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Una chirigota que satiriza a los cofrades reaviva el debate sobre los límites del humor en el Carnaval de Cádiz

Desde hace ya tiempo, cundía la sospecha de que el Carnaval de Cádiz –al menos el del concurso oficial del Gran Teatro Falla– se estaba adocenando, perdiendo irreverencia y sentido crítico. Y cuando menos se esperaba, una chirigota ha venido a desmentirlo y, de paso, a reabrir el debate sobre los límites del humor. Se trata de Aquí estamos de paso, formación capitaneada por Juanlu Cascana que satiriza a esos cofrades entusiastas que suelen desgañitarse con piropos y vivas al paso de cristos y vírgenes. En concreto, a unos jóvenes que el año pasado saludaron de este modo la salida de la Virgen de los Dolores de la hermandad del Cerro del Águila.

La agrupación se acompaña de hecho de una banda de pasacalles y sendos pasos en los que dos de los componentes, que padecen una minusvalía y van en silla de ruedas, encarnan a un cristo y una virgen e interactúan con el resto. En lo que ha podido escucharse de su repertorio, abordan desde la moda del satisfyer o el vídeo sexual de cierto entrenador de fútbol a homenajes a ídolos del Carnaval recientemente desaparecidos, como Manolo Santander o Juan Carlos Aragón. Su primera actuación se ha vuelto instantáneamente viral en las redes sociales, pero también ha despertado el fantasma, bastante dormido en las últimas ediciones de la fiesta, de la ofensa a los sentimientos religiosos.

Las primeras reacciones no se hicieron esperar: en declaraciones a La Voz de Cádiz, Francisco Javier Lucero, hermano mayor de la cofradía de la Palma – y como tal, vecina de esta chirigota–, quien tachó la actuación de “falta de respeto”. “Pero como en esta ciudad vale todo y no se respetan los sentimientos pues yo solo me puedo remitir al tópico de cuando pasan estas cosas… ¿Serían tan valientes esta gente de hacer algo parecido a la Meca y poner a Mahoma y mofarse de la religión islámica? Nosotros como estamos siempre poniendo la otra mejilla”.

En el mismo periódico, José Manuel Verdulla, hermano mayor del Nazareno de Santa María, comentó que “ha habido partes que me han gustado y otras que no”, pero censuró el “ataque burdo y gratuito a la religión católica, que está fuera de lugar”.

Reprobación de los cofrades

Poco después, eran el Consejo Local de hermandades de Cádiz y el Secretariado diocesano de Hermandades y Cofradías  los que hacían pública su reprobación en un comunicado, lamentando “la mofa realizada, dentro del Carnaval, hacia los sentimientos religiosos de miles de gaditanos, materializada en la recreación burlesca de la Pasión de Cristo y el dolor de la Virgen por parte de una agrupación. Como gaditanos, los miembros de ambas instituciones, conocen y valoran la realidad de la fiesta del Carnaval en nuestra ciudad y respetan la libertad de expresión propia de este género. Sin embargo, esta misma libertad de expresión ha de regirse por el respeto a los sentimientos religiosos y creencias de todos los ciudadanos; en este caso, de la mayor parte de los gaditanos que, cada día, y especialmente en la próxima Semana de Pasión, manifiestan su amor a Cristo y su Santísima Madre a través de las advocaciones de las Hermandades y Cofradías que procesionan por sus calles”.

Solo el responsable de Las Aguas, Joaquín Correas, quitó hierro a la actuación en declaraciones a La Voz: “Para mí no ha sido ninguna ofensa. Es carnaval y punto. No creo que haya que darle más importancia de la que realmente tiene. Hay otro tipo de cosas que sí faltan más al respeto y no van disfrazado como ellos. No pienso que ellos lo hagan como una ofensa. Al final nosotros mismos empeoramos las cosas por darle la importancia que no tiene. El Carnaval es una fiesta pagana; distinto sería que lo hicieran cuando las cofradías estamos en la calle”.

Una larga tradición 

La confrontación entre Carnaval y religión, libertad de expresión y sentimientos religiosos, tiene una larga tradición en Cádiz. En la mente de todos está la legendaria chirigota Los tontos de capirote, de Javier Osuna, que hace 34 años hubo de salir del Falla escoltada y en un furgón policial. “Hacía falta últimamente una ruptura de este calibre, entre tanto chiste planito, tanto cuplé televisivo y tanta profusión de gomaespumismogomaespumismo”, manifestaba el propio Osuna ayer en las redes sociales. Sobre la actuación de Aquí estamos de paso, dijo que “hubo momentos de auténtica murga transgresora, parecía Els Joglars en sus mejores tiempos, con ese cristo esperpéntico con gargajillos y la banda tocando. Me reí con ganas. De eso se trata. Carnaval transgresor; inversión de roles; disparos ideológicos de abajo hacia arriba contra los poderes establecidos. Y que cada palo aguante su vela”.

“Tampoco es nada nuevo que el Consejo Local de hermandades repruebe a la chirigota: adjunto el documento de nuestra reprobación en 1986, lo que demuestra lo poquito que se ha avanzado en un país aconfesional. ¡Bien, Cascana, picha; no se puede tener menos vergüenza!”, concluía.

Tampoco olvidan los aficionados la chirigota Dios dijo hermanos, pero no primos (1994), de Carapalo; el cuarteto del mismo año Déjalo, bien lo sabe Dios, donde Emilio Gutiérrez Libi encarnaba al mismísimo Papa, o la chirigota El movimiento del 36, del mismo autor, donde los costaleros se echaban a hombros una mudanza; o Paso de Cádiz, de Antonio Labajo Altamirano y del año 2000, que representaba un paso de plastilina como los que hacen los niños aficionados a la Semana Santa.  Todas levantaron más o menos polvareda, pero ninguna como el pasodoble que Antonio Martínez Ares, autor de la comparsa Los Miserables, dedicó precisamente a Juan Pablo II, y que le valió su expulsión como cargador de la cofradía del Nazareno, de la que era miembro.  

Ana López Segovia, de la chirigota callejera de las Niñas, mostraba ayer su parecer en las redes: “Aquí el carnaval (y el teatro, y el arte en general) va a ser lo que ustedes queráis: todo light, todo correctito para que se pueda emitir por televisión y para que el público toque las palmas como si fuera un concurso de tele cinco o una actuación hortera de crucero... No, picha, no”, aseveraba. “Gracias al Cascana y a todos y todas (cada vez menos) los que todos los años hacen por recordarnos que esto no es tele, que esto no es complaciente, que esto es CARNAVAL, y no se salva nadie de la crítica y el cachondeo”.

Los componentes de la chirigota de Cascana con los que Eldiario.es ha contactado hasta la fecha han declinado hacer declaraciones. En cualquier caso, su paso por las tablas del Falla ya figura como uno de los hitos del Carnaval 2020, y seguirá dando que hablar si logran eludir el temido cajonazo y pasan a Semifinales.