De la alfombra roja a una fosa común: así fue el triste final del ‘San Valentín’ del cine español
El de Jorge Rigaud (Buenos Aires, 1905 - Leganés, 1984) no es el único caso de estrella olvidada del cine español, pero su caso es paradigmático en muchos sentidos: pasó de lo más alto de la popularidad, especialmente tras encarnar a San Valentín en la pantalla grande, al olvido, la muerte en el anonimato y la tumba sin nombre. Ahora, el documental Osario Norte, dirigido por el gaditano José Manuel Serrano Cueto, trata de restituir su figura al lugar que merece, al tiempo que llama la atención sobre la fugacidad del éxito y el modo en que la industria y el público abandonan a sus ídolos.
Todo empezó cuando otro actor amigo de Serrano Cueto, Aldo Sambrell, veterano de los spaghetti westerns, le habló de Rigaud y su triste final. “Me contó que había muerto como un vagabundo en la Gran Vía, y que había sido enterrado en la ciudad en la que yo vivía y vivo aún, Leganés”, recuerda el cineasta.
“Decidí acercarme un día al cementerio para ponerle unas flores, pero no logré dar con su tumba. Al preguntar, me contaron que a los diez años de su enterramiento había sido exhumado, y sus restos arrojados en una bolsa en una de las dos fosas comunes del cementerio, en concreto en el Osario Norte que da título a nuestro documental”.
La curiosidad del gaditano le llevó a indagar más en la vida de un actor nacido en Argentina, cuya madre francesa se lo lleva a Europa al fallecer tempranamente su padre. En Francia se convertirá en una estrella de cine desde niño, trabajará en varios países europeos y en Hollywood, y se pondrá a las órdenes de directores como Max Ophuls o René Clair. El estallido de la II Guerra Mundial lo lleva de vuelta a Argentina, donde continúa una meteórica carrera en los últimos años 40 y primeros 50, y desde allí salta a España.
De los taquillazos al declive
Aquí encarnará el papel de San Valentín en el filme El día de los enamorados (1959), de Fernando Palacios, así como en su secuela Vuelve San Valentín (1962), que le harán enormemente popular. Sin embargo, para Serrano Cueto “este trabajo no fue quizá tan bueno para su carrera, porque tampoco eran películas de mucha calidad. Antes había hecho thrillers como Un vaso de whisky (1958) o Los cuervos (1961), y más tarde taquillazos como Marisol rumbo a Rio (1963), pero lo cierto es que con frecuencia se veía involucrado en producciones de bajo nivel. Aunque compartió créditos con Kirk Douglas o Burt Lancaster en Al volver a la vida, o con Rita Hayworth y Rex Harrison en Último chantaje, se fue perdiendo en subproductos. Él decía que era un trabajador y aceptaba todo tipo de papeles”.
Aunque cada vez haría papeles más escasos, Rigaud gozaba de un buen nombre en la industria cinematográfica cuando comenzó su declive personal. El fallecimiento de su esposa, su compañera de toda la vida, lo sumió en una profunda tristeza. Las cosas empiezan a ponérsele cuesta abajo, sufre un atropello y es ingresado en un hospital, del que es dado de alta prematuramente. Poco tiempo después fallece.
No obstante, Serrano Cueto subraya que Osario Norte, pero hay algo más: Osario Norte, que cuenta con entrevistas a figuras como Pedro Casablanc, Paca Gabaldón, Eugenio Martín, Lone Fleming, Antonio Mayans, Juan Pando o Carlos Arévalo, “no es un documental biográfico al uso. Contamos la vida de Rigaud para que el espectador lo sitúe, pero también nos interesa hablar de la idea de éxito, y el modo en que hoy estás en la alfombra roja y mañana en la oscuridad de una fosa”.
Estrellas con la nevera vacía
“Los espectadores nos olvidamos en general de la gente que nos lo ha hecho pasar bien, pero dentro de la profesión hay también mucho olvido”, prosigue el director. “Habrá gente que baje la cabeza al ver el documental. De hecho, el pasado día 2 hicimos un pase privado en Madrid con 40 compañeros de la profesión, y al terminar nos decían que les daba un poco de vergüenza que pasaran esas cosas. Pero lo cierto es que Jorge Rigaud no fue el único al que le pasó”.
Otra de las subtramas de este filme, que esta semana tiene tres pases en Cádiz y llegará a los cines en septiembre “sin ningún tipo de ayuda pública”, subraya Serrano Cueto, es el hasta la fecha infructuoso intento del director de conseguir que el Ayuntamiento de Leganés ponga una placa en la calle en que vivió Jorge Rigaud, “que causalmente se llama calle Cádiz”, apunta. “Aún no lo he logrado, pero seguiré insistiendo. Cuando empecé a dar forma a esta idea, nadie sabía que Jorge Rigaud vivía allí”.
Osario Norte quiere también poner el foco “en la situación de las personas mayores, qué pasa con las personas que están solas. Solo tenemos que ver lo que ha ocurrido en la pandemia, y cómo se ha tratado a las personas mayores en algunas comunidades”.
Serrano Cueto, quien se confiesa atraído por “los perdedores” del mundo del séptimo arte, asevera que “esta es una profesión muy olvidadiza. Todo es fachada. A veces el espectador está asistiendo a un photocall y no sabe que la gente que desfila por ahí a menudo llega a su casa, abre la nevera y no tiene nada para comer. Los ves actuando no delante de la cámara, sino delante de ti, fingiendo que están bien, y luego resulta que lo único que han comido ese día es lo que le han puesto en el catering de un rodaje”.
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