Finalmente, Málaga tendrá una candidatura unitaria a la izquierda del PSOE. IU, Podemos (y otros cuatro partidos) han anunciado este lunes que, tras meses de desencuentros, encontronazos, rupturas y amagos de reconciliación, están dispuestos a registrar una coalición para las elecciones municipales del 28 de mayo, al igual que sucede en el resto de capitales andaluzas, con la única excepción ahora de Granada. La número 1 y candidata a alcaldesa será Toni Morillas (IU). Le seguirá Nico Sguiglia (Podemos) y, tras él, Remedios Ramos (IU) (hasta ahora número 1 en la candidatura de Por Andalucía, ahora deshecha) y Paqui Macías (Podemos), como número 4.
La coalición se llamará “Con”, seguido del nombre de las seis formaciones que la integran, una fórmula que se copiará en el resto de confluencias provinciales. El resto de la lista aún está por completar. El acuerdo ha sido impuesto por las direcciones andaluzas y estatales de IU y Podemos, después de que durante meses las direcciones malagueñas fueran incapaces de entenderse, y solo dos semanas después de que el órgano de dirección local de IU rechazara una entente similar. Por eso, Martina Velarde (secretaria general de Podemos Andalucía) se ha felicitado por la candidatura de unidad (“por fin”) y Toni Valero (coordinador de IU Andalucía) ha defendido el acuerdo por primar “el interés colectivo”. La presencia de ambos era significativa de lo que estaba en juego.
La candidatura unitaria tendrá en las dificultades de acceso a la vivienda uno de sus grandes ejes discursivos. “Se está expulsando a la gente de la ciudad”, observó Toni Morillas, que recordó que Málaga es la ciudad española donde más crecen los precios de compra y alquiler, mientras la renta sigue estancada en el 84% de la media nacional. “Estas elecciones tienen forma de referéndum. Tenemos un alcalde promotor turístico-inmobiliario, obsesionado con la promoción de la ciudad mientras da la espalda a los barrios”, completó Sguiglia.
La candidata Toni Morillas ha pedido “dejar de lado el ruido y lo accesorio” y el número 2, Sguiglia, ha admitido: “No ha sido fácil llegar hasta aquí, pero aquí estamos”. Pero no todos estaban: la número 3, Remedios Ramos, prefirió no aparecer por el acto de presentación.
La importancia electoral del acuerdo
Con el acuerdo, la izquierda aspira a ser determinante para arrebatar la alcaldía al PP, que gobierna la ciudad desde hace 28 años, 23 de ellos con Francisco de la Torre. Es algo difícil, a tenor de las encuestas, pero yendo por separado se antojaba imposible. La mayoría de gobierno está en 16 concejales. En 2019 el PSOE obtuvo 12, Unidas Podemos tres, y los más de 4000 votos de Málaga Ahora (una candidatura municipalista de izquierdas que no se integró en Unidas Podemos) se quedaron sin representación. En una lista unitaria hubiesen dado un concejal más.
“Con este acuerdo cambiamos el terreno de juego”, observó Toni Morillas. Todos eran conscientes de que por separado las posibilidades de desbancar a De la Torre son prácticamente nulas, de ahí que este lunes apelaran reiteradamente a la “responsabilidad” y la “generosidad”. “Transmitimos alegría”, dijo Eduardo Reina, flanqueado por una quincena de personas con rictus serio que si acaso reflejaba alivio. Aún quedan cosas por hacer. El acuerdo debe exponerse ante la asamblea local de IU el lunes y superar a tiempo los trámites formales, que ya fueron un obstáculo en las autonómicas: antes del 14 de abril hay que registrar la coalición, y antes del 23, la candidatura.
Para llegar a este punto, Podemos ha retirado las dos líneas rojas que marcó hace meses: la candidatura no se llamará Unidas Podemos, ni la encabezará Sguiglia, que lo había exigido recordando que IU ha encabezado las listas unitarias de Málaga en las últimas generales (Alberto Garzón), municipales (Eduardo Zorrilla) y autonómicas (Inmaculada Nieto). También lo hará ahora, aunque con una candidata de consenso entre las direcciones. Aun siendo de IU, Toni Morillas viene de desempeñar la dirección del Instituto de las Mujeres, un cargo en el Ministerio de Igualdad que encabeza Irene Montero, al que ya habría renunciado. Tiene experiencia como concejala y diputada de la Diputación de Málaga.
Y ceden IU y el resto de partidos, que deshacen las primarias de diciembre, en las que Remedios Ramos había resultado elegida candidata y que habían cuajado en una lista sin Podemos. A la segunda, IU acepta la propuesta que su dirección local rechazó hace quince días. Todos los partidos tendrán que revisar sus aspiraciones para acomodar al nuevo compañero de coalición. En el acto se vio más de una sonrisa de circunstancias: “Todo sea por la unidad de la izquierda”, dijo alguien con cierta retranca. Ahora los morados obtienen el número 2, que probablemente obtendrá acta de concejal, y el 4.
Plantón de la excandidata, relegada al número 3
No obstante, para IU el mayor peaje podría ser el interno. Una parte relevante de la militancia malagueña rechaza el pacto, y es tal el enfado de Ramos que este lunes no se presentó a la presentación de la confluencia. Degradada de golpe del número 1 al 3 para encajar a Podemos por decisión de la dirección de su partido, a pesar de contar con el respaldo de la militancia, en su entorno explican que necesita unos días para asimilarlo.
El encaje llega tras un tortuoso camino a nivel local que no llevó a ningún lado. Las negociaciones entre IU, Más País, Iniciativa por Andalucía, Podemos y Verdes-Equo empezaron en agosto, Podemos abandonó en septiembre y en diciembre quedó conformada la lista sin los morados, tras unas primarias en las que se impuso la candidata de IU. Desde entonces, los intentos por conformar una lista única fracasaron, ya fuera por las líneas rojas marcadas por Podemos (nombre y candidato) o por los demás: respeto íntegro a las primarias.
Mientras pasaban las semanas, se sucedieron declaraciones cada vez más altisonantes, el amago de salida de Más País (que en Málaga nunca se materializó) y la noticia de una guerra sucia en redes contra Sguiglia y Paqui Macías en la que participó presuntamente Ramos (ella lo niega), según desveló El Confidencial. La cuerda pareció romperse definitivamente a finales de marzo: el 23 se aventuró un “principio de acuerdo” que era, en realidad, una nueva oferta de Podemos a IU; y el día después se anunció la ruptura, teóricamente definitiva. Entre medias se había celebrado una reunión de la coordinadora local de IU que había rechazado la oferta de Podemos, que sí contaba con el beneplácito de las direcciones a nivel provincial y andaluz.
Un acuerdo similar al rechazado
El acuerdo final resulta ser un calco al que se rechazó: una número 1 que no sea Ramos y “de consenso”, número 2 para Sguiglia y Ramos en el 3. Por eso, algunos militantes denuncian una “imposición” de la cúpula andaluza ninguneando a las bases. “¿Qué explicaciones van a dar a las bases que eligieron a otra candidata en primarias? ¿Cómo se ha tomado la decisión de designar a Toni Morillas?”. Ni Morillas ni Toni Valero contestaron. Lo más parecido a una respuesta lo dio Toni Valero, al explicar que la política es “un ejercicio dinámico”.
Morillas desvió la pregunta apelando a “lo importante” del acuerdo (la conformación de una candidatura unitaria), rebajando así la relevancia del cómo se ha llegado hasta aquí. El problema es que en IU llevan meses destacando la trascendencia del proceso participativo e insistiendo en la autonomía de la que supuestamente gozaba cada agrupación local en la conformación de las confluencias.
No ha sido así. Las primarias de diciembre son ya papel mojado a cambio de un acuerdo que, en teoría, debería mejorar las expectativas electorales de la izquierda en Málaga, cuyos actores se fueron a celebrar la fumata blanca a la misma cafetería, La Chimenea, pero en mesas separadas.