Era el último de los Cuadernos de Lanzarote. Y estaba ahí, oculto, agazapado entre brumas virtuales. Esperando bajo una cubierta de lava cibernética a ser descubierto en una fría madrugada de febrero. El viejo ordenador de José Saramago atesoraba en sus entrañas un fruto latente, activado por las manos de Pilar del Río al pulsar sobre la tecla de la memoria personal del escritor. Como un regalo, ahí estaba El cuaderno del año del Nobel.
La obra es la última entrega de los diarios personales del escritor portugués. El recuerdo, precisamente, de un año que como una bisagra giró para siempre su vida y obra: 1998, cuando Saramago recibía el Premio Nobel de Literatura. “Cómo podía ser que se le pasara a José. Que se nos pasara a los demás. Que ninguno lo supiéramos. Y que estuviera ahí durante 20 años”, declara Del Río.
La presentación en Sevilla de El cuaderno del año del Nobel (Alfaguara) celebra este vigésimo aniversario. Tanto como el “regalo a los lectores” que significa “una carta que nos llega desde la memoria” de Saramago. “Desde la memoria del ordenador”, atraviesa Pilar. El texto quedó “agarrado al disco duro del ordenador”, diría José.
El acto ha tenido lugar en el Consulado de Portugal en Sevilla con la presencia del cónsul luso, João Queirós, y la viuda del Premio Nobel y presidenta de la Fundación José Saramago, Pilar del Río. Arropados por el consejero de Cultura de la Junta de Andalucía, Miguel Ángel Vázquez; la directora del Centro de Estudios Andaluces, Mercedes de Pablos; el director del Centro Andaluz de las Letras, Juan José Téllez; y el profesor de la Universidad de Sevilla Antonio Molina.
La memoria de A Casa
El 2 de febrero de 2018 Pilar busca fechas de conferencias de José que está recopilando para un volumen especial que quiere editar por el 20 aniversario del Nobel. Abre la carpeta de sus Cuadernos de Lanzarote y, por sorpresa, encuentra un archivo más de los cinco ya publicados.
Cuando pocos días después este redactor visita A Casa, el retiro eterno de Saramago en Tías (Lanzarote, Islas Canarias), Del Río conserva una indisimulada excitación por el hallazgo fortuito. Está feliz, exultante. Pilar toca el ordenador. Sonríe. Cuenta otra vez cómo abrió esa carpeta que permanecía jugando al escondite un par de décadas. Y cómo pinchó el icono para que aparecieran dos titulares: ‘notas’ y ‘cuadernos’. Ahí estaba El cuaderno del año del Nobel.
En aquel momento es casi una revelación alargada y conversando entre café portugués. En la entrada de la cocina reposa el libro Que fuera mi tierra sobre las fosas comunes del franquismo en Andalucía. Era uno de los lugares preferidos de José. Por esa instancia pasaban confesiones, amigos, sueños y duermevelas. Léase Gabriel García Márquez, y a partir de ahí.
Meses después, las páginas de El cuaderno del año del Nobel huelen a nuevo. A regalo. Aparecen apuntes personales, seguro, pero también reflexiones e ideas sobre su postura cultural y ética. “Parece que lo escribió ayer”, deja dicho Juan José Téllez. Es la excepcionalidad de Saramago. Su manera de entender el mundo junto a los derrotados, los desfavorecidos, los vulnerables, los oprimidos.
Tan actual que vislumbra “una situación totalitaria sin que parezca que es totalitarismo”, acierta el director Centro Andaluz de las Letras. Y los “errores del socialismo” o cómo “el propio proyecto de la UE se malbarata” para volver a citar las migraciones como “una nueva invasión de los bárbaros”.
“Las reflexiones que hizo hace 20 años sobre la democracia siguen en plena vigencia”, advierte el director de la editorial Cuadernos de Roldán, Antonio Molina. Cuando todavía Saramago no podía conocer el término “posverdad” o a la escalada de la mundialización del odio y los nacionalpopulismos encarnados en tipos como el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, o los ínclitos Salvini, Bolsonaro o Le Pen.
“Cuando más necesitamos” a Saramago
Esta voz viva del escritor dibuja el tiempo como una tira elástica. Estar cerca o lejos solo depende de la voluntad, como señala el Centro de Estudios Andaluces en un comunicado. Son momentos de seguir la mirada larga de José Saramago “que siendo Premio Nobel de Literatura ejerció de Premio Nobel de la Paz, una paz militante”, asienta Mercedes de Pablos.
De seguir buscando “una patria que no tiene fronteras, sino al revés” en momentos con sed de “entendimiento y no de confrontación cuando explota el nacionalismo y el independentismo”. Un trazo bañado por ese espíritu “panibérico” que ya dibuja La balsa de piedra.
“El azar, una carpeta mal etiquetada, nos ha devuelto la voz de José cuando más la necesitamos”, añora De Pablos. Una “carta que nos llega desde la memoria” como “regalo”, dice Del Río. El propio Saramago había hablado de un sexto cuaderno que vería la luz “en breve”. Pero quedó 20 años en el ordenador.
“Creía que eran notas pero al abrirlo había dos archivos, uno de notas y otro el libro que hemos publicado”, rememora Pilar. Un diario “especial” con apuntes de citas literarias, de conferencias o entrevistas y de pasajes personales, como “el cumpleaños de Pilar”. O la muerte de algunos amigos. Y aquel día que, para comprar unos calcetines, acaba sentado en el piso de unos grandes almacenes en Callao, Madrid.
El diario ve la luz 20 años después de que Saramago lo escribiera. El cuaderno del año del Nobel, junto con las cuatro conferencias que el autor impartió en 1998, aparece en una edición especial acompañado de Un país levantado en la alegría, reconstrucción de los días que rodearon el nombramiento del Nobel editada por Ricardo Viel.
Portugal, centro de la FLS2019
La presentación de El cuaderno del año del Nobel en la ciudad hispalense ha tenido varios marcos. Como el Día de la Lectura que se celebró el 16 de diciembre. Otra cubierta principal ha sido la Feria del Libro 2019, que tendrá a Portugal como país invitado. El cónsul luso y la presidenta de la Asociación Feria del Libro de Sevilla, Esperanza Alcaide, han firmado el convenio entre instituciones en presencia de Pilar del Río.
La FLS19 se suma al programa oficial que celebra el V Centenario de la primera vuelta al mundo subrayando la vocación internacional iniciada en la última edición. Y entra a formar parte de las actividades oficiales del Año Magallanes.
El Ministerio de Negocios Extranjeros de Portugal “apoyará la participación de autores portugueses” en la Feria del Libro e incluirá “actividades sobre el viaje iniciado en 1519 en Sevilla por Fernão de Magalhães”, aporta el Consulado de Portugal en una nota de prensa.
Las directoras de la feria, Verónica Durán y Nuria Lupiáñez, celebran la “pertinente” elección de Portugal “en el aniversario de un acontecimiento histórico tan importante, y estando en una ciudad como Sevilla, punto de partida de aquella mítica expedición”.
La cita será en Plaza Nueva, del 23 de mayo al 2 de junio próximos, con el lema ‘Leyendo voy, viajando vengo’. La temática elegida ayuda a abordar “las crónicas periodísticas que contribuyen a explicar el mundo actual, la literatura de viajes, las geografías de ficción y las traducciones de ida y vuelta”.
Como una forma de resaltar la capacidad transformadora de lo literario. De leer “la capacidad que tienen los libros para explicarnos lo que nos rodea, ayudarnos a entender a los otros y hacernos viajar a otros territorios”, en palabras de las directoras de la FLS. El programa de la feria contará con proyecciones, rutas, conciertos e incluso encuentros que rememoren la Revolución de los Claveles.