Un lingüista graba voces en 500 pueblos de Andalucía para crear un atlas sonoro con todos los acentos de la región

Álvaro López

Granada —
26 de febrero de 2024 22:15 h

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La última vez que en Andalucía se realizó un atlas en el que quedase constancia de cómo se habla en cada parte de la región fue en 1973. Desde entonces, han pasado 50 años, tiempo más que suficiente como para que los cambios políticos, sociales y económicos hayan dejado obsoleto aquel trabajo que se servía de información aún más lejana en el tiempo: de 1953. “Desde hace más de quince años los lingüistas hemos visto que no podemos basarnos ya en aquel atlas para nuestras investigaciones”, explica Alfredo Herrero de Haro, quien ha decidido resolver ese problema creando uno nuevo.

Licenciado en Filología Inglesa por la Universidad de Almería, Herrero de Haro (El Ejido -Almería-, 1983) está dispuesto a arrojar luz a la enorme variedad de acentos que hay en Andalucía. Encabeza un equipo que está realizando el Atlas Lingüístico Interactivo de los Acentos de Andalucía, el más completo hasta la fecha para determinar de qué forma se habla en cada rincón de la comunidad autónoma más poblada de España con 8,4 millones de personas que se comunican de forma muy distinta dependiendo de su lugar de origen. Y que, pese a los prejuicios, tienen una lengua más avanzada que en otros rincones: “El acento andaluz está más desarrollado que el castellano”.

Hay dos grandes diferencias entre el atlas actual de acentos y el de 1973: la muestra recogida y el modo de presentación. El de 1973 se sirvió de 230 municipios, lo que suponía estudiar el acento de uno de cada 24.000 andaluces y el nuevo lo hace de 500 municipios, lo que arroja una proporción mejor de hablantes al ser uno de cada 4.200. La segunda parte es su presentación: mientras que el viejo atlas se plasmó en libros, el nuevo está construyéndose con un mapa interactivo que será muy útil para investigadores y usuarios comunes. De hecho, la recogida de datos se hace por internet y cualquiera puede participar en el siguiente enlace: https://survey.phonic.ai/644b7e678202ffd080a86bf4

Los cambios de un acento rico en matices

La encuesta dura una media hora y consiste en hablar ante el micrófono de determinados aspectos que permiten recoger los datos que se necesitan para el atlas. La recogida de información es tan elevada que Herrera de Haro cuenta que tiene que dedicar un día a la semana tan sólo a ordenar los audios que recibe.

“Llevo a mis hijos a la escuela y me dedico durante horas a nuestra investigación porque no desperdiciamos nada, pero tenemos que seleccionar y, por ejemplo, nos centramos en las personas que han vivido siempre en el mismo municipio”. Así, la idea es evitar contaminar la muestra con una mezcla de acentos que no sea real. “En el atlas de 1973 iban al bar del pueblo y buscaban personas que fuesen preferiblemente analfabetas para que no forzasen su habla, que vivieran siempre allí y que tuvieran la mayoría de dientes”.

De aquella información se extrajeron conclusiones que hoy en día ya no son válidas. “En mi zona, en Almería, el atlas del 73 indica que es un lugar ceceante, cuando yo ya no conozco a nadie así. Esas son las cosas que han ido cambiando”. Una curiosidad que explica por qué no hay un solo acento andaluz, sino que hay casi tantos como habitantes hay en la comunidad autónoma. “Por ejemplo, en Almería o Granada se usa el ”cha“ para decir 'chaqueta' mientras que en Cádiz o Sevilla se utiliza el ”sha“ para decir 'shaqueta'”. Un ejemplo que permite entender que en Andalucía hay dos formas básicas de hablar: la norma granadina y la norma sevillana.

“En Almería, Jaén o Granada los vocales se pronuncian más abiertas y esto se está expandiendo un poco hacia el oeste, pero lentamente”. De paso, esta realidad que pasa por las vocales abiertas o la no pronunciación de las letras finales denota todo lo contrario al estigma: el andaluz no es una lengua atrasada ni de personas con menos conocimientos, como el prejuicio insiste, sino que “está más avanzando que el castellano”. Según Alfredo Herrero de Haro, la tendencia de los idiomas pasa precisamente por dejar de pronunciar las últimas consonantes, como ocurre en el inglés, el italiano y sobre todo el francés.

En el español tenemos dos grandes bloques de acento: los conservadores y los innovadores. “Los primeros son los del centro y el norte de España, mientras que los segundos son los del sur ya que, por ejemplo, el seseo es lo que hacen la mayoría de hispanohablantes en el mundo y es el que más se impone en esas zonas”. Algo que cualquiera podrá comprobar a simple vista en el atlas interactivo del acento andaluz que el equipo que lidera Herrero de Haro está elaborando con la misión de tenerlo listo para el año 2026 -actualmente está al 25% de ejecución-.

Un trabajo que, además, no sólo servirá para crear este mapa lingüístico de Andalucía, sino para que cualquier equipo de investigadores pueda trasponerlo a su propia lengua. “El programa que hemos creado se lo pueden bajar y cambiar el mapa por el de Francia, por ejemplo”. La idea es que sea sencillo de visualizar y útil para entender la complejidad de los acentos en función de las regiones en los que se hablan.

Con esta herramienta se podrá avanzar en muchos ámbitos, al tener una recogida de datos tan elevada. “El reconocimiento de voz se podrá adaptar para que cuando hables con un robot no tengas que poner un acento neutro para que te entienda, sino que en su base de datos se pueda incluir cada rasgo gracias a la información obtenida”. Una ambición que pone a Andalucía en el mapa de forma literal y que le da importancia a la riqueza de un acento conocido en medio mundo.

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