ENTREVISTA

Jordi Évole: “Queríamos que el documental sobre Pau Donés no fuese lacrimógeno, sino un canto a la vida”

Ante los ojos de los espectadores, tiene lugar una sorprendente metamorfosis. Pau Donés luce un aspecto demacrado, su hilillo de voz apenas es audible y una sonda perfora sus orificios nasales. Vemos a un ser moribundo, pero, poco a poco, ocurre el milagro y ante nosotros aparece el líder de Jarabe de Palo. La persona y el cantante. El compositor de La Flaca, Depende, Bonito, Agua y tantos otros himnos generacionales que, con una extrema sencillez, nos hablaron en la adolescencia del amor y el desamor, la alegría y la tristeza. De la vida.

Jordi Évole ha presentado esta semana en el Festival de Málaga su documental Eso que tú me das. El reto se antojaba tan escarpado como las montañas del Val d'Aran donde vivía Pau Donés: entrevistar al músico, por voluntad suya y pocos días antes de morir, sin caer en la lágrima fácil.

Y lo han conseguido. Como sostiene el propio Évole en una entrevista concedida a este diario en el Festival de Málaga, no querían estar “todo el rato regodeándonos en el dolor, la enfermedad o la muerte. (Queríamos) que no fuese lacrimógeno, que fuese como ha acabado siendo: un canto a la vida”.

Rodada en mayo, la grabación fue la primera salida del equipo de Évole tras el estado de alarma. Un viaje a un paraje natural tan incomparable como los Pirineos centrales y un viaje al lado más profundo de un Pau Donés, que hace gala de su vitalidad hasta el último aliento.

¿Cómo reaccionó cuando un Pau Donés, con cáncer terminal, le llamó para entrevistarlo?

Lloramos mucho en esa llamada. Creo que, de alguna manera, era lo lógico. Pero eso nos fue muy bien, porque nos descargamos de toda esa tensión emocional. De cara a la charla, ya lo habíamos llorado todo. Creo que es uno de los secretos por los que la charla no sea nada lacrimógena.

¿Y su reacción al verlo? 

Esa mañana me mandó una foto recién levantado y no había visto que llevaba la sonda. La verdad es que la sonda me chocó, porque los días anteriores no la había llevado. Supongo que el día anterior había pasado la doctora y se la había puesto. Pensé: es lo que hay. Llamé a su oncóloga y me dijo que era lo que había. “Si quieres, lo podemos ocultar, pero es lo que hay”, me dijo.

¿Qué relación mantenía con él?

Nosotros primero tuvimos aquel episodio en el programa de Buenafuentes (Évole 'reventó' un concierto de Pau Donés en el programa, interpretando a El Follonero), que fue donde nos conocimos. De esa manera un poco dura (ríe). Pero la verdad es que se lo tomó bastante bien y, casualmente, nos fuimos encontrando en un hotel de Madrid, en un concierto, en un acto solidario… A raíz de que le detectan el cáncer, empezamos a tener más contacto. Quedamos algún día en su casa del Val d'Aran. Luego le presenté en un festival benéfico, de los que organizaba él, para la investigación del cáncer. Después él hizo la promoción de nuestro programa, el anuncio. 

¿La relación se intensificó en el último año?

Nos enviábamos mensajes periódicamente: cómo estás, qué haces y me explicaba que hacía surf cuando estaba en California. El último año fue mucho de saber el uno del otro, sin tampoco quedar, porque él estaba en California, pero era una relación muy cordial. No éramos amigos íntimos, pero cuando estábamos juntos, nos sentíamos a gusto.

¿Cuál era su mayor temor durante la entrevista?

Que lo que hiciésemos no diese mucha pena. No pena de que fuera malo, sino pena de que estuviésemos todo el rato regodeándonos en el dolor, la enfermedad o la muerte. Que no fuese lacrimógeno, que fuese como ha acabado siendo: un canto a la vida. Es muy vital lo que dice: aprovecha el momento, no te agobies tanto. Tiene una serie de lecciones, que es muy interesante.

De hecho dice, a lo largo de la entrevista, frases como: “He venido a hablar de la vida, no de la muerte” o “Mata más el miedo”. Vida y muerte: parecen mensajes ideales para este momento.

Desde luego. Es una pieza que llega en un momento muy bueno para ser consumida. Estamos todos muy acojonados, estamos todos muy atenazados. Y el canto contra el miedo que es esta charla, creo que puede ser muy útil.

¿Siente también ese miedo, le han ayudado las palabras de Pau Donés en algún sentido?

Siento ese miedo y, a veces, me ha ayudado escuchar a Pau o recordar algunas de sus frases. Siempre que lo pienso, digo: hostia, es que el tío acierta en lo que dice. Aparte te lo dice muy bien, lo transmite con mucha naturalidad. Acaba dando un mensaje muy sencillo, pero introduciendo elementos muy transcendentes. Eso es muy complicado.

Como sus canciones…

Correcto.

Al principio, ves al ser moribundo (la cara demacrada, el hilo de voz, la sonda…) y luego a la persona…

A la vida.

Sí. ¿Le ocurrió lo mismo?

No tanto, no. No. Pero, claro, yo llegué antes a la entrevista, estuve charlando con él en la habitación. Ese día se levantó refunfuñando, cabreado. Y entonces ya llevaba un rato con él. Cuando me siento, ya estaba bastante acostumbrado a su aspecto.

¿Ha descubierto algo nuevo sobre él?

Descubrimos a un Pau Donés más profundo de lo que imaginábamos. Yo creo que él, a veces, disimulaba esa profundidad. Tenía un punto más frívolo o de pasarlo bien, en cambio aquí va a más al fondo de la cuestiones.

¿Había algo que quisiera sacar sí o sí de la entrevista?

No. No fui con muchas pretensiones. Y tampoco creo que hubiera que ir con muchas pretensiones. Cuando empecé a grabar esto, cuando me lo propuso, no sabía ni en qué iba a quedar. Él lo único que me dijo fue: vamos a grabarlo, haz con esto lo que quieras y lo único que te pido es que mi familia tenga una copia.

¿Pensó que, quizás, no iba a poder salir adelante el documental?

Al principio sí; una vez grabada, ya no. Ahí vi que algo había. Cuando se la envié a Luis Alegre (del Festival de Málaga), me dijo que el documental estaba muy guapo. Pero antes de grabarlo, pensé: ya veremos lo que sale de aquí. Además, se podía dar la circunstancia de que él ese día no estuviese bien.

¿Y qué había a su alrededor, quiénes estaban, cuál era la atmósfera?

Había muy poquita gente. Estaba mi equipo, había dos cámaras. Dentro de la habitación solo estaba su hermano Marc. Y luego en otra habitación estaba Eva, la madre de su hija, su hija… pero que solo estuvieron un ratito. No había mucho runrún alrededor. Estábamos muy tranquilitos. Eso también ayuda.

Estamos en un festival de cine: La película favorita de Pau Donés era El guateque (Blake Edwards), como le confiesa en el documental. Me gustaría preguntarle por la suya.

El jovencito Frankenstein (Mel Brooks). Tiene momentos delirantes: con el profesor Frankenstein, con el caballo relinchando, el tarro de 'A Normal'... Es una obra de arte. Me río mucho con esa película.