El Festival de Cine Europeo (Seff) decidió este año reconocer con el Premio Ciudad de Sevilla la trayectoria de la actriz y cantante francesa Jeanne Balibar (París, 1968), uno de los rostros de referencia del cine de autor en el país galo.
Hija del filósofo Étienne Balibar y de la física Françoise Balibar, dice no haber tenido demasiada influencia de sus padres en su carrera artística. “Cuando era niña, cosía mucho con mi madre, hacíamos vestidos. Mi madre me enseñaba a hacerlo de un modo muy matemático, usaba mucho las matemáticas para cortar los patrones, etc. Eso me ha ayudado mucho, pero la Física no. Y respecto a la Filosofía… A lo mejor me ha influido en el sentido de que, cuando me gusta una película o una obra de teatro, me gusta cuando tiene algo filosófico. Eso no significa que tenga que ser nada complicado, pero si no hay un sentido filosófico en la película o la obra de teatro, no me interesa. Pero eso es todo, creo”, comenta.
Balibar, que ha trabajado con grandes del celuloide francés contemporáneo, desde Assayas a Rivette, pasando por Desplechin, Honoré o Biette, también fue protagonista de un espléndido filme de Pedro Costa, quien filmó su experiencia como cantante en Ne change rien. “Sí, pero ¿sabe?, no fue exactamente una experiencia para mí”, recuerda, “porque estuvimos poco con él, grabando los discos y en las actuaciones, pero él fue muy, muy discreto, filmaba haciendo el documental, pero de una manera que difícilmente sabías que estaba allí. Es distinto de la experiencia de trabajar directamente con un director. Tenía un equipo muy pequeño, él solo y el técnico de sonido, eso era todo. Fue muy especial, eso sí”.
“Nunca espero ningún éxito”
La actriz también ha trabajado con directores internacionales como Michael Winterbottom o Pawel Pawlikowski, cuya película Cold war fue una de los grandes éxitos del cine europeo el año pasado. “Yo nunca espero ningún éxito, la verdad, y en efecto mi papel en esa película era muy pequeño. Me gusta mucho el trabajo de los protagonistas, especialmente el de Joana, pero no puedo contar demasiado porque fueron sólo tres días de rodaje para mí. Y las cosas que vi en aquel set no me gustaron mucho, así que prefiero no opinar sobre ello…”, asevera.
La “fervorosa desregulación fiscal”
Muy crítica en su día con el presidente francés Nicolas Sarkozy, tiene aún más munición para el actual inquilino del Elíseo. “Creo que Emmanuel Macron es peor, porque recibe muchos consejos de Sarkozy. Por ejemplo en los impuestos, no solo en Francia, sino en todo el mundo. Hay una fervorosa desregulación fiscal que, está probado y estudiado, permite evadir impuestos a la gente con dinero, los bancos y las industrias, el capitalismo, de una manera nunca vista. Y las consecuencias son catastróficas, especialmente en Francia, donde hay una sistemática distracción de recursos de los servicios públicos y cualquier actividad que no sea rentable económicamente. Y eso está arruinando nuestra sociedad de una manera peligrosa. Por encima de todo, pienso que Macron es muy hipócrita y juega a juegos muy peligrosos con la extrema derecha”, dice.
Y cuando se le dice que hay intelectuales que admiran a Macron como hombre leidísimo, responde: “Estoy segura de que lee mucho y es un hombre cultivado, pero eso nunca ha impedido a nadie ser un criminal, por desgracia”. ¿Y la izquierda francesa, qué hace frente a eso? “¿La izquierda? Ha desaparecido, está desintegrada en Francia en este momento. El partido socialista tiene un 6 por ciento, los comunistas un 4… No, la izquierda en Francia ya no existe. Al menos de momento”, lamenta.
“Miles de millones evadidos”
Su compatriota, el director Robert Guédiguian, decía recientemente a Eldiario.es Andalucía que teníamos que escribir el Manifiesto comunista de esta época. Ella tiene sus dudas: “Creo que el primer Manifiesto comunista sigue siendo valioso. No creo que tengamos que cambiar muchas palabras de ese texto para aplicarlo al siglo XXI”.
Atenta a la actualidad, Balibar sabe que la extrema derecha en España ha logrado muchos votos advirtiendo de los peligros de la emigración, un campo en el que los franceses tienen bastante más experiencia que sus vecinos del sur. “Lo primero que habría que hacer es recuperar esos miles de millones que se han evadido y reconstruir la solidaridad entre las personas, el sistema sanitario, garantizar que haya trabajo y educación para todos. Eso significa aprobar leyes contra la evasión de impuestos. Veríamos que somos un continente muy rico que puede ayudar a muchas personas”.
“Es obvio que estos políticos quieren construir muros entre las personas que han nacido en Europa y quienes vienen de fuera, entre hombres y mujeres”, prosigue la artista. “Pero todos estos muros son maneras de distraer nuestra atención del principal problema, que es que hay ladrones y criminales que son responsables de que haya personas muriendo en todo el mundo. Pero no hacen nada con ese dinero, lo guardan en paraísos fiscales donde ese dinero se apila como un montón de mierda que nadie utiliza. Son criminales y responsables de muchas muertes. Alguien debería ayudarlos a parar y recibir ayuda mental para curarse. Es mi opinión”.
“No me atrevería a dar consejos a nadie”
Y agrega: “Mi madre es alemana y recuerdo visitarla en Alemania, y estar feliz porque en Alemania nadie hablaba de la extrema derecha. Era un auténtico alivio porque en Francia llevábamos 25 años hablando del Frente Nacional y no sabíamos qué hacer con eso. Pero ahora es lo mismo en Alemania, en Italia, en España. No sé qué decir, no creo que los franceses podamos decir nada porque nosotros mismos hemos fracasado. No me atrevería a dar consejos a nadie”.
También se muestra pesimista respecto al poder del cine para cambiar las cosas: “En primer lugar, el cine es una industria, y ninguna industria sirve para eso, sería una mentira. En un 98% de su producción, consiste en hacer funcionar una industria, es un esclavo del dinero, como cualquier industria. Cuando hay algún trabajo que intenta escapar de esto, habla de algo más que de derechos humanos, intenta crear un pequeño espacio en el mundo en el que la libertad tenga sentido por un instante”.
Por último, Balibar no rehúye la polémica en torno al movimiento #MeToo en Francia, con aquellas polémicas declaraciones de Catherine Deneuve y otras celebridades. “Creo que es una cuestión muy, muy difícil. Porque es una gran verdad que las mujeres han sido abusadas y expuestas a ser menos consideradas por su condición sexual. Pero creo que la verdadera pregunta es quién tiene el poder, quién tiene el dinero, quién está en condiciones de dar trabajo a otra gente. Porque al final todo el mundo tiene que comer”.
Hipocresía
“Creo que el punto central es la industria cinematográfica como un ámbito en el que la gente sólo tiene contratos de corta duración”, agrega. “Sería interesante dejar de ver esa industria desde el binomio hombre-mujer, y contemplar la industria del cine como cualquier otra del siglo XXI: una industria donde hay muchos contratos temporales, de dos, tres meses. Y, por otro lado, es una industria donde la gente en general trabaja como autónomo. Y eso es algo realmente horrible, y gente como Macron insiste en eso: no seas un empleado, sé tu propio jefe. Eso es muy hipócrita, porque la gente no sabe cómo hacerlo, no tienen la fortaleza necesaria ni el apoyo de los sindicatos. La industria del cine debe pensar de esto, no sólo en la situación de las mujeres. Hay mucho bla bla bla sobre lo que dicen actrices fascinantes, pero sólo hablan las que no tienen miedo a perder su trabajo. Es todo muy hipócrita”.