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Érase una vez una niña, una familia, un baño y un montón de fantasía

Una de las imágenes del libro infantil 'Vaho'

EFE

Sevilla —

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“Hola soy Ada. Por la mañana cole, por la tarde al súper o actividades, ¿y al parque cuándo?”. Así comienza su historia la protagonista de “Vaho”. Pero el vaho del baño será el refugio para la fantasía de la protagonistas. Se trata de un cuento en el que dos madres, la escritora María Iglesias y la ilustradora Irene Mala, ponen de relieve la dificultad de la conciliación familiar y laboral.

Del deseo de Iglesias de colaborar con la ilustradora como fan de su obra gráfica y del compartir sus vidas de madres trabajadoras surgió la idea de este cuento ilustrado, editado por Maclein y Parker y presentado este sábado en la librería Rayuela de Sevilla, según ha explicado la escritora.

Ada es una niña cuyo día a día se asemeja mucho al de la mayoría de los hijos de padres trabajadores, que no puede más que gritar “¡Qué agobio!” al escuchar a su madre diciéndole “dale, cena rápida, lávate los dientes y directa a la cama, acaba que esta noche tengo un encargo urgente, aligera, vamos”.

La cosa empeora cuando nace su hermanito y su madre le dice que a partir de ahora tiene que bañarse sola.

Sin embargo, entre el “Vaho” del agua caliente que rodea el momento del baño, Ada encuentra el ambiente idóneo para sus fantasías, en las que conoce a amigos imaginarios de un poblado chabolista que se divierten chapoteando en el barro, un niño africano con el que baila y personajes fantásticos como una sirena.

Pero en el mejor momento de sus fantasías, suele llegar su madre con las prisas y le interrumpe su historia para volver a la vorágine, hasta que llegan a un pacto en el que la madre deja a Ada más tiempo en el baño para que deje volar su imaginación y luego continúa toda la familia junta reviviendo su fantasía reunida en la alfombra del salón.

Según explica Iglesias, el cuento está pensado para niños y niñas prelectores con el objetivo de que los padres se lo cuenten y servir así de instrumento para que pasen ese tiempo juntos que tanto esfuerzo cuesta sacar.

Su mensaje para los pequeños es que “sepan que los padres nos damos cuenta de que se sienten desplazadas por nuestras vidas y que hacemos un esfuerzo para sacar tiempo para disfrutar con ellos”.

Madres y padres imperfectos

Para los padres y madres “más que un mensaje aleccionador busca trasmitir nuestra percepción como madre, con toda nuestra imperfección, por nuestra necesidad de compartir lo doloroso que resulta querer mucho a tus hijos y sentir que te pasas el día pastoreándolos como ovejas”, con el sentimiento de que “no lo haces bien ni como madre ni como profesional”.

De hecho, muchas reuniones de ambas autoras han sido entre lactancia y lactancia de sus hijos o actividades varias, por lo que el proceso se ha alargado restando tiempo, como siempre, a su familia.

A Iglesias la idea del baño como escenario de las fantasías de la protagonista le surgió porque ella misma reconoce que el momento de la ducha le resulta “creativo” y en él escribe “mentalmente” o fantasea con “planes”.

En la presentación, en forma de cuentacuentos, las autoras han invitado a los pequeños a meterse en una bañera de cartón para escribir en papel continuo sus fantasías.

María Iglesias llama la atención sobre el dilema que debatieron al “perpetuar” el rol de que la carga familiar recae en la madre, pero decidieron plasmar la realidad que las rodea y afirma que lo que ven al llevar a sus hijos al colegio, a las diferentes actividades o al parque es un predominio absoluto de madres.

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