Manuel H. Martín, director del Festival de Huelva: “Un festival permite ver cine en pantalla grande en el centro de la ciudad”
La voz de Manuel H. Martín (Huelva, 1980) trasluce la mezcla de ilusión y sentido de la responsabilidad que le inspira el comienzo, a una semana vista, de la 50ª edición del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva. “Es una edición muy especial y la vivimos con cierta tensión, porque no se cumplen 50 años todos los días”, afirma con una sonrisa. “Otros festivales han tenido parones y se han reanudado, pero el caso de Huelva es de medio siglo ininterrumpido. Hemos vivido épocas distintas, pero ahora, a pesar de todos los cambios que está experimentando la forma de ver el cine, sigue gozando de buena salud”.
Algo más de buena salud, a juzgar por la programación presentada esta semana, que incluirá 147 títulos, así como “una parrilla de actividades paralelas muy completa, con diversos conciertos, actividades de calle y otras convocatorias dirigidas a un público no tan cinéfilo como el habitual”. A ello hay que unir una nueva sección, Acento, dedicada al cine español de directores destacados; y una Sección Oficial con 13 estrenos nacionales escogidos entre lo mejor que se ha estrenado en las últimas ediciones de Sundance, Venecia, Locarno o Toronto.
Asimismo, se proyectará bajo el título Ventana cinéfila un ciclo especial de 50 títulos de la historia del Festival en colaboración con la plataforma Filmin, entre otros reclamos. Y entre los homenajeados de este año, José Coronado recibirá el premio Ciudad de Huelva, mientras que los premios Luz recaerán sobre Paz Vega, María León y Rubén Cortada.
Sin recetas mágicas
A la hora de precisar la relevancia de Huelva en el mapa nacional de festivales de cine, Martín no duda en subrayar que “en las ayudas del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA) somos el quinto mejor valorado, lo que es muy importante para nosotros”, afirma. “Huelva tiene un punto como festival popular que lo hace muy interesante. Es un festival cercano en todos los sentidos, tanto porque puedes ir a pie a todos los sitios, como por la posibilidad del público de acercarse a los cineastas e intercambiar impresiones con ellos. Aquí los Q&A [las ‘preguntas y respuestas’ a las personalidades invitadas] son en el hall del teatro. La gente comenta directamente a actores y directores si le ha gustado o no lo que han visto”.
¿Es esa cercanía el secreto para mantenerse durante medio siglo en el candelero? ¿Bastaría eso para que cualquier otro festival joven se asegurara una longevidad semejante? Manuel H. Martín tiene sus dudas: “No hay una receta mágica, pero quizá la clave de nuestra cita sea tener un público muy cinéfilo, muy defensor de lo que hacemos, que ha sabido proteger al festival en momentos delicados”, apunta.
Por otra parte, comenta que “los festivales no son entes independientes. A menudo se puede proyectar la imagen de algo cerrado para el sector, y no es así en absoluto. Hoy un festival es una oportunidad para que mucha gente vea cine en pantalla grande en el centro de la ciudad. Antes había muchas salas, pero ahora en Huelva, por ejemplo, no queda ninguna en el centro. Ha cambiado mucho todo. Por eso nos parece doblemente bonito que un festival sobreviva tantos años y goce de buena salud”.
Dimensión atlántica
Otro detalle significativo es la dimensión atlántica del festival, un factor que ha tenido en España momentos de auge rayano en la euforia, como en los años 90, pero que Huelva ha mantenido como seña de identidad, con tan solo algún ligero cambio de denominación. “La coproducción ha variado mucho con la globalización, hay mucho cine latinoamericano que se ha abierto al mercado y se ha expandido”.
“El que se hace al otro lado del océano siempre es un cine de interés para los festivales, suele funcionar bastante bien”, prosigue el director. “España sigue siendo un país importante para la coproducción, pero también se ha ido abriendo camino en Europa. Nosotros tuvimos el foro de coproducción pero disponíamos de poco presupuesto, de modo que no nos parecía lo bastante atractivo mantenerlo, habiendo otros festivales que cuentan con más recursos y cubren ese espectro muy bien. Lo que sí hemos mantenido son las actividades de industria: con República Dominicana, por ejemplo, firmamos un acuerdo que este año se traduce en tres proyectos”.
Cuando se le pregunta qué dos o tres citas cree imprescindibles en la programación de este 50º Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, es evidente que le cuesta elegir: “Sin duda será importante la gala inaugural, conducida por Miguel Ángel Muñoz, y en la que va a actuar Luz Casal y vamos a poder ver el filme Medio siglo de cine de Remedios Malvarez… Pero a partir de ahí, recomiendo disfrutar de todo el festival, porque entre cineastas andaluces, españoles e iberoamericanos, vamos a poder disponer de una buena calidad y variedad”.
Tal vez sea también demasiado pedirle que imagine dónde estará la cita dentro de otros 50 años, pero sí al menos que consulte la bola de cristal en torno al futuro del festival a corto y medio plazo. “Es un proyecto que ha demostrado tener solvencia y estar consolidado, pero el futuro dependerá de que tengamos estabilidad económica, y en estos tiempos sabemos que no es fácil asegurar eso. Huelva no es ajeno a la realidad, ha sufrido las circunstancias de estos años como cualquier ciudadano, pero tenemos buenas expectativas y por nosotros no va a quedar”.
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