El nuevo director general del Teatro de la Maestranza aspira a convertir Sevilla en un centro lírico de “relevancia internacional”
Javier Menéndez (1972) se ha presentado a la sociedad sevillana como nuevo director general de la institución cultural “más importante de Andalucía” tras la salida del músico Pedro Halffter como director artístico y Antonio Garde, último gerente del coliseo, que ha regresado a su anterior ocupación en el Ministerio de Cultura del Gobierno Central. Menéndez acaba así con la bicefalia directiva que ha guiado las políticas de trabajo del Teatro de la Maestranza, abriendo un nuevo ciclo que estará guiado “por la ambición”. “El proyecto que presenté para este espacio de lo primero que habla es de ambición artística. No somos un museo, un teatro es un ente vivo, somos exhibidores de espectáculos. Y como tal, hay que trabajar para que se reconozca ampliamente la importancia social y cultural que desempeña este teatro”, ha señalado en su primera aparición ante los medios de comunicación.
“Una etapa nueva, con savia nueva”. Así ha definido el delegado municipal de Cultura en Sevilla, Antonio Muñoz -como presidente del Consejo Rector del Teatro de la Maestranza- el tiempo nuevo que se abre en el Coliseo sevillano con el aterrizaje en la ciudad de este asturiano.
Ambición internacional
“Hablamos de la importancia del Maestranza en el ámbito cultural español, pero este teatro tiene que tener una ambición internacional -ha continuado-, y trabajaremos para poder situarlo a la altura de la Deutsche Oper de Berlín, con la que podemos tener una diferencia en cantidad -ha dicho en relación al presupuesto- pero no en calidad”.
Con este objetivo, Menéndez se encuentra ya trabajando a contrarreloj en la programación de la temporada 2019-2020, que según ha asegurado, aún no está confeccionada. Entre las primeras ideas que le sobrevuelan la cabeza, el nuevo director general ha citado algunos nombres que en su opinión cree imprescindibles y que en ciertos casos, aún son inéditos en el Maestranza. “Hay un repertorio que debe estar en un teatro lírico, compositores como Janáček, Britten, Shostakóvich. Óperas de Richard Strauss, que aún no han aparecido”, ha manifestado. En su política de programación estarán siempre “espectáculos que sean estimulantes a nivel estético, renovadores, que supongan un objeto de reflexión para el público”, ha asegurado como “mi primera declaración de intenciones”.
No obstante, Javier Menéndez se ha calificado como un profesional “muy respetuoso con la tradición”. “Las tradiciones están vivas, pero son siempre un punto de partida, no un objetivo. Yo odio los discursos convencionales en los espacios de creación cultural, pero la tradición sí”, ha manifestado con rotundidad; al tiempo que ha asegurado que un teatro como el de la Maestranza “debe mirar a la creación actual. No hay que tener miedo al público”.
Como un guiño manifiesto a la Orquesta Barroca de Sevilla, ha asegurado también que “este teatro debe tener ópera barroca escenificada”- en relación a que habitualmente se ha programado en versión concierto- e incluir otras disciplinas que complementen la programación lírica: “El Maestranza no es un teatro de ópera exclusivamente”.
“Diálogo y más diálogo”
A este respecto, Javier Menéndez comparte nueva casa con la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, formación dirigida por el maestro estadounidense John Axelroad, con quien confiesa que aún no se ha sentado. “Me ha contactado por Facebook y me ha emplazado a cenar, así que así lo haremos”, ha bromeado. A este respecto, asegura proponer “diálogo y más diálogo” entre las dos instituciones para llegar “a la situación más beneficiosa para ambos”.
Y no podía faltar el flamenco, disciplina andaluza por antonomasia y patrimonio inmaterial de la Humanidad al que Javier Menéndez se confiesa poco cercano pero “abierto a ir introduciéndome cada vez más”. “Uno no puede saber nunca de todo, por eso lo importante es saber rodearse de un buen equipo y en ese sentido, estoy en buenas manos”, ha señalado con honestidad.
Desde Asturias
Javier Menéndez nació en Oviedo el 19 de enero de 1972. Se licenció en Administración y Dirección de Empresas en la Universidad de Oviedo, donde se formó simultáneamente en música y canto. Posteriormente, inició estudios de musicología y se especializó en gestión cultural. En 1999 se incorpora al equipo de Dirección Artística del Gran Teatro del Liceo de Barcelona, a las órdenes de Joan Matabosch, llegando a ser Director Adjunto. Regresó a Oviedo en 2003 para hacerse cargo de la Dirección Artística de la Ópera de Oviedo. Desde el año 2013 asumió las tareas de Dirección General y Dirección Artística.