Sergio Albarracín (Málaga, 1976) es también Elphomega. El músico sigue girando con su nuevo disco, Nebuloso (Navaja Suiza, 2016), que le llevó el pasado jueves al festival Cabo de Plata y el 19 de agosto al Muelle Uno dentro de la Feria del Mar de Málaga. El trabajo autoeditado ha sido producido por Doc Diamon y cuenta con colaboraciones de diferentes productores y vocalistas del hip hop nacional. Fiel a su estilo de rap, el trabajo sigue la senda de Phantom Pop (Boa Music, 2011) que tan buenos resultados le dio.
Ha tardado cinco años en sacar disco... ¿Qué ha hecho en este tiempo?
Pues, por un lado, sacar el disco Catarata, junto a Piti Elvira. También publiqué un libro de relatos cortos de misterio y terror y, bueno, he estado haciendo muchas colaboraciones e intentando sobrevivir: hago guiones, ilustro, desarrollo proyectos de diverso calado para agencias publicitarias, sigo escribiendo ficción... Este disco me lo he tomado con calma. Las canciones las empecé a preparar al año de parar con el anterior disco, Phantom Pop, pero se intercaló el proyecto de Catarata. Iba hablando con productores, hacía trabajo de campo y también empecé a grabar algunos temas. De hecho, eso ha permitido una criba: hay canciones que caducan y este tiempo me ha permitido hacer un filtro, dejar las que ya no funcionaban y mantener las que sí seguían vivas aunque las hubiese grabado hace tres años. Haciendo tantas cosas a la vez y en cinco años de proceso, que el disco haya quedado, en mi opinión, tan claro y definido, hace que esté muy contento con él.
¿De quién hay más en el disco, de Elphomega o de Sergio?
En realidad no hay diferencia. Lo que hago es intentar indagar en la percepción que, desde fuera, se pueda tener de esta ambigüedad. Pongo en tela de juicio si este tío es una cosa y el artista no tiene nada que ver... O sí. El que me escuche creo que puede intuir que soy bastante sincero en los mensajes que doy, en lo que me gusta o no... Creo que en el disco he reflejado mucho cómo soy. Siempre hablo de dualidades, es algo que me gusta mucho.
¿Qué podemos escuchar en Nebuloso?Nebuloso
En cuanto a plasticidad de música, creo, es un disco muy atmosférico. Con más textura, graves, grano, peso; es más opaco que el anterior, que era más luminoso. Líricamente sigue mi línea, pero me gusta pensar que este es mi disco romántico. Habla más de relaciones, de cosas personales, siempre jugando con esa dualidad que tanto me gusta y con misterio. Creo que es mi disco más sentimental, más del corazón. Y, bueno, toda la caterva de productores y colaboraciones que hay no se las salta un galgo. Estoy muy contento con eso también.
¿Puede ser romántico el hip hop?
Sí, creo que este es el disco donde exploto más mi lado sentimental, de relaciones. Quizás no explícitamente y muchas veces con dobles lecturas dejando todo poco claro. Es algo que hace que el disco exija ser escuchado una y otra vez. Incluso la canción que parezca que no, también habla de relaciones, del día a día...
¿Le está influyendo el pop y sus letras de amor?
Bueno, lo contrarresto siempre con un par de paridas y ya está. [Ríe]. También son momentos de la vida, me apetecía más hacer este disco a través de un mensaje más íntimo.
Aunque hay quien dice que le ha salido “un disco de rap para estar de tertulia, para tomar té con pastas”.
Quizás esa persona lo vea como un disco muy lineal y le dé sueño... En fin, cada uno puede disfrutar o no el disco como quiera. Entiendo que Nebuloso no le pueda gustar a todo el mundo: dentro del hip hop y la música en general hay tantos estilos, tendencias y artistas donde elegir que, evidentemente, a cada uno hay cosas que le gustan y otras no.
Dice que sus canciones son de escuchar una y otra vez para encontrar todos los matices. ¿Le importa que mucha gente no entienda todo lo que quiere decir?
Realmente, me da igual. Cualquier forma de arte, ya sea cine, literatura, escultura, pintura, arquitectura... no creo que sea necesario comprenderlo del todo para poder disfrutarlo. Yo me planteo hacer canciones redondas, que más allá de que se comprendan más o menos, tengan más rap o menos, sean una buena canción. ¿Para qué hay que comprenderlo todo? A veces escuchamos canciones en otros idiomas que nos encantan aunque no las entendamos. O mira el cine de David Lynch: creo que a veces no se entiende del todo y sus películas siempre se disfrutan.
Tampoco es fácil dar con todas las referencias de sus letras.
Se pueden escapar cosas, claro. Yo tampoco entiendo todo ni sé de todo. Además está guay que la gente pueda escuchar algo, se interese y luego busque de qué va la cosa en internet. Yo soy un nostálgico y como ahora viene un revival de cine y cultura de los 80, pues perfecto. Es mi generación y le tengo cierto cariño, así que siempre cuelo referencias de entonces.
¿Cabe la crítica política o social en sus letras?
Me gusta lanzar misiles que entren cuando nadie lo espere, píldoras entre frases. Pero no me gusta cebarme con un tema o hacer canciones con un tema político muy concreto. Tampoco soy una persona que esté súper al día y tenga un criterio muy formado, soy humilde en ese aspecto. No me gusta decir cosas que al día siguiente pueda cuestionarme: ¿Pero cómo he dicho esta barbaridad? No me siento formado ni me siento seguro con muchas cosas, por eso no me meto en camisas de once varas. Eso sí, a veces me lo pide el cuerpo, porque hay muchas cosas que son blanco o negro.
¿Cuál podría ser un ejemplo?
Pues el IVA cultural. O los políticos, la corrupción y todo eso... Vaya movida. ¿Quién puede dudar con eso visto lo visto? Ahí no me tiembla el pulso. Pero en temas más delicados no me siento formado para meterme en demasiadas historias.
¿Y con Trump tampoco?
Pues no lo sé... No soy yo de meterme ahí. Tengo que sentirme cómodo y capacitado para poder hablar de un tema. Además, temo bastante el panfleto: hay muchos grupos que me suenan a rancios, a demasiado panfletarios. No sé. No es mi estilo, ni mi onda ni mi mensaje. Yo soy más sutil, con píldoras pequeñas por ahí sueltas.
Nebuloso es su cuarto disco ya, ¿su carrera va ya en serio?Nebuloso
Mi carrera ha ido siempre en serio, pero sin expectativas. Sin plantearme muchas metas o lugares a los que tengo que llegar con cada disco. En todo este tiempo he trabajado con seriedad, haciendo las cosas tranquilamente y bien, pero sin agobios. Yo hago más cosas, así que tengo el colchón que me permite no obsesionarme sobre si debo sonar en tal sitio o tal medio me tiene que entrevistar. Sigo haciéndolo con pasión y sin aburrirme, aunque es algo que me cuesta cada vez más: quizás sea la edad. También sigo haciendo música sin expectativas, porque así haces las cosas más libre y tienes luego menos frustraciones.
Las expectativas a veces son un gran peso...
Sí, mejor no esperar y lo que venga, pues que venga. Hay que luchar por tus objetivos, no ser conformista, pero tampoco plantearse metas irreales ni obsesionarse con llegar a tal punto, porque quizás no disfrutes lo que estás haciendo.
Tras tres disco editados por discográficas, en este ha apostado por la autoedición. ¿Por qué?
Porque las ofertas que tenía de compañías no me aportaban más de lo que yo podía hacer por mí mismo. La música ha cambiado mucho y hoy hacen falta menos los sellos discográficos para moverte. El soporte económico es muy bueno, pero cuando no está y sólo te ofrecen las copias y la promoción, pero luego se quedan el disco para siempre, pues no compensa. He decidido hacerlo yo todo.
¿No le resulta difícil?
Tuve la experiencia con Catarata. Ahí monté Navaja Suiza junto a Piti Elvira y Benjamín Villegas, que es la plataforma en la que sacamos nuestros proyectos. Quedamos contentos con el resultado y bueno, he querido seguir así. Ahora me tengo que encargar yo de hacer las copias o registrar los derechos, en fin, de todo lo que antes hacía la compañía. Es más trabajo, pero también más satisfacción: tú peleas por lo tuyo y sabes por qué algo funciona o no, qué pasa cuando te equivocas...
Lleva entonces ahora tanto la parte creativa de Elphomega como la burocrática.
Sí. Todo el tema de redes, plataformas, burocracia; en definitiva, toda la infraestructura para que el disco salga a la luz y se distribuya en tiendas... Todo lo hacemos nosotros.
¿Y le gusta hacer esa parte?
En realidad no es tan duro como pensaba. Y como tengo la experiencia del proyecto anterior y mis socios, Benja y Piti, me ayudan también, pues se sobrelleva mejor. Visto lo visto, me compensa sacarme yo mismo el disco.
¿Planean producir a otros artistas a través de Navaja Suiza?
Por ahora la idea es sacar nuestros proyectos. Sin embargo, eso no quita que si vemos algo interesante, si hay buena relación con un artista y se puede hacer algo de calidad, pues por qué no. Sí que me apetece producir algún disco que no sea para mí: alguien que yo vea con potencial y a quien pueda producir el disco, modelar el proyecto. El dinero no lo puedo ofrecer, tampoco las grandes discográficas, pero el soporte, promoción, un mínimo de infraestructura, sí que puedo brindar. Y es una faceta, la de productor, que me gustaría desarrollar. Entre otras cosas porque no tienes la presión de que el disco sea tuyo, sino que tienes una bola de barro en la mano para poder modelar, asesorar y elaborar junto al artista. Me apetece.
Sin discográficas, con autoedición, llevando su propia promoción... ¿Tanto ha cambiado la música?
El mundo de internet ha revolucionado todo. Las formas que había antes de distribuir, vender o incluso crear música es diferente: el disco entero largo tiene cada vez menos sentido, las canciones tienen más relación con la imagen...
Esa revolución, ¿es buena o mala?
A mí me parece guay. Ha abierto puertas a mucha gente. Ha quitado el filtro de las discográficas, que decidían quién sacaba disco o no, cuál se quedaba en el cajón o incluso cómo debías vestir o peinarte. Hoy día cualquiera puede hacer un disco y al día siguiente ponerlo en internet para quien quiera oírlo. Esa revolución me parece guay. Ya no estamos en manos de un cazatalentos de Warner o Universal a quien debamos rendir pleitesía. Hoy puedes montar tu banda, tus canciones, grabar tus vídeos y tenerlo todo en la calle rápido. Eso sí, también falta el filtro de calidad. El oyente tiene que bucear más para encontrar lo que le llena entre ese maremágnum de información y contenidos al que estamos sometidos.
¿Y se puede vivir así de la música?
Sigue siendo complicado. Lo que pasa es que antes el dinero de la música se movía en las discográficas y ahora se mueve en las plataformas digitales: Youtube, canales de difusión, las apps musicales, las telefonías... El dinero ha cambiado de manos, pero sigue siendo igual de difícil ganarse la vida como músico. Antes era la venta de discos la que daba dinero y ahora son las visitas. Pero sigue siendo jodido vivir de la música.
¿Ha cambiado también el consumo de música?
Queda la parte romántica de gente que sigue coleccionando CDs y discos de vinilo, pero en cuanto a ventas físicas la cosa está mucho más baja. Hoy los formatos digitales, con posibilidades instantáneas como comprarte una canción por un euro desde el salón de tu casa, ha hecho que todo haya cambiado mucho. El modo de vida ha cambiado, los avances tecnológicos, la piratería... Todo ha hecho que el consumo cultural sea muy diferente y no sólo en música, también en cine, libros o el audiovisual en general. Pero no creo que la piratería sea el problema para ganarse la vida con la música.
¿No?
En España no hay cultura de apoyar la cultura. Eso hace que se te cierren canales, que no tengas ayudas y que el acceso a la cultura sea a precios prohibitivos para la gente. Hay libros recién salidos al mercado que cuestan 25 euros, ¿cuánta gente no puede comprarse un libro al mes? Y el cine a diez euros... Después dicen que es la piratería lo que afecta más a la cultura, pero yo no creo que sea eso. Yo no veo a la gente descargándose películas del cine español a tope, más bien se bajan pelis de Hollywood. Mientras, hay películas extranjeras que llegan muy tarde, con mal doblaje... Por ejemplo, si me interesa una película que haya salido este año en Estados Unidos, ¿tengo que esperar a que un distribuidor se precie a traerla dos años después? ¿Y que encima luego me cobren diez euros por verla en un cine lleno de gente comiendo, hablando y haciendo ruido? Pues no. Lo que hago es descargármela a buena calidad, con buenos subtítulos y un mes después del estreno. Yo no digo a nadie que no se baje mis discos: puede que muchos artistas se echen las manos a la cabeza, pero sería hipócrita decirlo cuando yo también soy ese tipo de consumidor.
Las plataformas digitales también están cambiando la forma de consumo de la cultura, como Spotify o los canales digitales tipo Netflix o HBO. ¿Ahí puede se abrir una ventana para la música?
Pues no lo sé. No me siento tan formado en ese sentido como para poder prever qué puede pasar. Desde luego, en el caso audiovisual las plataformas son muy potentes y seguro que siguen saliendo cosas nuevas. La música lleva tiempo algo anclada en el modelo de iTunes o Spotify, pero tampoco creo que eso sea para siempre.
¿Su disco se puede descargar?
El disco está en mi perfil en BandCamp, también en el canal de Youtube, en Spotify y todas las plataformas de streaming y venta digital como iTunes, Amazon o Tidal. Quien quiera escuchar el disco gratis, lo puede hacer perfectamente, pero también puede comprarlo, claro. Aunque en formato físico, Nebuloso sólo ha salido en vinilo: se puede encontrar en diversas tiendas, pero sobre todo la venta es online a través de mi web.
¿Qué tal anda el hip hop en Málaga?
Lo que veo bueno es que se está diversificando cada vez los estilos. Ahora va todo más rápido y Málaga es una ciudad puntera con artistas que están haciendo estilos muy actuales, quizás más electrónicos; pero también hardcore de toda la vida, algo más clásico, como Follone, un artista que respeto un montón, que hace las cosas muy bien y está haciendo una carrera trabajando, concierto a concierto. Hay gente como Joseph, Krstn, que colaboran en el disco, y que hace cosas más actuales. Antes había dos estilos, era todo más monotemático; y ahora hay más de todo, es un reflejo de lo que pasa también a nivel nacional. Aunque a veces parece que hay poco, porque lo que triunfa más tiene mucha repercusión, pero si te pones a bucear hay muchos estilos y muchos chavales jóvenes que hacen cosas muy chulas.
¿Y cómo ve la cultura en Málaga?
Ahí tengo el alma partida. Hay más movimiento cultural que hace años, pero también una cara B de turismo, masificación, cultura chunga, de pelotazo, que me contraría bastante. Por un lado me motiva, porque se hacen cosas; pero cuando veo la trastienda, se te quitan las ganas. Está claro que hay más oferta que hace años en cuanto a conciertos, cine, foros o eventos culturales que están dando a Málaga cierto atractivo a nivel de ocio y cultura. Eso sí, estaría bien, por ejemplo, abrir una sala en el centro con un aforo razonable de unas 300 personas. Ahora sólo tienes opción de irte a las que hay en los polígonos, que ya supone coger un vehículo, el tema del alcohol... En el centro está la sala Velvet, pero es más pequeñita y creo que estaría bien disponer de algo más grande.
¿Qué le parece la apertura de diversos museos en la ciudad?
Ahora hay museos, más museos, y venga a seguir abriendo museos. También hay más cruceros, más turistas, más franquicias que cierran los establecimientos malagueños más entrañables y de toda la vida. Desde que han plantado el Burger King frente a La Alcazaba y dos pasos más allá un 100 montaditos... Estamos convirtiendo la ciudad en Barcelona: pelotazo de guiris, tiendas de souvenirs y nada más. Allí parece que ahora están intentando recular, pero aquí, nada.
Entre esas tiendas se encontraba Candilejas, mítico establecimiento de discos.
Sí, es un buen ejemplo. Y creo que no tiene tanto que ver con la venta de discos o vinilos como con el tema de los alquileres de renta antigua. De hecho, Candilejas vuelve a abrir en otro sitio. Hay muchos negocios tradicionales y hasta bares históricos que han tenido que cerrar. Es una pena porque ahora paseas por el centro y apenas encuentras sitios que parezcan Málaga, algo tradicional.