En Sevilla aparecer menos de diez minutos tarde a la cita es, para desesperación de unos y costumbre de mayorías, casi una insalvable cortesía. Aun así Miguel Rivera, cantante y guitarrista del grupo Maga, se disculpa y sonriente saluda. De temple sereno y esencia poética, más de preguntas que de certezas, se le reconoce por la imagen: sus rizos son inconfundibles. En cambio la voz desorienta: es grave, en contraste con una más aguda en sus canciones. Será la primera dualidad de muchas a lo largo de la entrevista, porque Miguel Rivera y Maga son el ying y yang que todos somos, pero sin complejos: el silencio y el sonido, las luces y las sombras, la alegría y la tristeza, lo masculino y lo femenino, la tierra y lo onírico, el cuerpo y el espíritu, el mar cálido de Cádiz y el frío del Báltico… Todo en equilibrio y en un mismo lugar: la música. Como versan en una de sus últimas canciones: “Viva el corazón, muera la impostura”.
La banda sevillana, referente del indie español y que completan Javier Vega (bajo) y César Díaz (teclados), repite concierto en su tierra con ‘Salto horizontal’, su primer disco tras la vuelta del grupo en 2016 después de una pausa de dos años “con la misma energía que teníamos cuando sacamos nuestro primer disco”. El directo será en la Sala Custom en Sevilla este jueves 9 de noviembre a las 22.00, en el del ciclo Momentos Alhambra Música. Entre las novedades y sorpresas, tocarán por primera vez todos los temas del último álbum.
¿Cómo se siente en los directos?
En el escenario estoy en mi océano. Soy relativamente tímido y me crezco. Me gusta entregarme mucho y me siento pleno. Es una retroalimentación de energía entre el público y tú.
¿Necesita estar en silencio y soledad para trabajar?
En mi caso, para escribir la soledad no es imprescindible. Me pongo los cascos y un audio con el sonido del mar o del viento y lo demás desaparece. La mayor parte de las letras del nuevo disco están escritas así, en la cafetería Bar Barbieri, en Lavapiés en Madrid.
¿Cómo se da un salto en horizontal?
Un salto horizontal representa que ahí está el horizonte, pero disfruta del avance y del proceso, sin metas, que la consecución de un objetivo no te haga perder perspectiva. Ni pasado ni futuro; el presente. Lo que dijo Machado: “Caminante, no hay camino, se hace camino al andar”.
Le hemos puesto por esto el nombre al disco, y es parte de una de sus canciones, Juego, de la que hemos hecho una versión con la colaboración de Santi Balmes de Love of Lesbian. Es fan de Maga, se lo propusimos y él la eligió. Le ha dado su toque característico muy positivo, y ha mejorado el tema.
En este concierto sonarán todas las canciones del disco, ¿alguna novedad más?
Algunas canciones tendrán un formato especial. También tocaremos temas clásicos aunque no los del repertorio habitual. Vamos a rescatar canciones por petición del público. Preguntamos en redes sociales cuáles les gustaría escuchar y nos sorprendimos con las respuestas. Es curioso, tú te crees que lo mejor para esta gira es presentar unos temas, y resulta que cuando preguntas te dicen otros que tú no tocas porque crees que nadie se acuerda de ellos.
Es curioso cómo escuchar al público da otra idea, sorprende porque piensan algo distinto, ¿verdad?
Sí, uno siempre piensa que tiene la verdad sobre su propio arte, pero al final el cierre, el significado, lo pone quien lo oye y disfruta, interiorizándolo y haciéndolo suyo.
Sobre la tierra: ¿hay rasgos u odas a Andalucía, intencionales, en vuestra música?
No solo las tenemos, sino que en este disco hay muchas, síntoma de madurez del grupo. Cuando eres joven quieres emanciparte de tu familia y tus raíces… Después vas a otros lugares y echas de menos tu tierra, tus raíces, tu adn cultural está ahí. Por ejemplo, en todas nuestras canciones aparece mucho el mar pero un mar abstracto. La canción De Plata está dedicada al mar de Cádiz, que es el que ha inspirado a todos estas imágenes del mar. Más adn: en este disco recuperamos las raíces del primer disco de Maga, más luminoso.
En perspectiva desde vuestra vuelta hasta hoy: ¿Cuál es el balance del regreso de Maga y del nuevo disco? ¿Cómo se sienten y está respondiendo el público?
No sabíamos cómo iba ser la reacción del público ni de la crítica. Estábamos expectantes después de seis años sin sacar disco, un parón de dos años… Y nos han llovido las alabanzas, por ser uno de nuestros mejores discos. Sabíamos que era un buen disco, si no no lo hubiésemos sacado. Pero hemos superado las expectativas. Es un disco redondo, conciso y rico que tiene imágenes de la lírica de Maga y elementos nuevos. Es luminoso y tiene un mensaje positivo... Nunca había estado tan orgulloso de diez canciones en un mismo formato.
Hablando de afrontar lo nuevo. Era la primera vez que trabajaban con un productor musical. ¿Qué tal la experiencia?
Genial. Ángel Luján se implicó desde el inicio y en todo el proceso creativo que duró un año como un miembro más del grupo. Le pedimos que no fuese benevolente, que nos diese mucha caña porque queríamos exprimir el trabajo creativo con él y así fue. Entramos con mucho material, 18 temas y con sus indicaciones cambiamos estructuras, letras… quedaron 10 maquetas. El resultado es un disco redondo, nuestro mejor disco.
Entonces, su parón fue casi simbólico, ¿no? Sólo dos años y uno de ellos trabajando.
Sí, dos años de parón oficial. Uno de ellos trabajando en el boceto de las canciones.
¿Fue un parón de final o de retorno?
No sabíamos si íbamos a volver. Oficializamos el parón por honestidad con nosotros y nuestros seguidores porque creíamos que no teníamos nada más que contar. En nuestro mundo creativo se había quedado el dique seco. Dijimos que no habría nuevo disco y que hasta pronto, no hasta siempre. Lo que nos separó nos volvió a unir: la música.
¿Hay demasiada presión a favor de la producción por encima de la autenticidad?
Sí, esto pasa. Muchos grupos que están de gira no tienen tiempo para parar y hacer un disco. Pero si no paras de tocar, ¿cuándo te paras a hacer canciones? Son estados mentales totalmente diferentes. Y si dejas de tocar, dejas de cobrar. O tienes unos ahorros potentes o nada. Esto ocurre….
¿Cómo combinan los artistas las dinámicas del mercado con las del proceso creativo?
Asumes que tu vida es así, irregular en lo material. Pierdes en esta seguridad pero lo compensas haciendo lo que más amas en el mundo, en mi caso hacer canciones y tocarlas. Cuando subes al escenario y ves a la gente cantando tus canciones, se subsana con creces lo otro.
Pero, ¿lo uno o lo otro? Amor al arte sí, pagar las facturas también…
Bueno… sí, ambos. Si yo no viviese de la música, tendría que buscar otro trabajo para hacerlo.
¿Cómo es su proceso creativo? ¿Le suele pillar la creatividad trabajando?
No tengo una disciplina. Si me siento no me funciona, me bloqueo, necesito una primera chispa. Toco de forma mecánica la guitarra o piano y surge una idea, o me doy un atracón de estímulos viendo cine o leyendo asiduamente, y así surgen mientras me doy un paseo. Ese es el proceso natural, yo no creo en la inspiración como algo esotérico. Si no estás activo, no surge nada. Tienes que estar en esa vibración porque el trabajo lleva al trabajo y la producción a la producción. Son esos estímulos que han dejado una simiente en tu subconsciente, que te preñan, surgen después y te pones a trabajarlas.
–Señala a una frase grabada en la pared de la cafetería mientras dice: “me encanta esa frase”. La lee: Somos el resultado de los libros que leemos, los viajes que hacemos y las personas que amamos“.-
¿Una anécdota de una primera chispa de creatividad?
La casa en el número 3, una canción de este disco nace de una chispa, una imagen externa. Leí un artículo que denunciaba el estado de abandono en el que se encontraba la casa del poeta Vicente Aleixandre en Madrid, a la que llamó Velintonia, por la que pasaron otros grandes poetas. Lorca tocaba allí por las noches el piano. Fui a verla, estaba cerrada. Empecé a imaginarme lo que sucedía en el interior de la casa, detrás de esos cristales rotos. De ahí nace la canción. Ahora hemos grabado el videoclip allí, que saldrá próximamente.
Desde su nombre a sus canciones, su esencia es muy literaria, poética, literaria, de realismo mágico…
Nos conocimos y empezamos a componer en castellano. Nos dimos cuenta de que además de escribiendo, también teníamos gustos literarios similares. ¿Y si le cambiamos el nombre al grupo a uno en castellano? Nos habíamos leído Rayuela los tres, Javi, David y yo al mismo tiempo en meses, y nos veíamos reflejados en el personaje de La Maga, que tiene esa dualidad, esas características que energéticamente se dan en la esencia de nuestra música. Un lado cándido e inocente y otro más tenebroso. Luminosidad y cierto tono melancólico, juguetón y onírico, positivismo… El nombre es redondo, se te llena la boca cuando dices. -Maagaa, dice gesticulado un sonido perfecto con los labios-. Lo bautizamos así y así llevamos dieciséis años, aunque madurando. Ahora Maga somos/es Maga, nosotros.
Ha mencionado la apuesta por el castellano en su música, ¿nos cuenta un poco más?
En los 80 la Movida Madrileña dejó poso claramente en mí, con los primeros discos de grupos como Golpes Bajos, Danza Invisible, La Unión, Alaska, Parálisis Permanente… Después, hubo en los 90 una tendencia a rechazar la lengua materna, por pura imitación de los grupos guiris. Ahí mi influencia fueron grupos ingleses y americanos, como de la movida de Manchester: The Stone Roes, Happy Mondays, The Charlatans… En estos albores del indie, hasta que aparecieron Los Planetas y los Surfin' Bichos, prácticamente nadie cantaba en castellano. Su influencia sumado a nuestras influencias literarias, nos llevaron a cantar en español y finales de los 90 surgieron muchos grupos que cantaban en español.
¿Ha habido un cambio generacional en ese sentido?
Sí, hay grupos que cantan en inglés y en español. Ahora hay más diversidad y está más homogeneizado y profesionalizado. También, para nosotros las referencias eran grupos ingleses y americanos. Para muchos grupos de ahora, chavales de 20 años, también son referentes grupos españoles, como Maga, Los Niños Mutantes y grupos coetáneos nuestros que surgen en el año 2000. Una cultura musical en el propio territorio que antes no lo había. Es un dato muy bonito que cabe destacar.