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La película de Assassin's Creed da un salto de fe en Sevilla

Mientras subes los peldaños de la torre, recuerdas todos los que lo han hecho antes que tú. Piensas en Edward, en Connor, en Altaïr... y en Ezio, sobre todo, en Ezio Auditore. A nuestros mandos, los has hecho saltar de los lugares más imposibles: desde la catedral de Notre Dame a el Big Ben, pasando por fortalezas del Caribe o la florentina Torre del Campanile.

Quedan pocos peldaños para saltar al vacío. A tu mente llega el último en incorporarse a la saga: Aguilar. Su salto será, con toda seguridad el más espectacular de la historia de la saga de videojuegos de Assassin's Creed: será 'real' y desde la mismísima Giralda de Sevilla. 

Frente a ti ya solo queda el vacío y un logotipo inmenso de Assassin's Creed, la película. Estás en Sevilla, en la Plaza de Pilatos. Al contrario que el personaje interpretado por Michael Fassbender, tu Sevilla es la del siglo XXI. Decenas de personas te miran, mientras te dan las instrucciones. Te cercioras. Repites mentalmente las instrucciones. Miras al vacío... y saltas.

Son 'solo' ocho metros, pero mientras caes rememoras el estilazo del especialista Damien Walters que, desde Almería, consiguió hacer un salto de fe en toda regla: lanzarse desde 38 metros de altura con los brazos en cruz y girarse sobre sí mismo en el último momento para caer de espaldas. Toda una proeza, que se te antoja todavía mayor cuando caes en perpendicular sobre la inmensa colchoneta de aire y sientes una inmediata molestia muscular. Lo peor es el ruido: como si literalmente te hubieras estampado contra el suelo y no quedara nada de ti.

Los aplausos resuenan en la plaza de Pilatos. A pesar de tu falta de estilo, has sobrevivido a la gran prueba de este encuentro con la prensa internacional para presentarle al resto del mundo el estreno de Assassin's Creed a finales de diciembre. Ha habido peleas de espadas, parkour sobre los tejados del Archivo de Indias o la Casa Pilatos y, por supuesto, saltos... muchos saltos. Todo ello bajo las instrucciones de especialistas, como los treinta que realizaron todo tipo de piruetas, saltos y locuras en los escenarios de Sevilla, Almería y, sobre todo, Malta.

La ciudad de Sevilla acoge a dos de los malos malísimos de la película: Torquemada, el inquisidor general, y su lugarteniente, interpretados para este superproducción por los mismísimos Javier Gutiérrez (Águila Roja, La Isla Mínima) y el exboxeador Hovik Keuchkerian (Hispania, Alacrán enamorado).

La distribuidora, en un alarde de imaginación, ha transformado uno de los edificios más modernos de Sevilla en el cuartel general de Abstergo, la empresa tecnológica que en los videojuegos y la película es capaz de trasladar a los protagonistas a otra época mediante un complicado alambique tecnológico: el Jerusalén de las Cruzadas, la Venecia del Renacimiento, la América de la Guerra de la Independencia, el Caribe más pirata, el París de la Revolución Francesa o el Londres victoriano.

Con el reputado Justin Kurzel (Macbeth, Premio del Jurado en Cannes), la saga se hace de carne y juego en la Sevilla de la Inquisición. Una ciudad donde los autos de fe y la quema de decenas y decenas de personas en el Prado de Sebastián dejaban un hedor en el ambiente durante días, según las crónicas de la época.

En una ambiente y un periodo histórico más aséptico, los periodistas tienen la oportunidad de ver dos potentes fragmentos de la película y charlar con Javier Gutiérrez y Hovik Keuchkerian. Aunque del adelanto no se puede desvelar nada (bajo pena de excomunión cinematográfica), los trailers ya dejan claro cuál va a ser el tono de la película: acción a raudales con un trasfondo histórico del que los españoles seguimos avergonzándonos (con razón).

Javier Gutiérrez reconoce que hacer de inquisidor general ha sido todo un “privilegio”. “He trabajado con Justin (Kurzel) para huir de los estereotipos. Cada día me pedía que trabajase de una manera diferente el personaje: un día era un telepredicador americano, otro me pedía que viese discursos de Hitler y Mussolini, otro era un cómico del Club de la Comedia. Era muy divertido trabajar y ensayar con Justin. Luego me pidió encarecidamente que fuese al Museo del Prado a empaparme bien de las pinturas negras de Goya. Este Torquemada es muy particular y parte de la visión y la idea que tenía el director y que fuimos trabajando poco a poco”.

“Independientemente de que Assassin´s Creed sea un videojuego mundialmente famoso, si lo llevas a la simplicidad es un tipo que viaja al pasado y que lucha en la sombra para buscar la luz”, explica Keuchkerian de manera pedagógica: todos los protagonistas de los videojuegos (y el de la película) forman parte de la bienintencionada logia de los asesinos, que lucha contra los templarios, para que estos no instauren su imperio tenebroso. 

“Es una película de aventura y acción. Es muy oscura y el mejor director para esta oscuridad es Justin Kurzel, como se ve en sus dos películas anteriores, Macbeth y Snowtown, que es todo un universo demasiado oscuro y negro”, añade Gutiérrez.

¿Conseguirá Fassbender liberar a la España del siglo XXI de las oscuras artes templarias? Habrá que esperar hasta el 23 de diciembre para averiguarlo.