- Margarita del Mazo y Miguel Cerro dan vida al álbum ilustrado 'Presentes', editado por Avenauta y que cuenta una historia demasiado vigente en nuestra realidad
'Presentes' es la historia de un amor que paraliza, amordaza y destruye ante un mundo espectador que lo contempla, un mundo que mira a otro lado y calla. Cuenta una historia demasiado vigente en nuestra realidad. Trata de “Él” y de “Ella”. “Él”, que primero ruega, luego pide, después exige y, al final, ordena. “Ella”, que lo ama más que a ella misma, le deja hacer hasta que ya no es “Ella”, hasta que “Ella” ya no es. La editorial Avenauta está detrás de este álbum ilustrado, cuyos autores son Margarita del Mazo y Miguel Cerro. Una historia que se empezó a fraguar hace bastante tiempo.
“Escribí este texto hace casi diez años y lo hice por la impotencia de no poder hacer mucho más para detener este horror que es la violencia de género”, nos cuenta Margarita del Mazo. “Quería contar esta historia en un álbum ilustrado porque tengo fe ciega en el poder que tiene la imagen cuando dialoga con el texto, y creo que es el mejor medio para llegar al público lector, incluso al que no es tan lector, como puede ser el caso de los adolescentes. No les ocurre a todos, pero en ese período de la vida, a veces, nos alejamos de la lectura aunque luego acabamos regresando a ella. Es muy importante que este libro llegue a ese público. Tenemos que partir de abajo, de nuestros niños y niñas, de nuestros jóvenes, para conseguir que, en el futuro, sean adultos empáticos y asertivos”.
“Cuando escribí 'Presentes' -continúa Margarita-, quería que ilustrase una mujer. Nadie mejor que una mujer para ponerse en el pellejo de otra mujer. Pero cambié de idea. Los hombres deben estar con nosotras y a nuestro lado en este tema. Creo que acerté de lleno cuando se la mandé a Miguel Cerro. Esta lacra nos afecta a todos. Para acabar con ella tenemos que educar en la igualdad, la empatía y el respeto al otro, sin olvidar lo más importante, el amor a uno mismo”.
Sutileza
“La historia de Margarita es una maravilla”, afirma el ilustrador Miguel Cerro. “Todavía le digo que el suyo sí que fue un regalo. Es muy triste tener que decir que este tipo de libros son necesarios, pero bueno, si hace falta educar y demostrar que el maltrato no está bien y que hay que erradicarlo desde las bases, desde la educación, ahí estaremos. Cuando te llegan a las manos textos de esa calidad no puedes decir que no, hay muy pocas palabras, pero dicen tanto... no falta ni sobra nada, creo que entre Margarita, los editores y yo hemos hecho un buen equipo y ha quedado un libro redondo”.
En las páginas de este álbum encontramos la historia de una mujer, como muchas, que se fía y confía en aquél al que ama. “Que se entrega en cuerpo y alma porque cuando amamos todos somos generosos, pero yo diría que las mujeres lo somos en exceso -asegura Margarita-. Él, poco a poco, va cambiándola, la transforma hasta convertirla en algo que no es, hasta que nadie la reconoce, ni tan siquiera ella misma. Él comienza rogando y pidiendo para acabar ordenando. Ella creyó en él desde el principio. Resulta imposible imaginar que alguien que te ama te quiera hacer daño. Si amas, cuidas, admiras, veneras, comprendes, apoyas y aceptas al otro como es. Lo contrario no es amor”.
“La idea siempre fue hacerlo todo desde la sutileza y con el contraste de que fuera la historia triste que es, pero desde la belleza. Hablar de la violencia de género nunca es agradable y menos aún en un libro para jóvenes. Siempre se tuvo en mente hacer algo sutil y huir de lo fácil: sangre, violencia... obligarle a una mujer a vestirse de determinada manera y decirle qué se puede y qué no se puede poner, lo podemos considerar violencia de género o maltrato psicológico y de alguna manera reflejamos todo esto pero a nuestra manera de contarlo, como una obra de teatro y todo muy sutil -relata Miguel-. Hemos querido hacer un libro para pararse a leerlo y ver las ilustraciones, que no haya prisa en acabarlo, que se fijen bien en los detalles”.
“He visto desparecer grandes mujeres”
“He visto desaparecer grandes mujeres como desaparece la protagonista de esta historia. Mujeres maravillosas a las que han ido cambiando, manipulando, amedrentando y anulando poco a poco. Mujeres grandes que acabaron sintiéndose diminutas -afirma Margarita del Mazo-. Mujeres que volaron libres y, de apoco, se dejaron convertir en inmóviles estatuas. Mujeres antes vivas que, ahora, están en esta vida sin vivirse. Mujeres que estuvieron llenas de palabras y risas que enmudecieron. Mujeres soñadoras cuyos sueños que se rompieron con las frases, gestos y hechos de uno o varios cobardes. Mujeres que mueren cada día y no solo físicamente. Mujeres que olvidan su vida para vivir la vida de otros y por otros. Quiero gritar y contar todo esto hasta que no haya necesidad de volver a gritarlo ni a contarlo”.
“Quería hablar del maltrato. Pero más que del maltrato físico, del psicológico. Ese que no se ve, el que no deja heridas visibles. Ese me da mucho miedo porque nadie ve lo que está ocurriendo y cuando lo vemos, a veces, ya es demasiado tarde. Y quería hablar de este tipo de maltrato porque hay un porcentaje demasiado alto de mujeres en el mundo que lo sufren. Y me indigna que este tipo de violencia machista aún se vea arropado por la sociedad. Me aterra pensar que podamos acabar normalizando este horror. Sé que no es un libro fácil porque no cuenta una historia fácil. Busca tocar al lector, busca que siga pensando en la historia después de la historia, que sienta lo que ”Ella“ siente aunque el texto apenas la mencione. Busca que, después de leerlo, nadie guarde silencio ante cualquier tipo de maltrato. Es necesario que hablemos de ello porque aquello que no se habla parece que no esté sucediendo y no es así”.
“Miguel Cerro es un gigante”, afirma tajante Margarita. “Se enamoró inmediatamente de la historia tanto como yo de su trabajo. El tema le sedujo desde el principio. Es una gran persona. Trabajó con rapidez y profesionalidad y todas sus aportaciones, que fueron muchas, embellecieron el proyecto. Escribí la historia pensando en pájaros pero él enseguida la vio con seres humanos. Trabajar con Miguel ha sido muy fácil. Hemos hablado mucho y eso siempre lo agradece el álbum. Me enamoró con cada una de las imágenes que iba creando. 'Presentes' es un álbum bellísimo y lleno de detalles. Nadie lo hubiera hecho mejor”.
Álbum ilustrado para jóvenes
“La principal diferencia es que la gran mayoría de libros o proyectos que tengo publicados son para infantil y este libro es para juvenil-adulto, hay muchas cosas en el lenguaje de la ilustración que se tienen que cambiar, soy muy feliz haciendo infantil, pero este tipo de retos me encantan por su dificultad y lo delicado e importante del tema”, nos cuenta Miguel. “Las expresiones de los protagonistas o la proporción de sus cuerpos son menos exageradas, la paleta de color cambia y se adapta a lo que estamos contando en cada momento como un recurso más de la comunicación y la expresión. Todo esto, sin perder la personalidad ni el estilo que llevo ofreciendo todo este tiempo”.
Y es que los personajes de Miguel son singulares, son de Miguel, y una de esas singularidades nos lleva a fijarnos en los ojos de los personajes y su disposición en el rostro... “Bueno... es un poco seña de identidad en mi trabajo y es con lo que me he dado a conocer, aunque es cierto que no a todo el mundo le gusta, hay editores que me han dicho que si no lo quito, no me dan el trabajo y otros que como lo quite, me quitan el trabajo. A mí me gusta y prefiero que estén los ojos así, al igual que a veces fuerzo y deformo las perspectivas de objetos o cosas. Desde la editorial no hubo ningún problema en que esto fuera así y por esto se mantuvo, me dejaron trabajar libremente.
“¿Por qué los pongo así? Pues la verdad es que hace años, buscando un estilo personal y diferenciador, me dio por ponerlos así, soy fan de la obra de Picasso y quise coger este recurso, aunque no he inventado nada, no es tan habitual y llama la atención, sobre todo a los más pequeños que se preguntan ”si en ese lado de la cara tiene los dos ojos, ¿qué hay en el otro lado de la cara?“. Luego mi trabajo fue evolucionando y este detalle ya no era tan destacable como otros, pero si me dejan, lo sigo usando, es como una firma”.