Toros, Semana Santa y flamenco: el cine da otra vuelta de tuerca a los tópicos andaluces

Alejandro Luque

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Los tópicos andaluces, que han sido también la iconografía exterior de España, no parecen fácilmente marchitables. Toros, Semana Santa y flamenco no solo siguen atrayendo al turismo masivo junto a la paella y la sangría, sino que también son objeto de interés por parte de los creadores de hoy… dándoles, claro está, otra vuelta de tuerca. Así queda de manifiesto en la sección Panorama Andaluz del Festival de Cine Europeo de Sevilla, en el que este año hay programados varios documentales que indagan en la Andalucía profunda con una mirada nueva.  

Eso ha intentado el gaditano Hilario Abad con Parasceve, retrato de una Semana Santa, su segundo largometraje tras el aplaudido Llega la noche. “Siempre he tenido interés en mostrar cosas de mi realidad inmediata, y la Semana Santa es una de ellas”, comenta. “En ella hay una tradición y un bagaje estético muy definido, pero yo he intentado trasladar mi experiencia directa, una visión personal. Creo que el resultado es una película muy urbana: la Semana Santa como algo colectivo, donde confluye gente muy distinta que genera una energía capaz de mover a toda la ciudad”.

Con el foco puesto en la capital hispalense, Abad cree que sortear los lugares comunes es posible siempre que evites “unas determinadas visiones que podríamos definir como oficiales o institucionales, que reducen el fenómeno. Yo prefiero pensar que la Semana Santa es patrimonio del pueblo, con sus componentes religiosos, estéticos, populares… Pero para ello hay que proyectar una mirada no icónica, y hacerlo de forma honesta. Una de las líneas que trabajamos, por ejemplo, es lo ligada que está la Semana Santa a la infancia y al juego, dando pie a una cultura muy colorida y familiar”.    

Devotos y disidentes

También se distancia de lo hecho hasta ahora en el ámbito de la Semana de Pasión la propuesta ¡Dolores, guapa! de Jesús Pascual, sevillano de Alcalá de Guadaíra. En su trabajo se reflejan las “nuevas identidades disidentes” que viven este fenómeno a su manera. “Las tradiciones siempre se han mirado desde una mirada hegemónica, y hace falta buscar nuevas perspectivas”, comenta. “La nuestra es desde fuera de la heteronorma. No es algo que hayamos inventado, ya existía, pero nos parecía importante dar voz a las personas que viven la Semana Santa desde ahí”.

En ¡Dolores, guapa!, Pascual despliega una gran variedad de perfiles, “desde quienes viven la Semana Santa de forma más ortodoxa, a los que se centran más en la estética, pasando por quienes vinculan a las dolorosas de Sevilla con los travestis televisivos o quienes cultivan devociones particulares en casa. Y la conclusión es que todo esto ocurre de manera casi estructural”, agrega.

“En Sevilla, y Andalucía en general, se sabe que esta realidad existe y se conoce. Pero muchos sectores conservadores y reaccionarios no están dispuestos a reconocer todas las dimensiones de la ciudad”, concluye Jesús Pascual. “El documental puede ser polémico porque solo enunciar esa realidad pica a mucha gente. Pero nuestro ánimo no es provocar: si alguien tiene miedo, es a lo que representa la película, y yo tengo en este sentido las cosas muy claras: las críticas a la película son bienvenidas, pero a que haya maricones en las cofradías, me parece algo anacrónico”.  

Ni dioses ni triunfadores

Nonio Parejo, veterano cineasta con más de un centenar de documentales en su haber, es hijo de un crítico flamenco de RNE, su padrino fue un torero, pero ninguno de estos antecedentes ha sido el estímulo para dirigir su última película, 6 toreros yankees 6. “Me alejé muy pronto de los toros, es un espectáculo que me aburría y me parecía desfasado. Hasta que encontré a una persona que rompía todos los estereotipos: Sidney Franklin, neoyorkino, judío y gay que en 1945 tomó la alternativa en Las Ventas”, explica.

A Parejo se le abrió entonces un mundo: el de los toreros estadounidenses que desde principios del siglo pasado se sintieron imantados por la Fiesta. “Todo empieza con la Ley seca, en los años 20 y 30. Quien tiene dinero y ganas de fiesta, se va a México, y allí encuentra toros y alcohol. Es una corriente que arrastra a Hemingway, que cambia su tono para escribir Muerte en la tarde. Y empieza a llegar un aluvión de gente desde Estados Unidos que quiere torear”.

El director ha planteado el tema desde la ficción de un profesor que viene a España a investigar qué atraía a estos aficionados. “Pero no hemos buscado dioses ni triunfadores, sino el retrato humano: preguntándonos quiénes son y por qué hacen lo que hacen. Nada de clichés pasados, arcaicos y moribundos. Aquí no hay sangre, ni de archivo. Y lo curioso es que a los taurinos que la han visto les gusta”.

Un personaje único

En un registro muy diferente, Curro Sánchez Varela se ocupa del torero por excelencia en su nuevo documental, Curro Romero, maestro del tiempo. Después de debutar brillantemente en la dirección con un trabajo dedicado a su padre, Paco de Lucía, la búsqueda, Sánchez Varela ha sabido ir más allá de la temática taurina centrándose en el protagonista y su filosofía de vida. “La primera palabra que asociamos a Curro es misterio. A todos los que nos hemos acercado a él nos ha costado mucho entrar en su universo, pero nadie duda del interés que puede tener uno de los toreros con más personalidad de los últimos 50 años”.

Para el director, el reto era precisamente “acceder al personaje desde la curiosidad, y dándole una vuelta a lo ya sabido sobre él. Canal Sur ya hace muchos contenidos de toros con una gran calidad. Nosotros queríamos trasladar al público a la mente de un personaje único e irrepetible”, asevera. “Creo que una clave del éxito del documental sobre Paco era precisamente que estaba concebido para un público que quisiera escuchar una historia profunda e inspiradora, con independencia de que le gustara o no el flamenco. Ahora, independientemente de que te gusten o no los toros, durante 90 minutos vas a estar viviendo una gran historia, reforzada por personajes como Joaquín Sabina y muchos otros”.   

Después de realizar documentales dedicados a figuras como Matilde Coral o Miguel Poveda, el onubense Paco Ortiz, autor del documental Bambino, algo salvaje, cree que “somos una generación que estamos haciendo un revisionismo de nuestros tópicos y de nuestras raíces. Yo hablo de flamenco porque soy andaluz, y no entendería que lo hiciera un gallego y nosotros no. Por otro lado, vengo de Huelva y aquí en Sevilla he descubierto personajes desde mi perspectiva. Así, damos el valor que hay que darle a algo que ha sido muy maltratado como el flamenco. Prácticamente hasta que llegó Carlos Saura, en España se mezclaban las cosas como en Misión imposible: Semana Santa, toros, flamenco... Ahora estamos haciendo documentales de estos temas como se merecen”.