Festival de Cine de Huelva
'Perejil', la palabra que guio al dictador Trujillo para matar a miles de haitianos
En el mes de octubre de 1937, miles de personas murieron asesinadas en República Dominicana por el mero hecho de ser haitianas. Fue una serie de asesinatos en masa que han pasado a la triste historia del país como ‘La masacre de perejil’. Las muertes de todo haitiano que los soldados encontrasen fue ordenada por el dictador Rafael Trujillo, que se cebó sobre todo en las fincas agrícolas ubicadas en la frontera entre los dos países.
Nunca se supo cuánta gente murió víctima de decapitaciones, fusilamientos o incendios en viviendas. Hombres, mujeres, y niños fueron cayendo día tras día. Fueron 12.168 según el presidente haitiano, Élie Lescot, en 1953: 12.136 por el cálculo del historiador haitiano Jean Price-Mars, o 17.000 por el cálculo en 1975 de Joaquín Balaguer, que era ministro de Relaciones Exteriores interino dominicano en el momento de la masacre y luego se convirtió en presidente. Su compatriota e historiador Bernardo Vega eleva la cifra a 35.000. La premisa de los asesinos, además, era no enterrar ni quemar los cadáveres, para que sirvieron de alimento a las alimañas.
En ese contexto de terror, muchas familias no solo hatianas sino con parejas “mixtas” vivían cerca de la frontera haitiana. Una de ellas podría ser el matrimonio formado por Marie y Frank, una haitiana y un dominicano que protagonizan ‘Perejil’, película de José María Cabral que este fin de semana, en su estreno en el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, puso al público en pie durante varios minutos al terminar su estreno en España.
La palabra maldita
El nombre elegido para la cinta no es baladí. Los soldados de Trujillo mataban indiscriminadamente a todo aquel que identificaran como haitiano en su camino, y ante la duda de su origen les hacían pronunciar la palabra en cuestión, ya que la lengua créole hablada por los haitianos no consideraba la pronunciación suave de la letra “R”. Pronunciar mal esa palabra suponía la muerte instantánea.
En la cinta, Marie espera su primer hijo, y a pesar de las crecientes tensiones raciales en el área, intentan vivir una vida pacífica. Pero una noche, unos gritos distantes y un incendio la despiertan en medio de la noche y Frank sale corriendo a investigar. Desde ese momento, toda la película sigue a Marie en su lucha por sobrevivir al menos el tiempo suficiente para dar a luz.
“Un trabajo que ha valido la pena”
Muchas de las personas que estaban en el Gran Teatro de Huelva viendo el estreno de la película no podían dejar de pensar que, en ese mismo año 1937, la Guerra Civil mataba a miles de personas en España. “Queipo de Llano se quedó corto”, decía una mujer a la salida de la sala, justo antes de depositar la papeleta del voto del público.
Antes, el director y el actor Ramón Emilio Candelario tuvieron que salir a saludar desde el escenario del teatro, intentando aguantar la emoción ante un teatro lleno reconociendo su trabajo.
“Un papel así hace que uno se dé cuenta de que el trabajo que ha hecho vale la pena”, explicaba Candelario (Frank en la película) tras trabajar en una historia con la que se identifica, ha dicho, la gente en España, porque en esos mismos años se vivían al mismo tiempo “dos de las dictaduras más feas que se han conocido”.
“Conocía el suceso histórico y cuando me dieron este proyecto vi que era algo impresionante”, señalaba el actor, que no duda en ratificar que se trata de “uno de esos papeles que te cambia la percepción de la vida”.
“Era todo un reto rodar esta película”
José María Cabral ha ubicado al público en una acción que se desarrolla durante la misma noche. La cinta termina al amanecer, y todo mediante un rodaje que “era todo un reto porque todo pasaba en una noche, y había escenas que requerían de mucha preparación, con muchas personas, que eran bastante épicas”, y todo, en un contexto que ha generado incluso algunas reacciones curiosas, porque “la gente me pregunta cómo fue el casting para encontrar a una actriz embarazada, y les tengo que decir que no lo estaba en realidad”, asegura Cyndie Lundy.
La película opta al Colón de Oro del Festival de Huelva, y supone un nuevo trabajo de un director, guionista y productor de cine dominicano que comenzó a hacer películas cuando tenía 16 años, y que ya su primer largometraje, Jaque mate (2011), fue seleccionado como la entrada dominicana al Oscar a la Mejor Película en Lengua Extranjera en la 85 edición de los Premios de la Academia.
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