Los vecinos del Conjunto Ronda, en Campanillas (Málaga), tienen todavía el susto metido en el cuerpo. El sábado por la mañana una tromba de agua y barro irrumpió en la urbanización, de 24 viviendas. “Empezó a entrar el río por el sótano. Fue cuestión de segundos. Subimos al primer piso y vimos cómo el agua entraba en el salón y llegaba al primer escalón de la escalera. Tengo dos niños de tres y cinco años. No puedes imaginar lo que pasamos”, cuenta entre sollozos Patricia Pérez, una de las vecinas, que dice haber perdido todo: el coche y gran parte de su casa. “Lo peor es que nadie ha venido a ayudarnos”, lamenta.
La casa de Patricia Pérez y Sergio García da cuenta del desastre en el barrio de El Brillante. Sobre el techo del sótano hay marcas que señalan hasta dónde flotaron los muebles. Sergio García muestra fotos de lo que había antes: un espacio de unos 80 metros cuadrados, con una barra de bar y un pequeño despacho, es ahora una amalgama de barro y enseres indistinguibles. El sábado, este joven grabó un vídeo que se ha hecho viral: por las ventanas del sótano entraba el agua como si fuera un manantial.
Desde entonces, por su casa han pasado políticos de todo signo para mostrar preocupación y solidaridad. Con el paso de las horas, al miedo y la incredulidad han dado paso a un sentimiento de agravio, que se concretaron el sábado con el alcalde Francisco de la Torre (PP) y el domingo con Inés Arrimadas. La portavoz de Ciudadanos acudió a visitar la zona con otros miembros de su partido, que sostiene al gobierno municipal. Fueron increpados.
Mientras decenas de trabajadores públicos limpian la calle, los vecinos se quejan de que nadie les ha ofrecido ayuda, más allá de la instalación de una oficina municipal donde apuntar sus datos de contacto. No se fían de las aseguradoras ni del Consorcio, que aún no ha hecho acto de presencia.
También imputan a la Junta de Andalucía y al ayuntamiento un retraso en la respuesta. Pese a que AEMET había activado la alerta naranja la noche del viernes, la Junta de Andalucía no decretó el nivel 1 de Emergencias hasta las 7.07 de la mañana. Fuentes de la Junta de Andalucía aclaran que ese nivel se activa cuando hay alerta roja de AEMET o si las incidencias del 112 son “por su número o su naturaleza, de cierta gravedad”.
Mar Franco, otra vecina, empezó a llamar a las seis de la madrugada. Asegura que lo hizo tres veces, mientras veía cómo el agua iba subiendo desde el sótano hasta entrar en el salón. “Se ponían desde Sevilla y me decían que desconocían lo que pasaba”, relata.
Seguridad contra el pillaje
El garaje comunitario, donde se apilan una quincena de vehículos, es una inmensa balsa a mediodía del lunes, y los gruistas se niegan a sacar los coches porque hay mucho barro. “¿Qué quieren, que haya flores? No sé si esperan que los saquemos nosotros. Pagamos 800 euros de seguro…”, estalla Mónica Heredia. El agua sigue llegando al medio metro de altura y los vecinos, hartos de esperar a las aseguradoras, han acabado llamando a tres camiones de bombeo. “La manguera es lo único que nos ha puesto el Excmo. Ayuntamiento de Málaga”, se queja García.
El río revuelto ha atraído también a quienes buscan ganancia. La comunidad ha contratado seguridad privada para proteger las casas del pillaje después de que se hayan acercado algunos merodeadores. Sobre la reja del garaje, a diez metros de los coches apilados, alguien acaba de dejar publicidad: se compran vehículos “en cualquier estado”.
El Centro de Salud ha abierto sus puertas por orden de Enrique Vargas, gerente del distrito sanitario, y contra el criterio de su director, José Luis Óscar Sánchez, que junto a la coordinadora del centro, la jefa de administración y algunos familiares acudió a achicar agua el sábado. No pudieron evitar la pérdida de parte del material. “Había hasta 25 centímetros de barro en Maternidad”, señala Sánchez, que admite que algunas intervenciones han tenido que ser pospuestas. La Delegación de la Junta de Andalucía se ha felicitado de la reapertura “con normalidad”.
En cambio, el colegio Francisco de Quevedo, justo enfrente, permanecerá cerrado al menos hasta el martes. Personal de limpieza y voluntarios limpian a manguerazos pelotas, sillas o mesas, y arrojan a la basura todo lo inservible, desde zapatos a pinturas. “La primera planta tenía un metro de agua y se ha perdido todo”, asegura la jefa de estudios. Toca también revisar los sistemas eléctricos y los muros. Uno de ellos se ha vencido dejando el patio abierto frente a la calle principal.
El parque de bomberos, cerrado
Campanillas, uno de los once distritos de Málaga, es un núcleo al oeste de la ciudad atravesado por el río Campanillas. Ronda los 20.000 habitantes y tiene un parque de bomberos desde 2008. Lleva todos estos años cerrado y sin dar servicio. En 2011 el ayuntamiento empezó a desmantelar el Grupo de Rescates Especiales y Salvamento. Los bomberos, que denuncian la falta de medios materiales y humanos, están en huelga desde hace tres años. Los servicios mínimos se han recortado recientemente y durante el fin de semana, varios bomberos expresaron en redes sociales su frustración por las limitaciones para realizar su trabajo.
Sobre el puente, cuesta creer el escuálido arroyo que pasa unos diez metros por debajo llegase el sábado hasta esta cota y la superase, inundando todo lo que encontró a su paso, incluido el barrio de El Brillante. En Campanillas pronto circularon los rumores: la apertura del embalse de Casasola por el riesgo de rotura habría generado un torrente imposible de contener. Sin embargo, el ayuntamiento ha sido tajante: Casasola no desaguó.
Las inundaciones suelen poner otro problema sobre la mesa: la insuficiente limpieza de los cauces de los arroyos. Este verano, el ayuntamiento anunció la limpieza de 90 cauces urbanos, incluyendo el Campanillas, con la que esperaba retirar 1.000 toneladas de residuos, material de arrastre y desbroces. No sirvió para evitar las inundaciones.
Un barrio en zona inundable
Lo cierto es que Campanillas está en zona de riesgo. El barrio se sitúa sobre una superficie arcillosa y por tanto escasamente permeable, en la que se ha seguido construyendo pese al riesgo de inundación. En esta zona han sido frecuentes las avenidas, aunque nunca de tanta envergadura.
Un estudio elaborado por el Observatorio de Medio Ambiente Urbano de Málaga (dependiente del ayuntamiento) señala que, de los 96 barrios malagueños expuestos a inundaciones fluviales (el 23% del total), El Brillante es uno de los que presenta mayor porcentaje de superficie inundable, con más del 80% del terreno. También es de los más poblados, aunque el OMAU califica el riesgo relativo de inundación como “bajo”.
El Conjunto Ronda, zona cero del episodio de este fin de semana, fue construido en 2007 por Procusan. Nadie dijo nada a los vecinos, que este lunes limpiaban con mangueras marcos de fotos y DVDs. Las grúas retiran los coches postrados en la calle. Algunos ponen a secar los muebles al sol. Son los restos de un naufragio que, como señala Mar Franco, pudo acabar todavía peor: “No teníamos escapatoria. Se inundó la casa en media hora y pensábamos que nos ahogábamos. Había un río a un lado y otro río en el otro. Si ha fallado alguien serán quienes dieron los permisos”.