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Homenaje al azafrán: un “producto de lujo” que vuelve a los jardines de la Alhambra

En los libros de mitología se dice que Zeus sedujo a Europa, mujer fenicia de la que estaba enamorado, gracias a su perfume de azafrán. Los griegos y romanos, enamorados del olor de la flor, la esparcían por patios y vestíbulos. Con su tinte se teñían ropajes festivos. Pero también se coloreaban mortajas. Con una antigüedad que data del 2.300 a. C, el azafrán es una especie con decenas de usos que asistió al auge y caida de diversas civilizaciones y reinos.

Introducido en España por los árabes, su cultivo alcanzó su cénit en el Reino Nazarí de Granada. Allí ejerce como pieza fundamental de su economía, erigiéndose un producto considerado “de lujo” que servía para pagar los impuestos al Reino de Castilla. Ahora, tras haber estado en riesgo de desaparición durante los noventa, el Patronato de la Alhambra le rinde homenaje; 80 kilos de bulbos de azafrán Denominación de Origen de La Mancha se cultivarán a lo largo de 200 metros cuadrados en las huertas medievales del Generalife.

En un acto de presentación en los jardines del palacio Nazarí, en el que han estado presentes Reynaldo Fernández, director del Patronato de la Alhambra, Catuxa Novo, Jefa del Servicio de Jardines, Bosques y Huertas del Patronato de la Alhambra y representantes del Consejo Regulador de la Denominación de Origen (DO) de La Mancha, se ha presentado una iniciativa en la que, además, ha colaborado como asesora la Universidad de Córdoba.

Catuxa Novo ha explicado el motivo de un proceso que se basa en “intentar recuperar cultivos tradicionales en las huertas medievales del Generalife, como ya se ha hecho con el granado amargo centenario o el olivo, dentro del marco de colaboración con la Universidad de Córdoba”. “Iniciamos el proceso de implantar azafrán en nuestros jardines, una flor que, además de la importancia que tuvo en la economía nazarí, tiene un gran valor paisajístico y es un producto español”.

Azafrán de “máxima calidad”

La “gran cantidad” de material vegetal necesario para cubrir los 200 metros cuadrados previstos ha sido cedida por la Denominación de Origen La Mancha. “Nos pusimos en contacto con ellos y procedieron a regalarnos 80 kilos. Además, han venido a instruirnos sobre los trucos de plantación y cuidado; el año que viene vendrán de nuevo a explicarnos los procesos de secado y tostado”, argumenta Novo.

Pedro Pérez, gerente del Consejo Regulador azafrán de La Mancha, acompañado por Santiago Alberca, patrono y agricultor de la misma entidad, ha explicado los detalles de su colaboración con el Patronato. Ambos se han mostrado “encantados de ofrecer de forma desinteresada el producto”. Pérez ha recalcado que el azafrán de España está considerado “de máxima calidad; el mejor azafrán a nivel internacional” y cederlo a la Alhambra constituye “un reclamo fantástico”.

Por su parte, Santiago Alberca, que proviene de una familia con larga tradición en el cultivo de azafrán (los define como “los últimos románticos de la especie”), ha relatado el proceso de producción, dificultades y anécdotas. Cuenta que, todavía hoy día, una vez la flor abre y se lleva a casa para pelarla y separar los estigmas, se juntan “ varias generaciones en grandes mesas; entre chascarrillos y conversaciones, hermanos, abuelos y nietos proceden a sacar las 250.000 flores necesarias para un solo kilo de azafrán”.

Para producirlo, “hace falta separar manualmente los estigmas de la flor; secar los filamentos y deshidratarlos, para, por último, pasar al proceso de tostado”. Una vez en su punto óptimo, “se procede al envase y comercialización”. Un proceso laborioso cuyos frutos, hace años, eran de gran valor: “el azafrán se guardaba de un año para otro para poder financiar reformas o acometer grandes gastos. Era un importante complemento económico”.

Flor terapéutica

El azafrán (crocus sativus) es una flor con numerosas cualidades, “pero desde hace 3.000 años ha tenido un uso más terapéutico que de condimento”, ha destacado Pedro Pérez. “Se han descrito muchas propiedades: es beneficiosa para el sistema digestivo, para la piel, los ojos o los dientes. Tiene un potencial antioxidante muy potente, mil veces superior que, por ejemplo, el tomate. En los últimos años se ha utilizado, mezclado con miel, para evitar los dolores de los niños cuando se les caen los dientes”.