Cuando el legado de Federico García Lorca está llegando a la ciudad, aunque hasta junio no llegará completo y después de una larga travesía que muchas dudas ha generado. Cuando también se vislumbra que el Museo Arqueológico volverá a abrir sus puertas en 2018 aunque el plazo dado del primer trimestre del año parezca difícil de cumplirse. Ahora que Granada aspira a intentar volver a recuperar terreno en el plano cultural, llama la atención un proyecto que permanece guardado en un cajón. Se trata del Teatro de la Ópera de la ciudad cuyo proyecto calcula un aforo de 1.500 espectadores, que llegó a ser estandarte del Milenio del Reino de Granada celebrado en 2013 y del que poco se sabe ahora.
Porque se trata de un proyecto que aunque empezó a andar en 2001 bajo el mandato del tripartito municipal que encabezaba José Moratalla (PSOE), del mismo se ha oído hablar en las últimas tres décadas. No en vano, cuando Antonio Jara era el primer edil en 1991 por los socialistas, ya planteó que si Granada quería aspirar algún día a ser Capital Cultural debía iniciar la construcción de un gran espacio escénico que pudiera dar respuesta a las demandas de una candidatura de ese tipo. Desde aquella promesa han pasado 27 años y una serie de acontecimientos aquí relatados.
El sueño de la capitalidad europea
El origen del Teatro de la Ópera o el Gran Espacio Escénico de Granada -nombre con el que fue concebido- nace con la aspiración de ciudad de la Alhambra a convertirse en Capital Europea de la Cultura. Ha habido varias tentativas para ponerle ese sobrenombre a Granada pero la única opción real que se plantea en el horizonte habla del año 2031. Puede que sea entonces cuando ese reconocimiento cultural recaiga en Granada ya que opta para ello en la plaza que España tiene asignada junto con Malta por parte del Parlamento Europeo. Dicho reconocimiento sirve, entre otras cuestiones, para potenciar la oferta en ese ámbito de una ciudad. A ello ha aspirado en las últimas décadas Granada y el Teatro de la Ópera ha llegado a ser parte fundamental de la propuesta.
Ya en 2004, con Manuel Chaves en plena campaña electoral para las autonómicas de aquel año, el propio expresidente de la Junta anunciaba la construcción de este recinto. Recogía así el guante del alcalde Antonio Jara en los 90 y del concurso de ideas propuesto por el edil Moratalla en 2001. La idea partía de la premisa de que Granada necesitaba y necesita un teatro de esas características, premisa que comparte la entidad Centro Artístico, Literario y Científico de Granada (CALC) que preside Celia Correa. Esta asociación sin ánimo de lucro fundada en 1885 persigue poner a la ciudad en el eje cultural español y para ello, su propia presidenta considera que la construcción del teatro es un proyecto “irrenunciable para que la Ópera retorne a Granada”. Pues Correa recuerda que la relación de este género con la capital granadina es histórica y prueba de ello fueron los teatros, ya desaparecidos, de Gran Capitán y el de Cervantes que en su día fueron referencia en la representación de este arte en Andalucía.
Tras la promesa electoral de Manuel Chaves, llegó una partida de 400.000 euros en los presupuestos andaluces de 2005 para iniciar el proyecto. Una partida que no fue utilizada porque no sería hasta 2007 cuando, previa publicación en el BOJA, se inició de manera oficial la licitación del concurso para la elaboración del proyecto. El mismo acabaría siendo adjudicado un año después, a finales de 2008, al equipo de arquitectos de Hernández y Asociados por un precio de 200.000 euros bajo la dirección del prestigioso arquitecto japonés Kengo Kuma. Eso fue lo que costó la construcción de la maqueta y la elaboración de los planos que dibujaban el Teatro de la Ópera en la zona sur de la capital, muy cerca del Parque de las Ciencias y el edificio de Caja Granada.
Del Milenio del Reino de Granada al olvido
No sería hasta finales de 2009 cuando el Gobierno andaluz acabaría adjudicando el contrato de obra a la UTE Gratatum por más de un millón de euros. Ese se presuponía uno de los pasos finales para que se pudiera empezar la construcción ya que el Ayuntamiento de Granada de José Torres Hurtado (PP) había cedido, mediante acuerdo plenario en 2006 y de manera gratuita, el terreno para el teatro. Sería lo único gratis que surgiría del gran espacio escénico que con el que se quería aportar al Milenio del Reino de Granada que se celebraría en 2013. Cultura había presupuestado la obra y puesta en marcha del recinto en una cifra cercana a los 40 millones de euros. No obstante, no había plazo de ejecución en el horizonte.
A partir de ese momento, se empezaron a suceder las declaraciones de los diferentes implicados en el asunto. Anuncios que comenzaban a dilatar en el tiempo la construcción del teatro y que empezaban a borrar fechas. En 2010, Paulino Plata, recién nombrado consejero de Cultura, asumía que el objetivo de tener el teatro para el Milenio del Reino de Granada en 2013 comenzaba a parecer inviable. El motivo que daba el político era que la crisis económica estaba poniendo en serias dificultades la financiación de la obra. Llegaba a apelar al Ministerio de Cultura para que aportase dinero y poder continuar con el proyecto. Pero nada más lejos de la realidad pues del Gobierno central no se supo nada al respecto.
Lo que en principio parecía ser una inversión de 40 millones de euros se acabaría disparando por encima de los 50. Así lo reconocería el delegado de Cultura entonces en Granada, Pedro Benzal. Admitía que había subido la cuantía pero que eso no suponía que el recinto pensado para la ópera no llegara a construirse porque la ciudad “necesita un gran teatro” ya que hasta la fecha cuenta con otros espacios pero de menor tamaño como el Isabel La Católica o el Alhambra. De ahí que el futuro del espacio escénico pasara ya por intentar conseguir financiación privada mediante un acuerdo que la propia Junta consideró una fórmula para llegar a pagar un canon por mantenimiento y uso a la empresa que se decidiera a costear las obras. Al mismo tiempo, la dotación económica para la construcción que incluyó la Junta en los presupuestos de 2011 fue de 461.451 euros.
A partir de ahí, ni el BOJA ni la Ley de Presupuestos de Andalucía ha vuelto a reflejar nada que tuviera que ver con el teatro. Hubo que esperar hasta 2015 para que el nombre del espacio escénico volviese a la palestra. Fue a través del diario Granada Hoy que en una información explicaba que el estudio de arquitectos AH Asociados, que había sido el adjudicado para llevar a cabo las obras, estaba en fase de revisión del proyecto para llevarlo a cabo. En la misma noticia se explicaba que la Junta de Andalucía no perdía de vista la posibilidad de acceder a fondos europeos como ya se había hecho con el Centro Lorca para que el teatro acabara siendo viable. Aquella fue la última vez que se supo algo sobre Teatro de la Ópera. Corría marzo de 2015, a pocos días de las elecciones autonómicas.
Aparcado pero no abanadonado
Este medio se ha puesto en contacto tanto con la Junta de Andalucía como con el equipo de arquitectos de AH Asociados que tiene la encomienda de construir el recinto, así como con el Ayuntamiento de Granada para conocer en qué punto está el futuro del Teatro de la Ópera.
El estudio de arquitectura evita pronunciarse sobre el tema aludiendo a que el Gobierno andaluz es quien debe pronunciarse. Precisamente su delegado de Cultura, Guillermo Quero, admite que desde que fue nombrado en diciembre de 2015, el proyecto “no ha estado en ninguno de los presupuestos de la Junta”. Pero aboga porque “en el marco de la capitalidad europea de la cultura sea un tema que se aborde”. No obstante, en su opinión, debe ser la comisión de infraestructuras culturales que existe para la capitalidad quien deba “determinar cuáles son las prioridades aprovechando el diáologo institucional”.
Precisamente aludiendo a las prioridades, fuentes del equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Granada consideran que la construcción del teatro ahora mismo no es una de ellas. Lo que no significa, a juicio del Consistorio, que no estén “abiertos a cualquier proyecto de cualquier institución que beneficie a la ciudad”. Siempre mirando de cara a la capitalidad europea que aspira a ostentar Granada en 2031 junto con Malta.