Ibn Al Jatib, filósofo, médico, poeta y hombre del Renacimiento antes del Renacimiento, pasó una vez por Marbella, y dicen que hizo algunas observaciones: los marbellíes rezaban poco, preferían juntarse para comer sardinas y al único que rezaban era al que les daba la más gorda. La anécdota la trae a colación Javier de Luis, histórico ecologista de la zona, para explicar por qué este antiguo pueblito de pescadores, devenido en símbolo de la ostentación y el lujo, parece incapaz de despegarse el chicle pegajoso de la corrupción y el delito. “Porque no hace autocrítica”, concluye. “Esta ciudad votó cuatro veces al ladrón que les estaba robando la cartera. Lo hizo entregado y exclamando 'Gil, amigo, el pueblo está contigo'. La gente que vive en los barrios más humildes vota al que tiene el poder, o al que aparenta tenerlo. Y seguirán haciéndolo, salvo que venga la justicia y les arruine el chiringuito”.
Esta semana, elDiario.es ha desvelado el procesamiento del marido y un hijastro de la alcaldesa, Ángeles Muñoz, de quienes Manuel García Castellón, juez de la Audiencia Nacional, sospecha que integraban una trama criminal de narcotráfico y blanqueo de dinero. Tanto Muñoz, que no está investigada, como el PP, han trazado una frontera: a un lado, las actividades supuestamente ilícitas de su familia. Al otro, su desempeño como regidora. Y cualquiera que sugiera que la línea es más fina de lo que dice se las verá con ella en los tribunales, ha advertido ella.
Pero ocurre que fue su propio hijastro Joakim quien, justo después de que el PP se hiciera con el Gobierno de la Junta de Andalucía, le dijo a un socio lo siguiente: “Ahora hemos ganado nosotros también. Porque ahora tenemos la Junta de Andalucía. Tenemos Marbella. Tenemos Estepona. Tenemos todo. La ciudad es nuestra”.
De la medicina a la alcaldía: “Una oportunidad que supo aprovechar”
La investigación al entorno familiar de la alcaldesa recupera el tufo a escándalo que ha acompañado a Marbella durante décadas. Una imagen con la que ella prometió acabar cuando tocó poder, en 2007. Ángeles Muñoz, cordobesa, había llegado a la Costa del Sol con una plaza de médico de familia en San Pedro de Alcántara bajo el brazo, pero pronto descubrió en sí misma una irresistible atracción por la política municipal. Primero fue teniente de alcalde en Benahavís, el municipio más rico de Málaga, y después dio el salto a Marbella. Al principio, con poco éxito: el PP obtuvo tres concejales en 1999, todavía bajo el peso de Gil, y cuatro en 2003.
Fue entonces cuando su suerte cambió. En 2003 respondió a los cantos de sirena de los cachorros del gilismo con un órdago: la alcaldía o nada. Y aquellos se giraron a su izquierda, para acabar formando un “gobierno monstruo” con concejales del PSOE y del PA, que acabó nuevamente en el fango. El discurso de Muñoz estaba hecho: regeneración y una crítica más acerada a la Junta de Andalucía por haber hecho la vista gorda, que contra el propio gilismo. “Ella esperó. Y de pronto se encontró con una oportunidad que supo aprovechar”, recuerda De Luis, fichaje independiente del PSOE en la misma corporación que lideró, por primera vez, Muñoz.
Desde entonces, ha gobernado durante cuatro mandatos, con una sola interrupción de dos años en 2015, cuando perdió la mayoría absoluta por un concejal. Regresó a la alcaldía dos años después, gracias a una moción de censura con un partido local cuyo líder había dicho que no quería volver a verla de alcaldesa.
La cercanía a Javier Arenas
Muñoz es también senadora, lo que la convierte en aforada ante el Tribunal Supremo, que es donde acabó la única investigación judicial que se le ha abierto hasta ahora. También fue diputada en el Congreso y en el Parlamento de Andalucía, y Directora General de Migraciones: un cargo alejado del glamour de Puerto Banús, pero que prueba la confianza que siempre le ha tenido Javier Arenas, quien la nombró siendo ministro de Trabajo.
La cercanía a Arenas y gobernar una ciudad tan relevante en lo simbólico y en lo económico (la séptima en población de Andalucía) durante cuatro mandatos, tres de ellos con mayoría absoluta, explican el peso de Muñoz en el PP. Es coordinadora del área de grandes municipios en el PP andaluz y presidenta del PP local desde hace 25 años. Hace justo un año fue reelegida por unanimidad en un acto al que no faltaron ni Juan Manuel Moreno, presidente de la Junta y del PP andaluz, ni Alberto Núñez Feijóo, que entonces no era ni candidato a liderar el partido.
Su peso orgánico e institucional no ha mermado por las sospechas sobre ella y su patrimonio. Hubo críticas por valerse de un entramado con ramificaciones en Luxemburgo y Gibraltar que ocultaba a Hacienda parte de su inmensa riqueza. “Era una cosa bastante popular entonces: descapitalizarse para que cuando llegaran los herederos la fortuna no estuviera tan a la vista. Hacienda dijo que la operativa era ilegal por los efectos que se persiguen, pero la defraudación no se producía hasta que fallecía la persona que había suscrito el producto”, explica Antonio Flores, el abogado que lo desveló. La alcaldesa lo denunció ante el Colegio de Abogados, que archivó la denuncia. El hermano de Flores, arquitecto, fue multado poco después por el Consistorio, pero recurrió y ganó.
Los terrenos de Benahavís
También salió indemne de la investigación que, tras la presión popular y una denuncia de Fiscalía, abrió en 2018 el juzgado de Gonzalo Dívar, a quien previamente había condecorado, para saber por qué el Ayuntamiento de Marbella incluyó, a última hora y sin publicidad, un plano en el PGOU de Marbella que cambiaba la linde con Benahavís. De un día a otro, Marbella entregó 200.000 metros cuadrados al municipio vecino sin compensación alguna. Gran parte de esos terrenos son propiedad del matrimonio Broberg-Muñoz y pasaban de no urbanizables a urbanizables en Benahavís. La investigación penal fue archivada, reabierta por la Audiencia Provincial (que calificó el primer archivo de “precipitado”) y finalmente terminó archivada por el Tribunal Supremo contra el criterio del fiscal.
El matrimonio que forma con Lars Broberg, al que ahora quiere procesar la Audiencia Nacional, vive en una lujosa mansión, inserta en un microsistema entre Guadalmina y Benahavís que empezaron a configurar industriales amenazados por ETA, y acabaron engrosando políticos pata negra del PP, como el propio José María Aznar. “Es la flor y nata de los sectores más reaccionarios de este país”, dice De Luis: “Y ella ha sabido, porque es hábil, mezclarse e integrarse en ese mundillo”.
Esto y sus viajes regulares a Madrid le permiten mantener una posición privilegiada en los círculos conservadores del poder. Mariano Rajoy presentó Política para adultos con ella en Marbella, y cuentan que en alguna ocasión han hecho largos viajes en su yate. Quienes la han tratado coinciden en que es amable, cercana y gana en las distancias cortas. Sus críticos dudan de que las sospechas sobre ella se traduzcan alguna vez en responsabilidades judiciales.
La fortuna del matrimonio
Muñoz, que ha comandado Marbella durante 13 de los 15 años que siguieron a la gestora, es la cara del post-gilismo. Pero si se abre el foco, muchas cosas no son tan distintas a como solían ser. “El principal valor de la ciudad siguen siendo las plusvalías que genera la acción inmobiliaria: no es el turismo o el comercio, aquí lo que produce es la venta de suelo”, dice De Luis, que detecta problemas endémicos en el municipio: “Ella supo tomar el poder político, pero probablemente no pueda gestionar la ruina en la que esta ciudad está metida”.
Las deudas con Hacienda siguen sin pagarse. Las infraestructuras públicas palidecen ante colegios y clínicas privadas. Y el Ayuntamiento sigue integrado por casi 3.700 trabajadores, muchos de los cuales han logrado puesto fijo de forma sui generis, tal y como ha contado este medio. En las últimas semanas, ha avanzado su intención de constituir nuevas bolsas para personal de limpieza. “Siempre que vienen elecciones engorda todo esto”, comenta José Luis Gutiérrez, al frente del sindicato SEPMA.
A ella y a su familia les ha ido bien en estos años. Conocida por casi todos como Titi, dicen que fue Raúl del Pozo quien la llamó Lady Chanel, y quizá el apodo no le vaya mal a una alcaldesa de Marbella, donde el lujo abunda. Su ficha de senadora recoge que es propietaria de cuatro viviendas, una oficina y la mitad de una nave industrial, además de una mansión, que puso a la venta por 12 millones de euros, o un atraque en Puerto Banús a través de una sociedad que comparte con su marido. Ella sí es de esos andaluces que hasta ahora pagaba el Impuesto de Patrimonio.
Muñoz defiende que si su familia tiene tanto dinero es sobre todo porque a Broberg le han ido bien los negocios. Lo que algunos en Marbella denuncian desde hace años es que ella o su familia ronden el poder para hacerse aún más ricos.
'Marbella reloaded: narcotráfico, Villarejo y una alcaldía bajo sospecha', en Un tema al día, el podcast de elDiario.es