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Purificación Gómez Matas: “En la lucha contra la Xylella hay que ayudar a los agricultores”
La xylella fastidiosa se ha convertido en una pesadilla para los olivareros españoles, sobre todo por un dato más que demoledor: el árbol al que afecta hay que arrancarlo y establecer una cuarentena de cinco años en cien metros a la redonda.
Sus matices son muchos, pero la doctora en Derecho por la Universidad de Jaén, Purificación Gómez Matas, tiene claro que “no sólo se trata de investigar, sino de ayudar al agricultor”.
Gómez Matas es integrante del Grupo de Investigación “Derecho Financiero” de la Universidad de Jaén, que tiene como una de sus líneas esenciales de investigación la fiscalidad del olivar y del aceite de oliva, con especial atención a las catástrofes naturales que afectan a los agricultores.
A pesar de que en Andalucía sólo se han dado casos en tres cepas en El Ejido, que en Baleares y Valencia sí haya varios tiene en alerta al sector.
Purificación Gómez Matas participa en la sede de Baeza de la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA) en el curso ‘La fiscalidad del olivar ante los problemas de la empresa agrícola actual’. Todo lo que sabe del tema lo ha volcado en la conferencia que ha analizado “el miedo a la Xylella”, cuya línea esencial de investigación era la fiscalidad del olivar y del aceite de oliva, con especial atención a las catástrofes naturales que afectan a los agricultores. Y es que la Xylella, como tal, es una catástrofe.
Actualmente, Andalucía es una de las tres patas de una investigación cuyo objetivo es el control y la propuesta de medidas de prevención de Xylella fastidiosa. El futuro, explica, no pasa tanto por erradicarla, cosa que parece imposible, sino por encontrar variedades de olivos resistentes a la bacteria.
El programa se llama Life Resilience y pertenece al programa Life de la Unión Europea, con la participación de instituciones públicas y privadas de España, Italia y Portugal.
La finca “El Valenciano” en Carmona (Sevilla) es una de las tres donde se trabaja, junto con Charquerao en Alandroal, Portugal, y “La Traversagna” en Pisa (Italia).
Purificación Gómez no esconde la “histeria” que una plaga así puede provocar, pero “el futuro es convivir con la Xylella, avanzar en la adaptación y sustituir el olivar por otras variedades de esta especie que sean resistentes”. Apuesta por mejorar la genética vegetal desarrollando y probando entre 10 y 20 nuevas variedades de plantas de olivo que sean resistentes a la plaga.
Según la experta, es necesario contar con subvenciones más ágiles y de mayores cuantías e instituciones de actuación nacional ante estas catástrofes naturales que afectan a los agricultores. Y es que el hecho de que un árbol presente indicios de la bacteria supone arrancarlo, arrancar los que se encuentren en cien metros a la redonda, y establecer una zona “tampón” en 10 kilómetros. Durante cinco años hay que hacer análisis en esa zona, costeados por los agricultores. Es el periodo de cuarentena, donde los cien metros arrancados no se pueden reponer. No librarse de los árboles afectados puede suponer sanciones de 3.000 a tres millones de euros. Por eso, ayudar al agricultor se antoja indispensable.
La alerta en Andalucía
El 27de abril de 2018, la entonces la consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural de la Junta de Andalucía declaraba la existencia de la plaga de cuarentena en Andalucía por la Xylella fastidiosa, tras ser detectada en un invernadero de El Ejido.
El Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA) hacía oficial resolución de la Dirección General de la Producción Agrícola y Ganadera, por la que se declaraba oficialmente la existencia de la plaga, la zona afectada y las medidas fitosanitarias a adoptar.
Concretamente, declara como zona infectada de Xylella fastidiosa la totalidad del invernadero situado en el término municipal de El Ejido, especificando que las medidas fitosanitarias “serán de aplicación en la zona infectada y en los recintos situados en un radio inferior a 100 metros alrededor de la misma”.
Entre esas medidas se encuentran un tratamiento fitosanitario “con productos adecuados contra los insectos vectores sobre la totalidad de los vegetales especificados”.
Posteriormente “se procederá a la eliminación y destrucción de todos los vegetales especificados situados en la zona infectada”, eliminación que “se realizará mediante triturado en el interior del invernadero, no quedando en el mismo ningún resto del material vegetal eliminado y tomando todas las precauciones necesarias para evitar la propagación de Xylella fastidiosa durante y después de la eliminación”.
Las medidas se basan en “la aparición en octubre de 2013 de un foco de la bacteria en la región italiana de Apulia, que ha motivado la adopción de medidas por parte de la UE encaminadas a la erradicación y contingencia de la enfermedad en ese país, de vigilancia y prospección en el resto de estados miembros y en un refuerzo de los controles y exigencias para la entrada de material vegetal procedente de terceros países”.
La xylella fastidiosa se ha convertido en una pesadilla para los olivareros españoles, sobre todo por un dato más que demoledor: el árbol al que afecta hay que arrancarlo y establecer una cuarentena de cinco años en cien metros a la redonda.
Sus matices son muchos, pero la doctora en Derecho por la Universidad de Jaén, Purificación Gómez Matas, tiene claro que “no sólo se trata de investigar, sino de ayudar al agricultor”.