El Pleno del Ayuntamiento de Málaga ha aprobado los Presupuestos para el año 2025 este viernes. El consistorio prevé manejar más de 1.250 millones de euros, pero más allá del visto bueno a las cuentas, un trámite por la férrea mayoría absoluta de la que disfruta el PP, el debate previo ha servido para constatar las dos visiones contrapuestas de la ciudad que tienen el equipo de gobierno encabezado por Francisco de la Torre (25 años al frente de la ciudad) y la oposición al completo (PSOE, Vox y Con Málaga -IU y Podemos-). La ciudad es un oasis de prosperidad o un desierto hostil a sus habitantes, depende de quién la mire.
El equipo de gobierno y su alcalde ven una ciudad próspera, hasta el punto de que suscita la “admiración” de otras. La oposición apunta a sus flaquezas: la falta de acceso a la vivienda de amplias capas de la población, la suciedad, la falta de inversiones en los barrios, el empantanamiento perenne de proyectos estratégicos; en resumen, la oposición acusa al alcalde de gobernar para el escaparate exterior y olvidarse de los vecinos.
Un modelo basado en que todo se ofrece al que quiere hacer negocio, incluso arrebatándoselo a los vecinos. En este sentido, tanto PSOE como Con Málaga han citado el ejemplo del Parque del Oeste: 34.000 metros cuadrados de espacio público privatizado a bajo precio durante cinco meses para que una empresa cordobesa y otra china hagan un gran negocio. Los vecinos ya no pueden ni ver el parque, porque se han colocado unos grandes muros opacos.
“¿Quién no ha salido y se ha encontrado con una reacción de admiración?”
Carlos Conde, concejal de Hacienda, ha defendido las cuentas. Una pregunta retórica al final de su intervención resume el supuesto estado de felicidad en el que viviría la ciudad, según Conde. “¿Quién no ha salido y al decir que es de Málaga nos hemos encontrado una reacción de admiración?”. Probablemente no lo buscara, pero la pregunta también refleja indirectamente lo que la oposición denuncia desde hace años y cualquiera puede observar: al gobierno municipal le gustan mucho los rankings, las portadas de revistas de tendencias y la consideración exterior, hasta el punto de que por momentos parece olvidarse de mirar intramuros.
Conde desgranó sus cifras y mensajes. 1.250 millones de presupuesto, 188,5 más que en 2024 (el 17,65% más), lo que convierte las cuentas en las mayores de la historia de la ciudad por segundo año consecutivo. Inversiones y transferencias de capital por 213 millones (+30,55%), con 450 proyectos.
Algunos, muy ambiciosos, para los que se destinarán partidas plurianuales: la remodelación de La Rosaleda (para que pueda albergar partidos del Mundial 2030); el Neoalbéniz; la renovación de la cubierta de la Catedral; o el auditorio de Málaga. Para esto último, el Consistorio va a destinar nueve millones a la compra de la parcela del Puerto de Málaga. Es una de los proyectos eternos de Málaga, manoseado desde hace más de una década y nunca culminado. Su coste estimado ya va por 209 millones, y el consistorio trata ahora de involucrar a la Junta de Andalucía y al Gobierno de España, además de entidades privadas. La administración autonómica pondría 25 millones y la estatal 45, según el esquema de costes municipal, del que el ministro de Cultura de momento no quiere saber nada.
La vivienda, el tema principal
Esa es la Málaga del oropel. Pero la oposición ha tratado de bajar al equipo de gobierno de la nube para que aterrice en la calle. Y allí, el precio de la vivienda sigue disparado, con un crecimiento interanual del precio de venta del 21,7% y del 58% acumulado desde hace cinco años, y un incremento del alquiler del 12,5% interanual y del 34% en apenas tres años, según Idealista.
Es probable que Conde se refiriera a esto cuando dijo que ser consciente de que “el éxito ha traído efectos indeseados”. El alcalde ha pasado en unos meses de estar encantado con las viviendas turísticas a ponerles la cruz en 43 barrios ya saturados y en edificios donde no puedan tener salida independiente, advirtiendo de que mirará si puede prohibir las nuevas inscripciones totalmente. Entre medias, ha habido dos masivas manifestaciones por la escasez de vivienda asequible y los efectos del turismo masivo, y el regidor ha visto que el descontento ha calado. Sin embargo, Málaga sigue abierta a nuevas viviendas turísticas en todos los barrios en los cuales su presencia no supere actualmente el 8% del parque inmobiliario.
La vivienda es la cuestión central en Málaga, y así lo han subrayado los partidos de la oposición, que llevan años acusando a De la Torre de connivencia con una “oligarquía” de tenedores o, al menos, de indolencia. El alcalde juega a un “Monopoly” olvidando las necesidades reales de los ciudadanos, el ha dicho Daniel Pérez, portavoz del PSOE: “Si hay una emergencia habitacional es porque hay un problema gravísimo con la vivienda. El equipo de gobierno lo que hace es un laissez faire laissez passer. Que venga el del taco y haga negocio con la ciudad”.
Un reflejo sería la demanda de VPO, que ha pasado en dos años de 21.000 a 33.000. Pérez ha denunciado que la inversión de la sociedad municipal de la vivienda bajará en siete millones en 2025. El ayuntamiento se defiende con la promesa de 5.500 nuevas VPO de aquí al final de mandato, algo que la oposición no se cree. De momento, se entregarán 69.
“¿Son Presupuestos para garantizar el bienestar colectivo o para dar continuidad a un modelo que fundamentalmente garantiza que le vaya bien a unos pocos?”, ha preguntado Nicolás Sguiglia, de Con Málaga, que ha recordado que en estos años el consistorio ha manejado 20.000 millones. “La pregunta es qué hubiera pasado si en vez de un promotor turístico e inmobiliario hubiera tenido un alcalde que hubiera procurado el bienestar colectivo, y no los negocios de unos pocos”, ha espetado al alcalde, acusando de abrazarse a un modelo dependiente del turismo y “vampirizado por el rentismo”. “Tenemos que seguir en situaciones de precariedad y falta de acceso a vivienda, mientras unos pocos hacen un gran negocio. La cuestión es si se han usado los Presupuestos para distribuir la riqueza y no para acumularla”.
Toda la oposición ha coincidido en el descreimiento. “Fake”, “irreal”, “humo” son los adjetivos que han aplicado a las cuentas. También Vox, que como el resto de grupos ha criticado el estado de los barrios, sucios y con servicios precarios, en contraposición a las inversiones rimbombantes que, además, luego no se ejecutan. El ejemplo, según la oposición, está en la Gerencia de Urbanismo, que apenas ha ejecutado el 11% de su último presupuesto anual.
“La propaganda y los cócteles con inversores los tienen aturdidos, pero si salen de la burbuja propagandística escucharán algunos cracks porque el modelo empieza a crujir”, ha dicho Sguiglia. La vivienda puede ser ese gran crack, y el alcalde lo sabe, pero de momento le sobra para aprobar las cuentas.