Flamenco, toros y carreteras andaluzas: el viaje que cambió el rumbo de los Beatles

Alejandro Luque

25 de febrero de 2024 21:18 h

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Que los Beatles son una especie de galaxia insondable que nunca se acaba de explorar del todo, es algo que conocen bien los seguidores de la banda. Pero hay exploradores más experimentados que otros. Enrique Sánchez, líder del grupo Los Escarabajos -uno de los más conocidos versionadores del cuarteto de Liverpool- lleva años tocando y estudiando a fondo sus canciones y su historia. Prueba de ello es Por un penique de fresas (La semilla del disco que cambió a Los Beatles) (Silex), un libro que recrea la génesis andaluza de uno de los discos más celebrados de todos los tiempos.

La historia de este ensayo comienza en 2016, cuando Sánchez celebraba junto al radiofonista salmantino José Ángel Martín los cincuenta años del planteamiento en Abbey Road de Penny Lane y Strawberry Fields Forever, canciones del tándem Lennon-McCartney cuyo registro trajo consigo el single anticipo de Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band. “Un vinilo transicional sin precedentes que, gracias a ambos temas directamente vinculados con Liverpool, establecería la escisión entre las consabidas primera y segunda épocas del cuarteto en todos los aspectos de su música e imagen”, explica el autor. “Entonces descubrí que el eslabón perdido se hallaba en Andalucía”.

“El periodista Javier Adolfo Iglesias había escrito en cierto modo la historia aquí de Strawberry Fields Forever en su Juan & John (El profesor y Lennon en Almería para siempre), un libro de 2014 fascinante para mí, pero nadie había profundizado jamás en una vivencia paralela, la de Paul creando Penny Lane casi en inconsciente sincronía con su oponente artístico, a quien quiso sorprender donde rodaba How I Won The War [Cómo gané la guerra]”, explica Sánchez. “Yo, como coleccionista profesional, poseía películas privadas de McCartney obtenidas a través de subastas, en formato 8 mm y mudas, que revelaban un viaje secreto para reunirse con Lennon en nuestro país, aunque se interrumpió en Sevilla, conclusión a la que llegué al escudriñar minuciosamente aquel celuloide. A esta investigación fílmica, reforzada reproduciendo la ruta por carretera junto a José Ángel, le siguió otra macrofílica, o sea, mediante el análisis del matasellos de una postal que Paul McCartney había enviado a Ringo Starr desde Ameyugo, provincia de Burgos”.

Guitarra española

Según afirma el investigador, al baterista le sorprendió tanto la tarjeta que la incluyó en su fotolibro Postcard From The Boys en 2004. La fecha en cuestión era el 11 de noviembre de 1966, Remembrance Day o Día del Recuerdo, vulgarmente llamado Poppy Day o Día de la Amapola. “Y ahí radica la sorpresa que me permitió penetrar en la mente del compositor que estaba insuflando aliento a ”Penny Lane“ rumbo al sur de España, porque escribió entonces un verso muy esclarecedor: ”a pretty nurse is selling poppies from a tray“ [”una linda enfermera vende amapolas en una cesta“].

Convencido así de que el proceso germinal de Penny Lane resultaba inseparable del de Strawberry Fields Forever tanto en el tiempo como el espacio, Sánchez se animó a escribir un libro sobre el la semilla española del disco que cambió a Los Beatles. “Los factores que desencadenaron tal metamorfosis, siempre bajo el prisma del sencillo Strawberry Fields Forever / Penny Lane, tuvieron su origen en España, pero a la postre se perfilaron mejor en Andalucía. Mi humilde contribución a las indagaciones de Javier Adolfo deriva de mi condición de intérprete replicante de los fab four a lo largo de treinta años en un taller de directo como Los Escarabajos y productor artístico de otras bandas. Una visión musicológica de las influencias, los esbozos de sus ideas en evolución tanto melódicas como líricas, la instrumentación empleada, los arreglos, las grabaciones caseras y en el estudio, las mezclas, el lanzamiento fonográfico y la repercusión pública del single”.

Desde este punto de vista, se antojaba fundamental “la obsesión de John Lennon por adquirir una española clásica en plena visita nacional de The Beatles en 1965, construida por el luthier Anselmo Solar y, según su etiqueta, ‘bajo la dirección de Luis Maravilla’, quien tenía una tienda en Madrid. Consumado el hecho, le asaltó el infantil deseo de aprender bulerías de la mano del tocaor Félix de Utrera, sobre la marcha y horas después en el Corral de la Morería en la madrugada del sábado 3 de julio de 1965”.

“En 1966, cuando se desplazó a Almería para intervenir en su película antibélica, pidió expresamente que le trajeran de Inglaterra ese instrumento concreto y no otro, su apreciada guitarra Solar, con la que empezó a dar forma a aquello que se convertiría en Strawberry Fields Forever, canción a la que quería imprimir un aire hispano”, prosigue Sánchez.

Toros de Osborne

En cuanto a Paul McCartney, “la estética taurina y, por extensión, el pasodoble como banda sonora de la Fiesta Nacional, representaban para mí una referencia a considerar, que ya se transparentaba en las filmaciones que hacía con el tomavistas en su escapada con destino andaluz, por capturar algún toro de Osborne desde su Aston Martin o a unos críos jugando a las corridas en Córdoba. Incluso logré identificar a los niños que aparecían en el carrete de la Plaza de la Corredera, dicho sea de pasada, antiguo recinto de espectáculos tauromáquicos. Y terminé demostrando que el creador de Penny Lane conocía España cañí, cuyas notas encauzaron las del solo de trompeta de su composición. Una piccolo, porque le hubiera costado mucho encontrar un clarín utilitario en Londres”.

Todo ello confirmaría a las claras la leyenda según la cual Los Beatles enloquecían con el flamenco. “Brian Epstein intentó inculcarles el gusto por el flamenco o los toros y se trata de una realidad constatable, como puede comprobarse al leer Por un penique de fresas (La semilla del disco que cambió a Los Beatles). Me he esforzado en rehacer la agenda taurina del manager del cuarteto, sus venidas intermitentes a la Feria de Sevilla cada año o, por ejemplo, a la de Jerez de la Frontera cuando quiso apadrinar a un matador. John seguramente ya recibió el impacto inicial cuando se marchó de vacaciones con Brian en 1963 a Torremolinos, donde escribió Bad To Me, que luego adaptó Emi Bonilla como No me dejes en el EP Beatlemania flamenca para Zafiro en 1964, sacado también por Parlophone en Gran Bretaña”.

Allí podrían haber visitado La Bodega Andaluza, tablao pionero. Pero su verdadero interés por nuestro folclore irrumpió en los descansos del rodaje del especial The Music Of Lennon & McCartney de Granada Televisión en 1965, justo cuatro meses después de las actuaciones de The Beatles en las Plazas de Toros de Las Ventas de Madrid y La Monumental de Barcelona. “Me lo desveló el bailaor Antonio Vargas, invitado también a ese programa, quien departió ampliamente con John sobre el asunto y al cual entrevisté varias veces por vía telefónica Matalascañas-Geyland, pues fundó la academia Flamenco Sin Fronteras en dicho barrio de Singapur. Antonio me descubrió el afán de Lennon por saber la procedencia de los gitanos españoles y él le contó que ‘partían de Rayastán, en la India, para llegar a la cuna del arte flamenco en Sevilla, que es Triana’. John se acabó comprando un carromato romaní que instaló en su mansión de Kenwood. Por su lado, Paul se inclinó más por el catálogo de Pascual Marquina, aunque en 1979 vio cómo su Goodnight Tonight con Wings se ganaba el status de Tema Oficial de la Vuelta Ciclista a España en 1979, y de esta manera constó en el archivo audiográfico de RTVE. Acaso influiría el break pseudoflamenco que Denny Laine ejecutó a la española en el videoclip de la canción, con un caracolillo en la frente que evocaba al de la sevillana Estrellita Castro”, agrega Sánchez.

En el libro, el autor cuanta también que “a George Harrison le entusiasmaba el linarense Andrés Segovia como intérprete en Free Your Soul ha contado con la guitarra del maestro cordobés José Antonio Rodríguez en 2022. Son verdades más que tópicos”.

Lucy por bulerías

En todo caso, no quedan dudas de que aquel periplo marcó un antes y un después en la banda pop más grande de todos los tiempos, reflejado en ese “tenue sabor andaluz” del citado vinilo. “Yo me obstiné en certificar que Lennon se había aproximado a la amalgama rítmica de la bulería y le debo la comprobación a Diego Pozo, El Ratón, ex Los Delinqüentes, muy puesto en el maridaje flamenco-rock. Arriesgándome todavía más, argumentaría que quizá ello le impulsó a manejar la alternancia de compases en títulos futuros como Lucy In The Sky With Diamonds, iniciado así mismo en tierra almeriense, Good Mornig Good Mornig o el que probablemente fuese su himno más famoso, All You Need Is Love, por la conexión planetaria de Our World en 1967.

“Todo esto al margen de usar en 1968 el sample de Spanish Guitar del melotrón Mark II para The Continuing Story Of Bungalow Bill en el álbum blanco”, concluye Sánchez. “McCartney no se inspiró en los conciertos brandeburgueses de Johann Sebastian Bach, y me apoyó en esta atrevida aseveración el afamado trompetista pontanense Fran Rivero, sino en el España cañí de Marquina, aunque se fijaría en Bach para elaborar acompañamientos suyos posteriores, como el de Blackbird en relación a la Bourrée en Mi menor, que había suscitado Yesterday cuatro años atrás. Ahora creo que me quedé corto con la tenuidad”.

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