María Pagés: “El flamenco sigue encontrando resistencia donde no debería haberla, en España”
Decía Picasso que, cuando llegara la inspiración, era mejor que le pillara trabajando. María Pagés (Sevilla, 1963) opina lo mismo de los premios. La noticia de la concesión del Princesa de Asturias de las Artes, que viene a sumarse a otros galardones en su palmarés como el premio Nacional de Danza o la Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes, le ha sorprendido en medio de un extenuante calendario de ensayos, previos al estreno de su obra De Sheherazade el próximo 27 de mayo en el Gran Teatro del Liceo de Barcelona.
Al teléfono, su esposo y cómplice artístico, el escritor y dramaturgo El Arbi El Harti rechaza entre risas la felicitación del periodista por la parte que le toca. “Yo solo soy un currela, pero como imaginarás estamos entusiasmados, más aún porque el premio sea compartido con Carmen Linares, que es una muy buena amiga nuestra. Es una doble alegría”.
Del mismo modo que Linares afirma que la primera persona en la que pensó al recibir la noticia fue su marido, Miguel Espín, María Pagés se siente en la misma deuda con El Harti: dos mujeres que han encontrado en sus compañeros el impulso para sacar adelante sus carreras en el durísimo ámbito de la escena. “El Arbi es mi apoyo continuo, la suya ha sido una dedicación incondicional a lo que yo soy y al proyecto que tenemos juntos”, asevera. “Cuando emprendes algo que exige tanto, sin esa ayuda permanente es imposible. Y luego por supuesto pienso en mi familia y en toda la gente que ha trabajado conmigo, pero me cuesta citarlos uno a uno ahora mismo, porque estoy en una nube”.
Pasos adelante
Es un buen momento, también, para hacer balance de una trayectoria brillante en el campo de la danza flamenca, desde sus primeros años de formación a la Escuela del Ballet Nacional y de ahí al Ballet de Antonio Gades como paso previo a formar su propia compañía y su centro de Fuenlabrada. Y aunque el espíritu inquieto de Pagés la ha llevado a explorar territorios dancísticos alejados de sus raíces, todo lo que toca está marcado por su condición flamenca.
“Yo creo que este premio es importante para el flamenco. Que una institución como la Fundación Princesa de Asturias reconozca nuestro arte es un paso hacia delante que tiene que ser seguido por otras instituciones. Hace falta que los que tienen responsabilidad se sigan dando pasos, no solo con premios, sino también con apoyo, con ayuda a la creación, con la creación de públicos en torno al flamenco”.
La creadora de piezas memorables como Autorretrato (2008), Flamenco y poesía (2008), Dunas (2009), Utopía (2011), Casi divina (2012), La alegría de los niños (2013), Siete golpes y un camino (2014) o Yo, Carmen (2014) asegura que en sus giras por todo el mundo a veces siente que el flamenco se valora más fuera de las fronteras españolas que en su tierra. “Es cierto que en el extranjero el flamenco tiene una posición importantísima, y es reconocido en todos los grandes teatros, aunque siga habiendo muchos estereotipos a su alrededor”, comenta.
“El flamenco sigue encontrando resistencia donde no debería haberla, en España”, prosigue. “Y es algo difícil de explicar porque es una de las bases de nuestra identidad, la música que más y mejor nos representa. Todavía la sociedad no lo asume como algo que tiene que apoyar, como algo suyo. Eso es lo más difícil de inculcar, el flamenco es tuyo. Y si sabes que lo es, cuídalo, protégelo”.
La lucha de las predecesoras
La sevillana recuerda que precisamente este año se celebra el centenario del Concurso de Cante Jondo de Granada, “que entre otras cosas se hizo por eso, porque un grupo de artistas e intelectuales decidieron que el flamenco debía tener un lugar y un reconocimiento en Andalucía. Y aún estamos en las mismas. Por suerte, el flamenco ha seguido evolucionando y posicionándose, pero sobre todo por sus propios medios”.
Hoy es un día para brindar, para atender al whatsapp “en llamas” a través del cual todas las compañeras y compañeros de su generación y de otras promociones le están haciendo llegar su alegría. Pero mañana habrá que volver al trabajo. En su calendario para los próximos meses, Salzburgo –“un punto muy importante en nuestro recorrido”–, los teatros del Canal, Mérida, Granada, el Campoamor… “Estamos con un montaje nuevo de gran formato, en ese Liceo donde hace mucho que no se estrena una obra flamenca. Ha sido un camino muy largo para llegar hasta aquí y estoy muy ilusionada”, agrega.
El hecho de que el Princesa de Asturias haya recaído sobre dos mujeres, una representante del cante y otra del baile, es también un motivo de celebración para Pagés. “No han pasado tantos años de la lucha de nuestras predecesoras”, dice. “Me alegra mucho también el premio a Carmen, porque la recuerdo cuando empezaba y todavía había pocas mujeres cantaoras para el baile, o cantando delante. Era un mundo masculino en gran parte, y tenía su mérito abrirse camino en él”.
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