La muerte siempre es inoportuna, pero a veces parece irrumpir en el momento más dulce. Lo era sin duda el que vivía Javier Fergo, a sus 42 años, a punto de casarse con su compañera, Tere, y con una envidiable posición profesional. El repentino fallecimiento del fotoperiodista jerezano cayó este martes como un jarro de agua fría sobre su gremio, donde era muy querido y respetado, así como los sectores en los que puso el foco, desde el flamenco al trabajo con las personas migrantes.
Nacido en Jerez de la Frontera (Cádiz) en 1980, Javier Fernández González se marchó a estudiar fotografía en Reino Unido y a su regreso a España en 2005, comenzó a colaborar con periódicos como Diario de Jerez y La Voz de Cádiz.
Desde 2013 trabajaba como freelance, tanto en fotografía como en vídeo, para distintas publicaciones nacionales e internacionales, como The New York Times, The Washington Post, The Guardian o Le Monde. Fergo también era colaborador habitual de la agencia internacional de noticias The Associated Press. Su trabajo de los últimos años estaba centrado en las personas migrantes y refugiadas.
Calma y buen humor
Los reportajes del jerezano se han expuesto en varios países europeos, así como en EE.UU. o Rusia, y han sido reconocidos en multitud de concursos: ganador de los British Journalism Awards 2019, tercer premio en el Chris Hondros Memorial Award 2019 concedido por el Atlanta Photojournalism Seminar, así como en los UNESCO Humanity Photo Award, entre otros reconocimientos. En Andalucía, en 2020 recibió el premio Imagenera por su trabajo Los invisibles de la pandemia.
En el ámbito flamenco destacó como fotógrafo de referencia, dando sobradas muestras de su talento en citas como el Festival de Jerez o la Bienal de Flamenco de Sevilla. La directora del festival, Isamay Benavente, comenta: “estamos completamente devastados, porque Javier Fergo no era un fotógrafo que viniera e hiciera simplemente la foto, sino que se implicaba, se adaptaba a todos los artistas y todos los horarios. Nos dijo que no podíamos contar con él hasta diciembre, y ahora su pérdida nos ha dejado en shock. Era parte de la familia del festival”.
Peleó muchos años por tener su hueco y salir de la precariedad, pero ahora que tenía su panorama laboral más estable, ha venido este hachazo
Algunos de sus últimos trabajos los hizo como desplazado a Ucrania tras la invasión del país por las tropas rusas, y pretendía regresar al frente en breve. Había tenido problemas cardíacos en el último verano, siendo intervenido de gravedad, pero este martes su corazón no aguantó. “Daba la impresión de mucha calma, siempre de buen humor, pero parece que la procesión del estrés iba por dentro”, recuerda Paco Sánchez Múgica, de La Voz del Sur.
“Javi y yo empezamos casi al mismo tiempo, éramos el equipo filial del suplemento del Festival de Jerez. Se trabajaba muy a gusto con él porque tenía las ideas muy claras. Le interesaba no solo darle al click, sino buscar la historia, el relato de un espectáculo flamenco o cualquier otro tema que abordara, porque le daba a todos los palos”. Siempre estaba inquieto por hacer cosas y que su trabajo no se quedara en la prensa de provincias. Peleó muchos años por tener su hueco y salir de la precariedad, pero ahora que tenía su panorama laboral más estable, ha venido este hachazo“.
Estilo depurado
Para Francisco Seco, compañero del fallecido en Associated Press, “era alguien siempre bien dispuesto, buen compañero y siempre alabando las fotos de los demás. Una gran pérdida”, afirma; mientras que Laura León, otra de las fotógrafas andaluzas de mayor proyección internacional, añade que “más allá de sus circunstancias, es una tragedia que nos deja sin palabras. Nadie debería irse a los 42 años”. Por su parte, Gervasio Sánchez, veterano del oficio, lamenta lo que califica como “una noticia muy dolorosa. Solo puedo mandar un gran abrazo a su familia”.
“Es difícil describir a una persona tan bonita sin caer en estereotipos”, apunta Emilio Morenatti, también compañero de Fergo en la misma agencia. “Javi era un tío muy agradable y un gran fotógrafo a partes iguales. Una charla con él te alegraba el día. Luego se le añade ese talento fotográfico, currado a pico y pala, que fue depurando hasta convertirlo en uno de los mejores fotógrafos contemporáneos; al menos para mí, que edité su trabajo en bruto en muchas ocasiones para AP. Estamos de luto. Se nos va un grandísimo tipo al que admiraré siempre, y al que siempre llevaré en mi corazón”.