Del cine filosófico al comprometido: el Seff anuncia el palmarés de su edición más sufrida

Alejandro Luque

Sevilla —
14 de noviembre de 2020 13:37 h

0

Lo dijo Luis López Carrasco, director de El año del descubrimiento, al agradecer el Gran Premio del Jurado en la Sección Oficial del Festival de Cine Europeo de Sevilla (Seff): “Los festivales son muy importantes para mantener la diversidad”, y más en un año como el presente, en el que, sin estos eventos, el cine menos comercial habría pasado casi a la irrelevancia.

Pues bien, diversidad fue lo que hubo en el palmarés anunciado este sábado en rueda de prensa virtual, siguiendo los preceptos de la cultura segura. Entre los galardonados, varios títulos destacados:  Malmkrog, del rumano Cristi Puiu, Giraldillo de Oro a la mejor Película y premio Mejor guion; Ondina, del alemán Christian Petzold, la película que inauguró el Festival hace una semana, obtuvo el reconocimiento a la Mejor dirección y el Mejor montaje; y 200 meters, del palestino Ameen Nayfeh, el Gran Premio del Público Festival de Sevilla a la Mejor película de la sección Historias Extraordinarias.

Filmes casi antagónicos en su concepto: Malmkrog, que obtuvo el premio al Mejor Director de la nueva sección de la Berlinale, Encounters, recrea una cena de aristócratas inspirada en los textos del filósofo ruso Vladimir Solovyov; Ondina bebe de la mitología nórdica, mientras que el joven Nayfeh se adscribe en 200 meters al cine comprometido con la situación que vive Palestina bajo las abusivas y a menudo crueles imposiciones del Gobierno israelí.    

Hasta Rusia viajó otro Gran Premio del Público, el de la Selección EFA: en concreto, para una historia tan original como la que relata el director Vadim Perelman en El profesor de persa, donde un prisionero judío se hace pasar por persa, y debe inventarse todo un idioma cuando un soldado nazi le pide que se lo enseñe.   

Por su parte, el premio a la Mejor película de Las Nuevas Olas No Ficción Ex Aequo fue repartido ex aequo entre Petite Fille, del francés Sébastien Lifshitz, sobre el muy actual tema de la disforia sexual en menores, y Nueve Sevillas, de Gonzalo García Pelayo y Pedro G. Romero, retrato de la capital hispalense con sus identidades y sus tópicos y su no escasa autocomplacencia.

Asimismo, el premio a la mejor película de Panorama Andaluz fue para Ojalá mañana, de Ignacio G. Merlo, cinta protagonizada por Olaia, quien trabaja como limpiadora mientras prepara una audición para el papel protagonista de una obra de teatro; y su marido Sebas, que regenta la portería del edificio donde viven, y ha de ocuparse de la hija de ambos, Lola, y de la casa.

El premio Especial a la Mejor dirección de la película española que tenga su estreno nacional o mundial en el Festival de Sevilla para Nación, de Margarita Ledo, quien también conectó en directo para agradecer el galardón y defender un “cine feminista” y atento a la memoria. Nación era definida por la propia directora como “”una película que trata de lo mucho que tardamos las mujeres en tener derechos, no sólo en votar sino en acceder al trabajo asalariado y a la posibilidad de ser independientes. En resumen, lo mucho que nos costó ser Nación“.

Más galardones: el premio Especial a la mejor dirección de primer o segundo largometraje europeo fue para Um fio de baba escarlate, de Carlos Conceição. El premio a la Mejor película de Revoluciones Permanentes, para Time of Moulting, de Sabrina Mertens, con Mención especial de Revoluciones Permanentes para Los inocentes, de Guillermo Benet.

El cine griego nunca deja indiferente en el Seff, y este año el premio a la Mejor película de la sección Las Nuevas Olas fue para Apples, de Christos Nikou, una producción de esa poética (y ética) a lo Lanthymos que ha acabado haciendo escuela. Hubo también un Premio especial Las Nuevas Olas para Conference, de Ivan I. Tverdovskiy; y un Reconocimiento a la dirección Las Nuevas Olas para Pa'trás, ni pa'tomar impulso, de Lupe Pérez García. El premio a la Mejor actriz se quedó en casa, cayendo en manos de Petra Martínez, por La vida era eso.

Una de las grandes favoritas de esta edición, Gagarine de Fanny Liatard y Jérémy Trouilh, tuvo que conformarse con el Premio al Mejor actor para Alsény Bathily, mientras que otro clásico del Seff, el italiano Gianfranco Rossi, hizo lo propio con el Premio a la dirección de fotografía por su Notturno.

“Objetivo conseguido”

Concluía así la edición más sufrida del certamen hispalense, que arroja un balance más que positivo por lo que tuvo de apuesta valiente en medio de la tempestad de la pandemia. Así lo reconoció el alcalde de la ciudad, Juan Espadas, para quien este era “un día feliz”, en el que “la frase es ‘objetivo conseguido’ y ‘gracias’. Que no tuviéramos un año en blanco es algo muy importante, porque consolidar un festival como este ha sido labor de muchos años y muchas personas. Hemos sido capaces de adaptarnos a las circunstancias, y el año que viene recuperaremos la ilusión por vivir, en la que el cine siempre es un buen compañero”.

El director del Seff, José Luis Cienfuegos, tuvo palabras de agradecimiento para las instituciones que “desde abril, en lo peor de la pandemia” apostaron por seguir adelante. “No habríamos llegado hasta aquí sin vuestro apoyo. Cuando hay que decirlo, hay que decirlo: habéis estado ahí”, apostilló.