“Se cortaron al cabello, se cortaron las faldas y crecieron las ideas”, sintetiza Carmen Agulló Díaz, una de las historiadoras que ha participado en la investigación y en la elaboración del documental Las Maestras de la República, que se acaba de estrenar en Sevilla para toda España. El afán de este proyecto, impulsado por FETE UGT, busca “recuperarlas para la historia, rescatarlas del olvido”.
“Es un buen momento para recordarlas”, explica Luz Martínez Ten, Secretaria de Políticas Sociales del sindicato y una de las impulsoras del proyecto. “Si no lo hacemos ahora perderemos la historia para siempre ya que los que guardan su memoria están desapareciendo”. Además, añade, hoy “se está cuestionando el modelo educativo, incluida la coeducación”, asegura Martínez Ten y “todos los valores que abanderaban las maestras son de absoluta actualidad”. “Su legado dibuja el camino que hoy transitamos”, reza el tráiler de la película.
El documental, de 65 minutos, mezcla la ficción de la vida de una maestra, interpretada por Laura de Pedro y basada en la novela de Josefina Aldecoa, con imágenes inéditas de la época: fotografías y relatos de familiares, alumnos y alumnas de aquellas profesoras que, con la llegada de la República, se convirtieron en ejemplo de “mujeres cultas, libres, independientes, que no necesitaban casarse”. Cambiaron la imagen de la mujer, “llevaron el color a la España negra y rural de los años 30”, explica Martínez Ten.
Formadas como maestras por primera vez en las mismas aulas que los hombres, llegaron destinadas a lugares “remotos” de la España de entonces y allí fueron las primeras en hablar de igualdad, las primeras en tirar el muro que separaba a los niños de las niñas en la escuela.
Para recuperar sus historias y su realidad Pilar Pérez Solano, guionista y directora de la película, y su equipo han contado con el “conocimiento y entusiasmo contagioso de las historiadoras”, con los archivos oficiales y con la colaboración de cientos de personas que han hecho memoria, han rebuscado en cajones, han recorrido sus pueblos en busca de una foto, un testimonio, un diario escondido. Todos, colaborando “de una manera desinteresada”, asegura Pilar Pérez. Hasta Luz Casal les ha cedido una canción para incluirla en el documental.
La cinta tiene un objetivo claro: recordarlas. Y para eso lo estrenan, y “lo llevaremos a escuelas, universidades, centros, salas y todo aquel espacio que nos lo pida”, comenta Juan Carlos Hidalgo, Secretario General de FETE UGT Andalucía. “Queremos presentarlo en festivales y ¡hasta intentaremos presentarlo a los Goya!”, afirma Martínez Ten.
Web participativa
Sin embargo, el proyecto no termina cuando la película acaba. Desde el sindicato han habilitado una página web participativa en la que están recopilando los nombres y trayectorias de aquellas mujeres. Ana Matilde Martínez, Carmen Castilla Polo, Dolores Cebrián, Julia Pinedo, María Vázquez Suárez… Estos son algunos de los más de 200 nombres propios que han conseguido recuperar hasta ahora pidiendo la colaboración ciudadana.
No todos los testimonios han servido para ponerles cara a las maestras, pero todos traen una gran carga de emoción: “Sólo quería contarles que tuve una maestra en la cárcel que me enseñó a leer y a escribir. Sólo sé su nombre, Julia, pero quería recordarla”, reza una de las cartas que han recibido.
Después de que estas maestras abrieran una ventana de libertad e igualdad en la época, llegó la Guerra Civil y el Franquismo. Y con la dictadura, las maestras republicanas se convirtieron en “mujeres de mala conducta” porque representaban un modelo opuesto al defendido por el ideario nacional-católico. Muerte, cárcel y exilio, exterior e interior. Y sin embargo, “ni en las peores circunstancias, perdieron el ánimo ni la dignidad, y continuaron su labor en la medida de sus posibilidades. Yo me quedo con ese legado”, comenta Pilar Pérez.
Las maestras de la República (y los maestros) reciben en forma de estudio y de documental un homenaje como aquel que quiso hacer la mencionada escritora Josefina Aldecoa en su Historia de una maestra, porque, como ella misma escribe en el prólogo de su novela “…su sacrificio estaba justificado por la necesidad de salvar al país educándolo, pues tal fue el mandato que recibieron”.