Una donación anónima saca a la luz documentos de la Guardia Civil para eliminar la guerrilla antifranquista
Buscar a los últimos resistentes. Darles muerte. El ejercicio represor del primer franquismo alargó la lucha armada varios lustros después de la guerra civil. Era la caza al maquis. Una historia mil veces contada y ahora al descubierto, certificada, con documentos recuperados casi en formato de película. Cuando este tipo de archivos continúan ocultos, aparece un legajo con nombre diáfano: 'Archivo de la 1a Zona de la Guardia Civil, sección guerrilla antifranquista'.
La caja, con varios cientos de páginas, llegó de forma anónima al grupo de trabajo Recuperando la Memoria de la Historia Social de Andalucía (RMHSA) de CGT. El colectivo decidió donar los expedientes (en marzo, tras su análisis y catalogación) al Archivo Histórico Provincial (AHP) de Sevilla. Con una condición, que la “importante” documentación sea pública y accesible.
Cómo salieron estos papeles de su lugar original, y de qué modo llegaron al colectivo memorialista, son incógnitas sin revelar. Era la orden innegociable de los benefactores archivísticos: no dar detalles del traspaso. Un episodio que recuerda a escenas cinematográficas y un vaso en el tradicional “gota a gota” con que los historiadores han de navegar en el proceso de recuperación memorialista, cuenta el coordinador de RMHSA y del proyecto Todos (…) los nombres_, Cecilio Gordillo.
“Bandoleros” y no guerrilleros, según el franquismo
El volumen de legajos entregado al archivo sevillano se ha incorporado al Patrimonio Documental Andaluz y está disponible para su consulta en copia digital. Las 766 imágenes dibujan las actuaciones administrativas que la Guardia Civil ejecutaba en sus acciones contra las guerrillas antifranquistas. Entre 1941 y 1958, con operaciones que marcan un amplio ámbito territorial: de Madrid a Cádiz, de Huelva a Ávila, de Badajoz a Granada o León.
En varias series documentales, aparecen las circulares de la Dirección General del cuerpo, comunicaciones de la Zona con comandancias y hasta material de papelería. Y papeles más concretos como partes de servicio, diarios de las operaciones para eliminar la lucha armada contra la dictadura o estadísticas generales de estas acciones.
Como de la orden que prohíbe llamar “maquis, guerrilleros o rebeldes” a quienes querían dar un “aspecto político y militar” a sus actos. El folio, firmado en Madrid el 22 de mayo del 45, continúa: “por lo tanto en lo sucesivo, siempre que se designe a tales malhechores se hará con el nombre de bandoleros o atracadores como corresponde a los delitos comunes que cometen”.
“Comunicación detenciones 3 guerrilleros en Jaén, vecinos de Granada”, describe un epígrafe escrito el 20 de octubre de 1944. Ahí está la circular que solicita “información a la 220 Comandancia de Melilla sobre organización comunista. Con fichas policiales de afiliados a JJSS, UGT y CNT”. Otra dicta: “bandoleros que actuaron por la provincia de Granada y limítrofes formando parte de la Agrupación del cabecilla Roberto y de otras independientes, desde el 15 de octubre de 1949 hasta el 30 de junio de 1952, en que se consideró totalmente liquidado el problema del bandolerismo en esta provincia. Con relación nominal de 170 guerrilleros”.
Un trozo de los archivos prohibidos de España
En las batidas para localizar a guerrilleros antifranquistas participaron incluso mercenarios. Pistoleros, falangistas y requetés que antes fueron parte ejecutora del terror fundacional del franquismo. La responsabilidad recayó, pronto, en las fuerzas de orden público. Los últimos reductos de resistencia republicana tenían poca escapatoria en una España que cimentaba, aún a sangre y fuego, el régimen dictatorial.
Los pliegos recibidos son “una mínima parte del total que había en los archivos de la Guardia Civil de Sevilla”, apunta Gordillo. El resto… “no sabemos dónde está”. Guardado a buen recaudo. El caso, dice, muestra las enormes “dificultades” que suelen encontrar los investigadores para acceder a los registros de instituciones públicas como el Ejército o la propia Benemérita o incluso la Iglesia Católica. Fuentes de las que emanaría una extensa información sobre la represión golpista, entre otros aspectos.
La muestra es “muy representativa” del conjunto denominado Sección de Guerrillas, en palabras de la directora del AHP de Sevilla, Amparo Alonso. Alaba el “estupendo criterio” adoptado por el grupo de trabajo de Memoria Histórica de CGT al donar los ficheros. Un testimonio que deja “con ganas de tener más pero es un reflejo de la actividad diaria de la Guardia Civil” contra los maquis.
“De este tipo de documentos son los primeros que llegan, son únicos en ese sentido”, certifica Alonso. La Consejería de Cultura, extiende, ha comunicado el hallazgo documental “al Ministerio de Cultura para que se ponga en contacto con el del Interior, de quien depende la Guardia Civil, e indiquen el ingreso definitivo de la documentación”.
Los expedientes tienen “un valor enorme para contrastar cómo fueron los métodos represivos de la Guardia Civil durante el franquismo”, según el Director General de Memoria Democrática, Javier Giráldez. Y el gesto del grupo de investigadores sirve “para seguir buscando la verdad”, apunta el Director General de Innovación Cultural y del Libro, Antonio José Lucas. “Esperamos que abra un debate en la administración sobre qué narices pasa con este tipo de documentación”, concluye Cecilio Gordillo.