Este es el quinto año que El Día de la Marmota inaugura la temporada andaluza de festivales de música. Será el primer fin de semana de febrero en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo de Sevilla. Es el festival más madrugador y uno de los que mayores simpatías despierta. Entre otros motivos por la gratuidad de los conciertos y porque se trata de un evento organizado para disfrutar en familia. “Que fuese un festival gratuito formaba parte del ADN original”, explica Rafael López, organizador del evento. “Queríamos un festival donde la gente no tuviera que decidir si podía pagarlo o no. El foco siempre ha estado puesto en otros conceptos”, principalmente la difusión de bandas emergentes andaluzas, mayoritariamente locales.
El Día de la Marmota se convierte así en un escaparate para que los nuevos valores de la música se den a conocer en igualdad de oportunidades porque en este festival no hay grandes cabezas de cartel que eclipsen al resto de participantes. Los protagonistas son bandas emergentes que en la mayoría de los casos aún tienen toda su carrera por delante.
En el cartel de esta edición figuran una veintena de bandas, la mayor parte de ellas de Sevilla. “Son dos caras de una misma moneda”, apunta López. “Por un lado músicos que hacen un nuevo sonido respecto al que estábamos acostumbrados en Sevilla”, como es el caso de Asociación de Vecinos o Astropálido “con su pop indie elegante”. Y por otro lado, las bandas que hacen “ese sonido históricamente sevillano”, el rock que deriva de Silvio y entronca con Pájaro, “de cuando la Alameda –una zona de ambiente bohemio ubicada en el centro de la ciudad - no era un sitio de moda sino una plaza de albero y prostitución”, apostilla el organizador. Ejemplos de ese rock son Izquierdo y los Acoples y Analógicos. Y junto a las bandas sevillanas, varias aportaciones foráneas. Por primera vez, el festival cuenta con un grupo portugués, Vaiapraia e as Rainhas do Baile, con una “propuesta rompedora”, los barceloneses Electronikboy con un “electro pop muy petardo”, los gaditanos Turmalina y desde Madrid, Yogures de Coco y Ganges, estos últimos una apuesta personal de los organizadores y que, por primera vez, ofrecerán concierto los dos días como metáfora de aquello que se repite una y otra vez.
Lo cierto es que más de 20.000 personas han pasado por las praderas del antiguo Monasterio de la Cartuja durante las últimas cuatro ediciones del festival El Día de la Marmota. Y los organizadores cuentan con que muchos de esos visitantes vuelvan este año, como Bill Murray en la película “Atrapado en el tiempo”. “Hemos conseguido conectar con el imaginario pop sobre el concepto del día de la marmota”, aseguran, una fiesta folclórica que los granjeros de Pensilvania (Estados Unidos) celebran el 2 de febrero cuando la marmota Phil sale de hibernar. Según la creencia, si al salir de su madriguera el animal no ve su sombra y abandona el escondrijo significará que el invierno terminará pronto. Si la ve y se mete de nuevo en su guarida, el invierno durará seis semanas más. “El nombre de nuestro festival es un homenaje a esta fiesta estadounidense, a nuestro interés por compartir una tradición tan pop y también a algo que se repite ininterrumpidamente, como son las actuaciones musicales durante dos jornadas”, comentan los responsables del Día de la Marmota. El festival cuenta con dos escenarios y una veintena de conciertos que se suceden ininterrumpidamente durante el fin de semana.
Si el tiempo lo permite las primeras notas comenzarán a sonar a las doce del mediodía del sábado y se mantendrán saltando de un escenario a otro hasta las ocho y media de la noche. La clausura será el domingo por la noche. “Ya que no podemos ir a Pensilvania, celebrémoslo aquí con música y un ambiente guay”, proclaman los organizadores que han hecho un llamamiento público para que los asistentes acudan ataviados con sombreros de copa, grandes bigotes y ropa como la que visten los protagonistas de la película Atrapado en el tiempo.