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“La Renta Mínima de Inserción es una carrera de obstáculos humillante”
La Renta Mínima de Inserción Social (RMI) de Andalucía aprobada por la Junta a finales del pasado año amplió la cobertura y su cuantía presupuestaria respecto al anterior Ingreso Mínimo de Solidaridad (o Salario Social). Sus novedades y carencias están siendo analizadas esta semana en el curso de verano de la Universidad Internacional de Andalucía 'Renta mínima de inserción: de la reflexión a la práctica'.
El panorama que dibuja Félix Talego, profesor de Antropología Política en la Universidad de Sevilla, respecto a este nuevo derecho subjetivo de ciudadanía en nuestra comunidad autónoma no es muy alentador. Sobre esta prestación económica de la que presume la administración andaluza y sobre la pobreza hemos reflexionado tras su ponencia en la sede Antonio Machado de Baeza (Jaén).
¿Qué cuestiones ha abordado respecto a la reciente RMI?
Ha analizado el contexto en el que se inscribe la RMI andaluza, que tiene severas carencias y limitaciones. He intentado explicarlas alejándome de ella e indicando qué es el sistema de la Seguridad Social. La RMI viene a sustituir al salario social para que lo fundamental permanezca. Las graves deficiencias que tenía el salario social, las continúa teniendo la RMI. Pero son deficiencias que responden a una lógica, es decir, no son fallos. El mal funcionamiento de estas cosas es, digamos, premeditado.
¿Deficiencias premeditadas?
Lo que se trata es de hacer ver a propios y extraños que las personas que no trabajan y no esperan trabajar, es decir, lo que se entiende por producir o generar riqueza, que para mí son conceptos que hay que cuestionar, pues deben sufrir el castigo correspondiente. Si funcionara bien un sistema de esos, y quienes estamos en trabajos ingratos, mal pagados o alienantes en sí mismos viéramos que quien no está haciendo está cobrando casi lo mismo que nosotros, dejaríamos nuestros empleos en tropel.
¿Quiere decir que este tipo de prestaciones no funcionan bien de manera intencionada?
Para que no dejemos nuestros trabajos, estas cosas deben funcionar muy mal, aparte de que se cobre poquísimo, para que se llegue a lo que nosotros consideramos 'oposiciones para pobres' pero que no consolidan, es decir que cada mes o cada tres meses haya que volver a demostrar que se es pobre de solemnidad. Todo ese laberinto de exigencias no es tanto porque no haya dinero, ya que no variaría un ápice la estructura del gasto del Estado si estas cosas se solucionaran. Se podría dedicar lo mismo a trenes de alta velocidad, a autopistas y a lo que se quisiera, porque esto es el chocolate del loro, pero entonces no recibirían el castigo que “tienen que recibir” quienes no están empleados.
Al margen de tener que “demostrar” la pobreza cada cierto tiempo, ¿es complejo beneficiarse de la RMI?
Cada persona que quiera acceder a la RMI necesitaría un abogado a su servicio para que le llevase todos los papeles. Es algo casi tan complicado como una pequeña empresa de estas autónomas. Y como se te pase un papel, pierdes el derecho. Y son tantos papeles, que “si la suegra vive ahora conmigo pero mi hijo mayor se fue”, etc. que son cien mil cosas que conducen también a lo que los críticos con estos sistemas llamamos 'la trampa de la probreza'.
¿Qué quiere decir con eso?
Muchas veces algunos de los miembros de la familia tienen que rechazar ofertas de trabajo porque entonces se pierde el derecho a este tipo de cosas. Hay un diseño premeditado para que esto sea una carrera de obstáculos humillante además y que sirva como una especie de pedagogía a propios y extraños en el sentido de que se diga uno mismo “yo ahí no puedo caer y tengo que soportar a mi jefe y en las condiciones que tengo porque si no fíjate donde voy a caer”, en esa ventanilla humillante.
¿Es la RMI una carrera de obstáculos humillante?
Sí. Tiene toda una serie de requisitos y condicionantes que la hacen serlo. Fíjese que todos los subsidios contributivos, una vez que la persona empleada queda en desempleo, su cobro es automático e individual durante los 18 meses en los que se puede cobrar el subsidio y le llega automaticamente con independencia de su situación familiar, de su patrimonio,... Mientras, estas rentas no contributivas no son individuales ni automáticas sino que están a merced de una serie de condicionantes familiares, etc, y todo se tiene que demostrar papel tras papel. Eso lleva un costo en personal y en horas de trabajo y de burocracia para controlar el fraude que, si se midiera, es mayor que lo que se ahorraría haciéndolas mas automáticas y más sencillas. Pero entonces no estaría programado ese castigo que, repito, existe en el fondo de este tipo de rentas.
¿No considera que sea un recurso eficaz?
¿Eficaz para solventar la pobreza? Cero eficaz. ¿Eficaz para seguir mostrando a todo el espectro de trabajadores que no trabajar es algo que hay que evitar a toda costa? Muy eficaz. Es una oposición para pobres durísima y que no salva de la pobreza porque la pobreza es necesaria para la riqueza y para mantener el sometimiento general de todas las personas que estamos empleadas.
¿Es lo máximo a lo que se puede aspirar o caben otras alternativas en favor de una mayor igualdad?
Caben alterativas si variaran las filosofías politicas que inspiran estas rentas. Es decir, si fuese prioritario alentar la autonomía personal o la libertad, habría que hacer una reformulación radical de todas estas medidas. Pero como lo prioritario es mantener a la gente sometida al yugo del trabajo, sean los empleos más o menos estúpidos, pues no se cambian porque esta es la lógica que sigue predominando en las directrices políticas de las altas esferas.
Aceptando ese sistema, ¿es posible desarrollar la RMI de mejor manera para que sirva a los fines para los que, supuestamente, fue planteada?
Habría que ir hacia la simplificación de los requisitos, hacia el automatismo. Pero, insisto, eso sería romper la lógica escalonada que tienen estas medidas, porque no hay una razón económica de fondo sino una política de control y de ejemplaridad. Desde la propia óptica dominante de los propios trabajadores se considera que “yo estoy manteniendo a estos que no hacen nada”. Esa creencia tan extendida viene desde los ministros.
Y llega al “cuñado”...
Efectivamente. Abunda en una ideología bastante sólida y que algunos nos empeñamos en intentar hacer ver que no es buena ni para el 'cuñado' ni para nadie. Para unos es menos buena que para otros, evidentemente, pero creo firmemente que nos somete a todos.
La Renta Mínima de Inserción Social (RMI) de Andalucía aprobada por la Junta a finales del pasado año amplió la cobertura y su cuantía presupuestaria respecto al anterior Ingreso Mínimo de Solidaridad (o Salario Social). Sus novedades y carencias están siendo analizadas esta semana en el curso de verano de la Universidad Internacional de Andalucía 'Renta mínima de inserción: de la reflexión a la práctica'.
El panorama que dibuja Félix Talego, profesor de Antropología Política en la Universidad de Sevilla, respecto a este nuevo derecho subjetivo de ciudadanía en nuestra comunidad autónoma no es muy alentador. Sobre esta prestación económica de la que presume la administración andaluza y sobre la pobreza hemos reflexionado tras su ponencia en la sede Antonio Machado de Baeza (Jaén).