La batalla entre Albert Rivera y Pablo Casado por la hegemonía en la derecha española tendrá un reflejo muy nítido en la pugna por varias provincias andaluzas y, especialmente, en Málaga. Por lo que se pone en juego (17 parlamentarios, la segunda provincia que más aporta al Parlamento de Andalucía), por su carácter simbólico de feudo electoral del Partido Popular, y por los cabeza de lista en liza: Juanma Moreno (candidato a la Presidencia por el PP) y Javier Imbroda, entrenador de baloncesto de éxito reconvertido en político.
Si hay una provincia andaluza que resistió, a duras penas, la pérdida de poder municipal y provincial del PP, esa fue Málaga. La capital de la Costa del Sol es la mayor ciudad gobernada por el Partido Popular, que en 2015 perdió plazas emblemáticas como Madrid, Valencia o Sevilla. En Málaga resistió el envite agarrado al carisma de su veterano alcalde Francisco de la Torre. Esto le permitió mantener en la Presidencia de la Diputación Provincial a Elías Bendodo, un fiel de Juanma Moreno, de quien será coordinador de campaña. El PP perdió, en cambio, su cinturón azul de la Costa del Sol: Torremolinos, Benalmádena, Mijas y Marbella, aunque recuperó esta última tras una moción de censura.
El poder municipal que aún mantiene el PP en Málaga tiene reflejo en las elecciones generales y autonómicas. De las últimas seis convocatorias generales o andaluzas, el PP ha ganado en Málaga en cuatro ocasiones. Sólo dejó de hacerlo en las generales de 2008, cuando el PSOE logró 30.000 votos más y le igualó a cinco escaños, y en las andaluzas de 2015, cuando 12.000 votos más sirvieron al PSOE para obtener un escaño más, seis.
Málaga es plaza fuerte del PP, lo que se refleja también en la decisión de presentar por la provincia al candidato a la Presidencia, Juanma Moreno, que además es malagueño. Compartirá campaña con un director al que conoce bien: Elías Bendodo, presidente del PP provincial, presidente de la Diputación, eterno candidato a ser alcalde en lugar del alcalde.
Moreno y Bendodo son amigos desde sus tiempos en Nuevas Generaciones y en la Fundación Maremágnum, y el candidato ha dejado caer que estaría en un hipotético equipo de Gobierno, a pesar de que Bendodo ya se postula para presidir nuevamente la Diputación malagueña.
Desde hace aproximadamente un año, Moreno hace promesas de lo que hará en Málaga si llega a ser Presidente: el tercer hospital antes del fin de la legislatura, el fin de la obra del Metro, la ciudad aeroportuaria de Alhaurín de la Torre... También ha habido guiños a quienes denuncian centralismo y desafección de la Junta de Andalucía hacia Málaga. Si gobierna, la ciudad acogerá al menos un Consejo de Gobierno al mes. “Desde Málaga y en Málaga se tomarán decisiones importantes. Málaga se lo merece”, dijo en un foro celebrado hace un año.
El candidato de Ciudadanos, “el ciudadano preocupado”
El problema de Moreno es que por primera vez tendrá un competidor en su espacio político. En 2015, Ciudadanos presentó como número 1 por Málaga a Irene Rivera, que a pocos meses de ser elegida dejó su sillón en Sevilla para marcharse al Congreso de los Diputados. Ahora ofrece a Javier Imbroda, que acumula méritos en el baloncesto. Ha entrenado a Unicaja, Real Madrid y a la Selección Española, con la que logró el Bronce en el Eurobasket de 2001.
El 22 de mayo, Imbroda ganó las elecciones a la presidencia de la Liga ACB. Lo hizo sin mayoría para ser nombrado. Un mes después, el 5 de julio, anunció su candidatura en las primarias de Ciudadanos, que ganó holgadamente. Imbroda dice ahora que nunca ha tenido afiliación política porque ese no es su “universo”, y que se presenta porque es un “ciudadano preocupado”.
Sin embargo, Imbroda tiene una trayectoria vinculada al PP. Fue director de la empresa municipal Málaga Deporte y Eventos entre 2011 y 2015 y su hermano es Juan José Imbroda, presidente de la Ciudad Autónoma de Melilla desde el año 2000 y senador por el PP.
El desembarco de Teresa Rodríguez
Si la batalla de la derecha parece abierta, algo parecido ocurre en la disputa por el voto de izquierdas. Adelante Andalucía también ha situado a su candidata en las listas de Málaga. Según explicó la propia Teresa Rodríguez a eldiario.es Andalucía, eso no es contradictorio con sus propios reglamentos de primarias: “El reglamento prohibía los cuneros excepto a candidatos a la Presidencia de la Junta”. En la entrevista, Rodríguez deslizaba otra razón para su desembarco. Los análisis daban a Málaga un papel clave en la disputa electoral de la derecha: “Queríamos combatir eso”.
El PSOE-A aún no tiene lista. La irrupción de Podemos y Ciudadanos le afectó menos que al PP, lo que podría indicar que dispone de un suelo electoral resistente en la provincia. Mientras que el PP perdió en Málaga más de 83.000 votos y tres escaños entre las andaluzas de 2012 y las de 2015 (de 273.899 a 190.395), el PSOE-A perdió apenas 18.000 y un escaño por la aparición de Podemos (de 220.621 a 202.302).
Podemos e IU sumaron más de 150.000 votos (el doble de lo obtenido por IU en 2012), pero al concurrir en distintas papeletas el reflejo en escaños se redujo: a IU le costó 49.502 votos conseguir su único escaño por Málaga, por los 33.722 que necesitó Podemos.
El PSOE estrena en unas elecciones procedimiento de designación de candidatos y a su secretario general en Málaga. José Luis Ruiz Espejo, que también es delegado de la Junta de Andalucía en Málaga, es su cabeza más visible junto a Javier Carnero, consejero de Empleo. Según explican desde su comité electoral, las agrupaciones locales celebrarán asambleas extraordinarias del 21 al 23 de octubre, y remitirán sus propuestas de lista al órgano provincial, encargado de elevar la lista resultante al órgano regional.
Sin embargo, el PSOE provincial aclara que no se trata de votaciones, sino de propuestas de lista que el órgano provincial “unifica”, sin proceder a un conteo. “El sistema es nuevo y hasta que no lo completemos no sabemos cómo va resultar. Se irá viendo de acuerdo con los órganos que velan por que se ajuste a los estatutos”.
Resuelta la incógnita de su lista, el PSOE-A aspira a revalidar victoria en una plaza histórica del PP, que se enfrenta ya no sólo a los socialistas, sino un adversario en su propio espectro político.