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El día en que Karpov revolucionó el ajedrez gaditano

Alejandro Luque

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Jesús M. Seoane es catedrático de Física de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, pero el ajedrez, Cádiz y su carnaval son sus pasiones de siempre. “Empecé a aprender desde muy niño el movimiento de las piezas”, recuerda. “Un buen día me enteré de que mi tío, Juan Sepúlveda, uno de los mejores jugadores de la provincia en aquel entonces, había jugado contra Anatoli Karpov en Cádiz. Cuando me metí más a fondo en el ajedrez y me dediqué a competir, fui conociendo a todos los que jugaron contra el campeón del mundo en aquella ocasión. Por curiosidad, empecé a recopilar información a través de los protagonistas de aquel evento, y empecé a descubrir cosas apasionantes”.

Seoane escribió primero un artículo sobre el tema, “a modo de relato basado en hechos reales, para el sitio web de mi gran amigo Fernando Braga”, explica. Enseguida, el rector de la Universidad de Cádiz, Eduardo González Mazo, le animó a ampliarlo. Así lo hizo durante el parón del confinamiento, añadiendo colaboraciones de diversos protagonistas de aquel evento. El resultado de ese esfuerzo es Karpov… ¡en Cádiz! (Editorial UCA), una crónica de aquel hito que quiere también plasmar las peculiaridades de un momento muy concreto del siglo XX para España y el mundo.

“Un antes y un después”

Corría finales de enero del año 1981, cuando Anatoli Karpov acudió al célebre torneo de Linares, en Jaén. Era la primera vez que esta cita contaba con la presencia de un campeón del mundo, que acabó venciendo en esta edición en la que también participó un excampeón mundial, el colosal Boris Spassky. Aprovechando su paso por Andalucía, se invitó a Karpov a jugar una partida simultánea el 2 de febrero en el Hotel Los Lebreros de Sevilla. Y el 4 de febrero, a petición, fundamentalmente, de los tíos de Seoane, Juan Sepúlveda y Lucio Martínez de Salazar, junto al Presidente de la Federación Gaditana de Ajedrez, Manuel Seris-Granier y la directiva de la Peña Ajedrecista Gaditana, hacía lo propio en Cádiz, en concreto en la sede de la Caja de Ahorros de Ronda que existía en la Avenida Andalucía, esquina con San José.

Años antes, concretamente en 1971, había pasado por Sevilla el mítico campeón Bobby Fischer, y esta visita había sido un revulsivo para el ajedrez en la capital hispalense. “La ciudad logró reunir a un compendio de jugadores buenísimos, incluyendo figuras nacionales, y se convirtió en un foco de atracción potente para los aficionados. Diez años después, en Cádiz, el revulsivo fue similar a lo que ocurrió en Sevilla entonces. No es que salieran jugadores por doquier, pero sin duda Karpov marcó un antes y un después”. 

“Para los jugadores de élite, las simultáneas son una actividad de sumo interés, pues les sirven para ensayar y preparar aperturas, defensas, análisis caseros, y hacerlo de manera sigilosa”, apunta Seoane. “Uno de mis compañeros de equipo fue uno de los que hizo tablas contra Karpov en Cádiz, concretamente Manuel Seris-Granier González. Jugó de nuevo con Karpov años después y comprobó que el campeón había hecho una jugada poco convencional que le dejó sorprendido, y poco meses después comprobaba que la misma estrategia la repitió contra Kasparov en el match por el campeonato del mundo que tuvo lugar en Moscú”. 

Hasta entonces, los aficionados tenían en su memoria la visita a Cádiz, en 1975, de Arturo Pomar, el primer gran maestro español y uno de los mejores jugadores nacionales de todos los tiempos. Pero lo de Karpov ya entraba en el terreno de la fantasía, “era como un sueño cumplido”, según le comentan al catedrático los protagonistas de la simultánea. Las fotografías reflejan una Caja de Ahorros de Ronda llena hasta la bandera, en medio de un clima de excitación desconocido hasta la fecha.

En plena guerra fría

Para el autor, el recuerdo de aquella partida es una magnífica excusa para hablar de ese momento clave en el contexto político y social gaditano, andaluz y español. Eran las vísperas de los carnavales, había una intentona golpista en marcha, todo estaba sumido en una situación “convulsa y gris” que Seoane vivió desde su mirada infantil. “He querido que no fuera solo una historia sobre ajedrez, sino que contuviera todo lo que lo rodeaba”, afirma.

Para el propio Karpov, como para los soviéticos en general, era también un momento delicado. En plena guerra fría, el campeón iba a todas partes “escoltado por sus guardaespaldas, lo seguían detrás hasta para ir al baño. Y vigilaban mucho que estuviera siempre acompañado”.   

“No es una figura inalcanzable, ese soldado soviético duro y gélido”, comenta por su parte el maestro Fernando Braga, “sino un compañero de torneo más, diferente lógicamente, pero mucho más cercano de lo que los medios hacían pensar. Es una persona afable y de gran respeto por todos los colegas”.

El volumen de la editorial UCA incluye algunas de las partidas comentadas, junto a un poema conmemorativo, una historia del ajedrez en Cádiz o un breve ensayo sobre qué es una simultánea, así como un problema planteado por un compositor de problemas israelí, Yochanan Afek, expresamente dedicado a la ciudad de Cádiz. Asimismo, y puesto que el autor carnavalesco Paco Rosado, ya fallecido, estuvo presente en la cita de Karpov como aficionado al ajedrez, al final se reproduce un pasodoble evocativo de la misma con la música de la chirigota Los cruzados mágicos, su gran éxito del año siguiente.  El autor del libro, al describir la situación de su tierra en dicha época muy cercana a los Carnavales, resalta versos de algunas de sus coplas de la infancia de los “grandes poetas de la libertad” como son Antonio Martín y Pedro Romero, enfatizando su pasión por la obra magna del primero, Charlatanes de feria, su preferida y la de su padre.

Y como guinda, un breve saludo del propio Karpov. “No ha sido fácil contactar con él, pero uno de sus representantes en España, concretamente, mi buen amigo Alfonso Romero, Gran Maestro y excampeón de España, me dijo que no me preocupara, y cuando en septiembre de 2021 visitó Barcelona y Vigo, pude tener una entrevista telefónica con él para hablarle del proyecto y pedirle esas palabras que con mucho gustó el astro ruso tuvo la gentileza de firmar”, apunta Seoane.    

La del 81 no fue la única visita de Karpov a Andalucía. En el año 85, el campeón vigente acudió a la localidad gaditana de Barbate, y realizó una visita de cortesía a la redacción del Diario de Cádiz. Dos años después, se disputaba en Sevilla el legendario campeonato del mundo entre Karpov y Kasparov a 24 partidas, y la ciudad recibió la visita de varios campeones del mundo atraídos por el choque de gigantes.

Pero aquellas simultáneas de 1981 tuvieron una importante influencia en el ajedrez de todos los gaditanos y sevillanos. José Luis Navarrete, uno de los jugadores que hicieron tablas con el campeón del mundo, profesor de Física y Química, recuerda la amabilidad con que el campeón lo trató, y cómo “se tiró dos años saludándome cuando me cruzaba con él por los pasillos de Linares y Dos Hermanas”.

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