Francisco de la Torre volverá a ser alcalde de Málaga, tras imponerse por sexta vez consecutiva en unas elecciones municipales. Su amplia victoria, la más holgada desde 2011, le permitirá gobernar en solitario con 17 de 31 concejales, sin necesidad de apoyarse en Ciudadanos como en los dos últimos mandatos. El partido naranja se queda sin representación, mientras que Vox irrumpe en la Casona del Parque: dos concejales, que De la Torre no necesitará para gobernar. La izquierda, que aspiraba a desbancar al regidor después de haberse quedado a un solo concejal en 2019 sufre un doloroso revés: el PSOE pierde dos de sus doce ediles, mientras que Con Andalucía (la suma de Izquierda Unida, Podemos y otros partidos) pierde uno de tres. La participación en la capital de la Costa del Sol bajó 1,31 puntos porcentuales, hasta el 54,13%.
Es una victoria incontestable del PP y de De la Torre, un político con carisma, fama de trabajador infatigable y trato afable. De la Torre, que cuenta 80 años, aspira a poner la guinda al proceso de transformación de la ciudad con la designación como sede de la exposición internacional que se celebrará en 2027. Completará así más de un cuarto de siglo al frente del municipio.
Llegó en el año 2000 para sustituir a Celia Villalobos cuando esta fue nombrada ministra del Gobierno de Aznar, y en 2003 empezó una racha de victorias que no se ha truncado nunca: las tres primeras (2003, 2007 y 2011) con una mayoría absoluta que ahora recupera.
A él le gusta llamarle “mayoría amplia”, y así lo ha hecho nuevamente en su primera valoración de los resultados. “Ahora volvemos a tener la mayoría amplias que tuvimos años atrás”, ha celebrado. En un clima de euforia, ha prometido “gobernar mejor que antes”. “Vemos horizontes formidables”, ha dicho, antes de emplazar a todos al 21 de junio, cuando se sabrá si Málaga alberga la exposición internacional bajo el lema La era urbana hacia la ciudad sostenible.
Casi la mitad de los votos para el PP
El PP obtiene tres concejales más que en 2019, mejorando su porcentaje de votos en diez puntos porcentuales, hasta bordear el 50% de los sufragios. Se daba por descontado que los dos concejales que obtuvo Ciudadanos irían a la bancada popular o a la de Vox, pero el crecimiento de los partidos de la derecha se sustenta, también, sobre votos que en los anteriores comicios recogió la izquierda. Solo así se explica que Vox se estrene con dos concejales y que el PP crezca en tres ediles.
El PSOE, que presentaba por segunda vez a Daniel Pérez, es el gran damnificado. Pierde dos de los 12 concejales que ha tenido en el último mandato. En 2019, estuvo a unos pocos votos de lograr la suma mágica con la coalición de izquierdas, que hubiese permitido desbancar al inmarchitable De la Torre. No ocurrió, y ese escenario se ve ahora con melancolía desde la izquierda, que suma apenas 12 ediles: diez del PSOE y dos de Con Andalucía. La coalición de izquierdas ha acabado lastrada por un agitado proceso para la conformación de la candidatura: la dirección federal de IU terció para encajar a Podemos en la lista, arrojando a la papelera las primarias en las que no participaron los morados.
La vivienda como eje de campaña
La victoria del PP y De la Torre será interpretada por este como un espaldarazo a su modelo de ciudad, que en los últimos tiempos parecía más cuestionado que nunca. Sobre todo, a cuenta de un incremento del precio de la vivienda sin parangón en otras ciudades españolas. La dificultad para acceder a una vivienda se convirtió en el eje de campaña, con el PSOE explotando el malestar de quienes dedican una parte sustancial de su salario o, incluso, se tienen que marchar por no poder afrontar los precios, inflados por el efecto combinado del incremento de los pisos turísticos, la llegada de trabajadores cualificados y la pura burbuja especulativa de fondos de inversión.
De la Torre acudía a estos comicios acuciado por esta realidad. Se le achaca desde ciertos sectores haber dado la espalda a los vecinos en favor de un modelo en el que prima un enfoque escaparatista de la ciudad, convertida desde hace años en referencia del turismo cultural y, ahora, de las empresas tecnológicas.
Después de un mandato minimizando el problema, el regidor recogió el guante poco antes de la campaña, anunciando el compromiso de construir 13.600 viviendas (8.900 en construcción libre y protegida y 4.700 en alquiler) en el próximo mandato. También esbozó un amago de restricción a la proliferación de viviendas turísticas, proponiendo una nueva tasa.
En su amplia victoria de este domingo tampoco parecen haber influido otros temas que han suscitado el debate ciudadano, como el rascacielos del Puerto (que solo el PP apoya ahora), el soterramiento del Eje Litoral (que requeriría al menos 400 millones de euros de inversión) o el Bosque Urbano, que plataformas y ecologistas pretenden, y al que De la Torre se niega para defender cuatro torres y un parque en los antiguos terrenos de Repsol.
Incombustible y aparentemente inmune a estas polémicas, De la Torre afronta ya su séptimo mandato, que acabaría con 84 años, sin revelar el último gran misterio: ¿será esta la última vez que se presente?
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