El Maestranza acoge por primera vez ‘Jenůfa’, un “clásico del siglo XX” para enganchar a los jóvenes a la ópera
“Solo para vosotros. La primera vez nunca se olvida. Si tienes menos de 30 años, (...) nunca olvidarás a Jenůfa”. Con esta campaña, el Teatro de la Maestranza de Sevilla trata de atraer al público joven hacia su programación, y lo hace con una propuesta cruda y realista como es la obra del checo Leoš Janáček. Jenůfa llegará así por primera vez al coliseo sevillano, y lo hará con un preestreno especial para las nuevas audiencias previsto para el próximo 14 de febrero, con precio único de 10 euros, mientras que el público adulto tendrá que esperar a los días 16, 18 y 20 de febrero.
Un impactante drama rural al frente del cual se halla el veterano director canadiense Robert Carsen, y que promete un intenso duelo entre los personajes de la soprano -Jenůfa- y la mezzosoprano -Kostelnicka- encarnados respectivamente por Agneta Eichenholz y Ángeles Blancas. A lo largo de su desarrollo, la pieza toca asuntos tan diversos como el infanticidio, las consecuencias trágicas que pueden llegar a derivarse de la severidad social por el juicio y la condena moral, los celos, la enajenación que alienta un supuesto asesinato “compasivo”, la redención y la esperanza de un futuro mejor.
El director general del Maestranza, Javier Menéndez, afirma que esta representación será “un acontecimiento en la historia de la ópera en la ciudad”, y que cumplirá con creces “todas las expectativas” de los aficionados y “fascinará a los más jóvenes”. Menéndez destaca en Jenůfa el peso de su casting, así como la capacidad de Carsen para “hacer sencillas las cosas más complicadas, creando un microcosmos que acaba siendo puro teatro musical”.
Minimalismo anticipado
El propio Carsen, que confiesa su fascinación por la capital hispalense –“la última vez me quedé toda la Semana Santa, acompañé a la Esperanza de Triana y a La Macarena y nunca lo olvidaré”– reconoce también que Janáček es uno de sus compositores favoritos, que, “como Haendel, conecta con la piel de los personajes”.
Junto con la mirada contemporánea de Carsen, el alemán Will Humburg, de quien los aficionados sevillanos recuerdan aquella sobresaliente Lucia di Lammermoor de 2012, completa en la dirección musical una Jenůfa intimista, confidencial y sobria pero, al mismo tiempo, deslumbrante y visualmente bella. “Es una obra muy difícil musicalmente, que anticipa la llegada de la música minimalista. Hemos tenido que trabajar mucho con la Orquesta pero, después de unos días muy intensos, estamos muy satisfechos con el resultado”, afirma Humburg. “Es, en todo caso, una música que siempre está llena de honestidad y sinceridad. Una melodía llena de contrastes, aparentemente simples pero conmovedores. Y es también una obra muy condensada en dos horas y media, todo se concentra en los personajes”.
En cuanto a la soprano Ángeles Blancas, afirma que no es la primera vez que se mete en la piel de Kostelnicka, y defiende la obra como “un clásico del siglo XX”. “Mi voz ha ido buscando otros caminos, y yo solo la he seguido”, añade la artista. Y del mundo reflejado en Jenůfa apunta que “es ese ámbito rural que todavía sigue existiendo en todo el mundo, un espacio en el que la mujer es siempre observada”. La partitura de Janáček plasma todo ello “con una intensidad arrolladora”, y a pesar de la dificultad que entraña para los cantantes tener que interpretar el texto en checo, “es una obra de una cercanía y seguridad totales”.
Como si fuera ayer
Con esta idea coincide Agneta Eichenholz, quien valora la propuesta como “un espectáculo maravilloso” en el que “el teatro, el drama y la música van todos conectados”. Para su compañero, el tenor Thomas Atkins, “ha sido una gran experiencia” encarnar a un personaje, Števa, el malo “que también es víctima de su propio entorno”. Y Peter Berger, en el papel de Klemeň, agrega que “el público va a ver una producción muy moderna, que para nada interfiere en el desarrollo dramático de la obra”.
Estudioso del folklore, inspirado con frecuencia en la música tradicional de Moravia y de otras culturas eslavas para crear un estilo musical original y moderno, Janáček hunde sus inquietantes raíces en el imaginario y la música popular checa con un estilo que Milan Kundera llegó a definir como un concentrado de emoción y con notas exclusivamente cargadas de expresión. Para Menéndez, esta Jenůfa “estrenada en 1904 en Brno, Chequia, podría haber sido estrenada perfectamente ayer”.
Cabe recordar que la experiencia con los jóvenes espectadores ya se lleva a cabo con éxito en teatros como el Teatro alla Scala de Milán, la Opéra National de París o la OpernHaus de Zúrich.
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