientras se acomoda en el avión que le lleva a Nueva York. A sus 81 años –“camino de los 82”, subraya– se dispone a cumplir el sueño de su vida: actuar en la ciudad de los rascacielos, como su ídolo, Fred Astaire. La cámara del director Jorge Peña lo inmortalizará en un documental.

La idea de la película, que llevará por título Quijote en Nueva York y cuenta con producción de Elora Films y Womack Studios, surgió cuando los padres de Peña celebraron sus Bodas de Oro. “Mi padre fue siempre un gran aficionado al flamenco, quería una actuación para la fiesta y se acordó de un niño a la calle que solía ir a bailarle a mi abuela a cambio de un bocadillo, una gorda chica o algo de ropa que nos sobrara, y al que llamaban El Carretillo. Esa figura quedó en la memoria familiar, y a modo de homenaje lo invitamos”.

Aquel chaval no era otro que Carrete de Málaga. “Su actuación fue emocionante, al terminar fui a saludarlo y vi en su mirada que tenía una historia súper potente”, recuerda Peña. “La historia se me quedó en la cabeza, me puse a investigar y mi sorpresa fue que no había nada sobre él desde el punto de vista audiovisual. Y me puse manos a la obra para sacarlo adelante”.

Claqué jondo

Lo que cautivó a Peña de Carrete fue, de entrada, el hecho de ser “un tipo absolutamente libre en su concepción artística. Se crio en absoluta libertad a pesar de ser un niño de posguerra que vivió en la miseria. Su escuela fue la calle, llegó a ser ladrón de carteras, se refugiaba en cualquier lugar para dormir, y empezó a bailar de forma espontánea, como un medio para subsistir. Él mismo suele decirlo: ‘El flamenco para mí es libertad’”.

En la grabación del documental, Carrete explica cómo los cines se convirtieron en el lugar donde esquivar el frío del invierno malagueño y evadirse de la dura realidad. En uno de ellos descubrió un buen día al que sería su ídolo, Fred Astaire. “La primera vez que lo vio bailar claqué en la pantalla, creía que lo hacía por bulerías”, dice el director. “Luego alguien le explicó que aquellos pasos se llamaban claqué, y quiso incorporarlos a su baile flamenco”.

El pasado viernes era el día señalado para el debut neoyorkino de Carrete: en el Skirball Center de Washington Square, como invitado especial del cantaor Miguel Poveda en la inauguración del Flamenco Festival. “Cinematográficamente, este viaje no era necesario para nuestro documental, pero surgió la posibilidad y todos creímos que sería bonito que Carrete cumpliera su sueño. Es un buen homenaje por todo lo que representa. Nos hace felices que pueda disfrutar de ese reconocimiento en vida”, añade Peña.

Artista de artistas

“Está siendo un rodaje muy divertido, tenemos muy buena relación. Muchas veces me mira y veo que me quiere contar una anécdota a mí, independientemente de lo que tengamos marcado en el guion”, prosigue el cineasta. “De todos modos, no estamos haciendo un biopic, no se trata de contar la vida de Carrete en plan ‘nació el día tal…’. La película es sobre el presente, la ilusión de cumplir con un deseo de toda la vida, y a partir de ahí explicar cómo ha vivido su vida y qué queda en él de aquel niño de la calle”.

Por otro lado, esta producción destacará la faceta de Carrete como referente del flamenco, con voces como las de Rocío Márquez, Israel Galván o Pedro G. Romero señalándolo como una figura de absoluta modernidad. “Carrete ha estado con todos, desde Antonio El Bailarín a Antonio Canales, pasando por los Farruco, los Amaya… Es artista de artistas”, dice Peña.

En una de las anécdotas grabadas durante el rodaje, alguien quería ver a Tomatito en Málaga pero se había quedado sin entradas. “Vete a la una y media al tablao El Refugio, y allí te encontrarás a Tomatito, porque irá a ver a Carrete”, le dijeron, y así fue. No hay flamenco que pase por Málaga que no quiera saludar al maestro.

Boda en Los Ángeles

Entre sus mil y una historias personales, sobresale su primer viaje a Estados Unidos. “Sin hablar una palabra de inglés, se fue a Los Ángeles a casarse por el rito mormón con una chica que había conocido en el tablao El Jaleo de Torremolinos. De allí solo contaba que la muchacha lo había ‘dejado seco’ por su fogosidad sexual, pero a los dos o tres meses estaba regresando a España, porque echaba de menos a los cuatro hijos que tenía en España. Con todo, aprovechó para aprender nuevos pasos de claqué en una taberna mexicana. Hubiera sido maravilloso dar con una actuación que hizo allí para televisión. La aventura no pudo ser más surrealista”.

Por último, Peña especifica que el título del documental fue sugerido por una idea de Estrella Morente, que explicó que su padre, el llorado Enrique, había soñado con producir un Quijote flamenco, y para el papel de don Alonso Quijano había pensado en Carrete de Málaga.             

“Estoy loco de contento, y a la vez un poco histérico”, reconoce Carrete, listo para despegar. “Estoy bien de salud, pero las costillas están por dentro, ¿eh? He pasado muchas fatigas. Y todo esto es algo que me ha venido del cielo. Me parece que todo es como parte del juego de mi vida, como si fuera a recoger el fruto de todo lo que he hecho en estos años”.     

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