Igual que cuatro, doce o veinte años atrás, Francisco de la Torre ha recogido esta mañana el bastón de mando del ayuntamiento de Málaga. No podrá decir que se haya sentido extraño: es la sexta toma de posesión consecutiva de De la Torre (PP) tras una victoria electoral (2003, 2007, 2011, 2015, 2019 y 2023), y la séptima si se cuenta también su primer mandato, en el que se convirtió en alcalde cuando José María Aznar nombró ministra a Celia Villalobos.
“El éxito de Málaga ya trasciende Andalucía y España, y suena a nivel europeo, e incluso mundial”, ha dicho el regidor, convertido desde hace tiempo en referencia simbólica para el Partido Popular, en el que se valora la imagen de éxito que transmite la ciudad, su perfil de trabajador incansable y, por encima de todo, que sólo conozca la victoria. No hay mejor aval para De la Torre que encadenar alcaldías desde que empezó el siglo. Aunque se suponía que este sería su último mandato, con el posible colofón de la Exposición Internacional, ahora no descarta ni siquiera presentarse en 2027, cuando tendría 85 años.
De la Torre es el alcalde más votado de todas las capitales españolas. Ha obtenido una mayoría absoluta de 17 de 31 concejales, con más de un 49% de los votos. Pero curiosamente, no ha quedado claro si los votos a favor de su proclamación fueron 16 o 17, porque alguien, presuntamente del PP, puso por error dos papeletas (la de De la Torre y la del candidato socialista) en su voto. “Podíamos estar un poquillo en lo que estamos”, riñó la secretaria municipal.
Un mandato continuista
En su discurso ante la nueva corporación, De la Torre ha desgranado el programa electoral con el que se presentó a la reelección, con un marco general: será continuista de lo que se viene haciendo desde 1995, cuando el PP se hizo con una plaza que desde entonces no ha perdido. “El mandato es más claro que en 2015 y 2019, y estamos en condiciones de llevarlo a cabo completamente sin riesgo de inestabilidad política”, ha anunciado. En los dos últimos, tuvo que integrar a los concejales de Ciudadanos en su equipo de gobierno.
El alcalde ha empezado subrayando el ejemplo de la Transición y la política local como “toma de tierra de la democracia”. “Si la democracia pierde vinculación con la físico y reside solo en la pantalla habrá problemas y estaremos en manos de la fantasía”, ha dicho, en una aparente referencia a cómo el malestar que se intuía en redes con algunas de sus políticas (rascacielos del Puerto, negativa al Bosque Urbano) y la situación de Málaga (turistificación, falta de vivienda, suciedad) no ha tenido reflejo en las urnas.
El regidor ha rechazado las críticas al modelo de ciudad, que está generando un crecimiento sin parangón en el precio de la vivienda. Para De la Torre, estas críticas obvian la relación entre crecimiento económico y bienestar, y no opacan el lustre de Málaga, que luce en rankings y revistas. “Málaga está viviendo el comienzo de una nueva etapa que será espléndida. Estamos en un presente de éxito. Hemos eclosionado y vamos a un futuro aún más prometedor”. “El decrecentismo es una estafa. Tenemos que crecer ordenadamente, de forma sostenible, no dejar de crecer”, ha dicho, antes de apostar por la “ciudad-región” para absorber el crecimiento y población: “El empuje de Málaga pasa por el área metropolitana y municipios de nuestro entorno que tienen gran capacidad de acogida”.
Sobre estas tensiones giraron las críticas de la oposición. Daniel Pérez, candidato del PSOE, reconoció que los resultados de De la Torre son “incuestionables”, pero prometió trabajar “para que la Málaga real esté en los debates del Pleno”, asegurando que la ciudad vive un “drama habitacional”. Toni Morillas, de Con Andalucía, subrayó que la ciudad está “atravesada por desigualdades” por los efectos de la “turistificación descontrolada” que está provocando el éxodo de malagueños jóvenes: “Hay una brecha en las condiciones de vida entre quienes vienen a hacer negocio y sacar rendimiento a sus propiedades y quienes les sirven los cafés y les hacen las camas. Su modelo no solo la corrige sino que la acentúa”. Antonio Alcázar, portavoz de Vox (que entra por primera vez en la corporación con dos concejales) anunció que presentará iniciativas de su programa, como el aumento de ayudas a familias numerosas o el “estímulo de la fiesta nacional”.
Dominio del PP excepto en Mijas
En la provincia, el Partido Popular ha canjeado por alcaldías su victoria incontestable del 28M. De Nerja a Estepona, prácticamente toda la Costa del Sol está ahora gobernada por equipos monocolor del PP, que no ha necesitado el apoyo de Vox en ningún municipio. Mantiene sus mayorías absolutas de Marbella, Estepona (donde sin embargo cedió cuatro concejales), Fuengirola, Rincón de la Victoria o Nerja, y ha sumado las de Torremolinos y Benalmádena, desbancando aquí a los socialistas.
Tras los comicios de hace tres semanas, solo dos grandes municipios quedaron en el alero de los pactos. Vélez-Málaga (83.899 habitantes) ha caído del lado del PP, vencedor de las elecciones, tras el pacto con el Grupo Independiente Pro Municipio de Torre del Mar, que en los últimos dos mandatos había gobernado con el PSOE. El nuevo alcalde será Jesús Lupiáñez.
En cambio, Mijas (89.502 habitantes) resiste como bastión socialista. Josele González seguirá siendo alcalde gracias al pacto menos improbable de todos: PSOE (que ganó las elecciones), Ciudadanos y Por Mi Pueblo, cuyo único concejal, Juan Carlos Maldonado, se las tuvo tiesas con sus excompañeros de Ciudadanos, pero se lleva aún peor con el candidato del PP, Ángel Nozal, con quien lleva cruzándose insultos, denuncias y acusaciones casi una década.
En la comarca del Valle del Guadalhorce destaca la pérdida de Alhaurín el Grande (26.436 habitantes) para el PP por su peso simbólico y su tradicional adscripción a los populares. De Alhaurín el Grande es originario Juan Manuel Moreno, presidente del PP-A. Se trata de un municipio políticamente convulso, marcado en las dos últimas décadas por el descabezamiento de las agrupaciones locales del PP (tras la condena por corrupción a Juan Martín Serón) y del PSOE. Ahora, los socialistas, 100% Alhaurín (una vieja escisión del PSOE) y Con Andalucía se han unido para formar gobierno, desbancando así a Antonia Ledesma (PP), alcaldesa desde que Martín Serón abandonó, en 2016.
Otro caso singular se ha dado en Villanueva del Trabuco, donde PSOE y PP han llegado a un acuerdo para que José Luis Gallardo (PSOE) sea alcalde durante tres años, y luego le sustituya Alejandro Pascual (PP). Desbancan así a José María García, candidato a la reelección de Trabuco Solución Independiente. “La solidaridad, la empatía y la claridad en las exposiciones de ambos equipos ha posibilitado tejer una alianza entre dos partidos diferentes para formar un equipo de gobierno común, único y sin siglas”, escribió el PSOE en sus redes sociales.