Nueve artistas andaluzas, todas distintas en estilo y todas unidas en los motivos que las llevaron a sintonizar sus pinceles, telas, lápices y pinturas para crear Onna-Bugeisha, una exposición que rescata a través de nueve obras la figura de estas escasamente conocidas mujeres samuráis.
El objetivo es dar luz a esta estirpe de guerreras, mostrando una imagen de las mujeres fuerte e influyente más allá de los estereotipos que las vinculan son idearios de sumisión o debilidad, sustentos base de la violencia de género. Y también, con el principio y fin de denunciar la escasa presencia de las mujeres en los cirucitos del mercado artístico.
Tras un fugaz paso por la Sevilla copada por el IV Centenario de Murillo, la exposición itinerante comisariada por las artistas Inma Otero y Ana Campos vuelve, en esta ocasión en el Centro Cultural Iglesia de Santa Catalina en Conil (Cádiz), en el marco del festival Entre Almadrabas, donde permanecerá abierta al público hasta el 10 de junio.
Onna-bugeisha, maestra de las artes marciales
Onna-bugeisha
“Maestra de las artes marciales” es la traducción literal del término onna-bugeisha. La Emperatriz Jingu, Tomoe Gozen, Nakano Takeko y Hojo Masako son las exponentes más características de esta estirpe de guerreras creadas en los periodos Heian y Kamamura en el Japón feudal. “En esta exposición hemos querido hacer homenaje a la onna-bugeisha y a su variante kunoichi por ser éstas un icono femenino que representa a una mujer fuerte e influyente dentro de una sociedad que tenía relegada a esta parte de la población a roles domésticos y menores”, exponen las ilustradoras andaluzas que realizan su labor desde Sevilla.
Las onna-bugeisha surgieron como figura imprescindible para mantener la defensa de las ciudades en tiempos de guerra, siendo éstas entrenadas desde su nacimiento en las artes marciales y en el uso de armas de largo alcance como la naginata, para hacer frente a los ataques que pudieran sufrir los feudos durante los periodos bélicos, mientras sus equivalentes masculinos marchaban en contienda.
Aunque éste fue su cometido principal y la defensa de los núcleos de población en el Japón feudal resultaba fundamental dentro de la estrategia militar, las mujeres samurái también han sido una parte esencial de la lucha en el campo de batalla (hasta una cuarta parte de los ejércitos y con variantes como las kunoichis, espías y sicarias del s. XVI) o la vida política, dependiendo del periodo histórico en el que se encontraran y de la propia posición de la onna-bugeisha dentro de su contexto, pues solían ser hijas y esposas de samuráis que ocupaban cargos de diferentes relevancia en las estructuras jerárquicas.
Estas maestras marciales aparecen en la muestra representadas de diversas formas, cada una contando cuál es la esencial y el estilo de sus propias autoras. Todas las ilustraciones destilan maestría pictórica, algunas se inclinan por representar la fuerza y la serenidad, otras la ternura o la picaresca, unas muestran la complejidad y lo abstracto, otras cuentan los sueños de sus protagonistas, también la sabiduría y el equilibro que nacen de una construida paz interior, seguramente después de más de una tormenta.
Con sus armas de guerreras, todas pretenden hablar del símbolo que representan las onna bugueisha, como “un modelo de figura femenina influyente en su entorno social, dotada de fortaleza física, capaz de protegerse a sí misma y a su comunidad dentro de un entorno hostil, en un contexto como la Andalucía contemporánea donde la violencia de género y otras problemáticas de discriminación a la mujer son algo cotidiano”, señalan las autoras.
Con la muestra hacen “un llamamiento a la autodeterminación y la fortaleza de cada mujer ante las situaciones de desigualdad que aún hoy sufre la población femenina”, a sabiendas de que el camino de la lucha para la erradicación de la violencia de género no pasa porque las mujeres aprendan a ser valientes, sino a que sean, sencillamente sean, libres.
Escasa presencia de mujeres
Inma Otero, Ana Langeheldt, Inma Serrano, Ana Campos, Celia Burgos, Rosa de Trías, Cristina Martos, Lourdes Bermejo y Rocío Conesa son las artistas que han promovido esta exposición. Una selección solo de autoras a fin de “denunciar la escasa presencia de mujeres en los circuitos del mercado artístico, donde se tiene una participación que apenas llega al 5% del total, mientras que en las escuelas y facultades de Bellas Artes, la matriculación de mujeres supone casi el 70% del alumnado”, inciden. “Con esta pequeña selección damos una muestra de la gran calidad gráfica y plástica que queda silenciada mediante el descarte en las ferias de arte contemporáneo a nivel nacional”.
Onna Bugeisha es, en definitiva una invitación a la reflexión y a la acción, reivindicando “la presencia y la fortaleza de la población femenina en todos los ámbitos sociales, reclamando su protección desde la capacidad propia que debe proporcionarle un cambio en la educación en valores, tanto por su bien como para el del sistema social”.