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Tres responsables de los bombardeos de La Desbandá están enterrados con honores en el Panteón de la Armada

Néstor Cenizo

Málaga —
8 de febrero de 2024 21:02 h

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Tres almirantes estrechamente vinculados al franquismo, con participación activa en el golpe de Estado desde el 18 de julio de 1936 y responsables directos de los bombardeos que sufrieron miles de malagueños al huir en dirección a Almería tras la toma de la ciudad en febrero de 1937, están enterrados con todos los honores en el Panteón de Marinos Ilustres de San Fernando (Cádiz), situado dentro del recinto de la Escuela de Suboficiales de la Armada de esa localidad, y de acceso público. Se trata de los almirantes Juan Cervera Valderrama (jefe del Estado Mayor de la Armada del ejército golpista, durante la Guerra Civil), Francisco Moreno Fernández (Jefe de la autodenominada “Flota Nacional”) y Salvador Moreno Fernández (comandante del crucero Almirante Cervera).

La Asociación por la Memoria Militar Democrática acaba de registrar una petición al Ministerio de Defensa para que se exhumen de sus restos mortales y se eliminen sus placas y lápidas en aplicación de la Ley de Memoria Democrática, que obliga a la retirada de elementos conmemorativos de la sublevación, la dictadura y la represión, también cuando se trate de edificios de carácter privado o religioso, pero tengan proyección pública. En el caso del Panteón, se trata de un espacio con promoción turística y abierto al público para visitas guiadas individuales o en grupo.

Según el escrito, suscrito por el presidente de la Asociación Manuel Pardo de Donlebún y el abogado memorialista Eduardo Ranz, a los tres militares les resulta aplicable el artículo 35 de la Ley de Memoria Democrática, que se ocupa de símbolos y elementos contrarios a la memoria democrática, incluyendo “placas y cualesquiera otros elementos u objetos adosados” que exalten personal o colectivamente la sublevación, la Dictadura y sus dirigentes. También el artículo 38, que dispone que los restos mortales de dirigentes del golpe militar de 1936 no podrán ser ni permanecer inhumados en un lugar preeminente de acceso público, distinto a un cementerio.

La petición dirigida al Ministerio presenta a los hermanos Moreno Fernández y Juan Cervera como “actores principales” de la sublevación en las bases navales y los arsenales de Ferrol y Cádiz, poniendo disposición de los golpistas la flota de guerra de la República.

A ello se suma que los tres tuvieron una implicación directa en los bombardeos sufridos por la población civil malagueña en la huida por la carretera nacional 340 conocida como La Desbandá o La Juía, en la que murieron entre 3.000 y 5.000 civiles, según las estimaciones más conservadoras. En aquellos días de febrero, de los que ahora se conmemora el aniversario, el Cervera, el Baleares y el Canarias efectuaron bombardeos desde el mar que causaron estragos mediante el impacto directo sobre los civiles o sobre los taludes que flanquean el camino.

La participación del buque Cervera en La Desbandá

Aquella masacre, silenciada durante mucho tiempo, ha salida a la luz pública en los últimos quince años gracias a la voz de los supervivientes y la investigación de algunos historiadores.  “Los barcos tiraban a la montaña y las piedras mismas mataban”, contaba hace diez años Juan Conejero, un superviviente de La Desbandá, en un reportaje en este periódico. “Además vi los barcos que disparaban. Había una alcantarilla donde la gente, agachada, se iba metiendo hasta taponarla y dio la mala suerte que al disparar los barcos contra unos puentes pequeños, un obús explotó en la alcantarilla e hizo una masacre enorme. Era pasada La Herradura”, relató Cristóbal Criado Moreno, citado en un trabajo de Encarnación Barranquero y Antonio Nadal publicado en la revista Jábega.

El Baleares fue objeto de polémica por la decisión del ayuntamiento de Madrid de devolver una calle en su recuerdo, una decisión por la que el ayuntamiento de Málaga debatió reprobar al alcalde de la capital. No es la única ciudad que la mantiene. Los partes de su cuaderno de campaña aparecen citados en el libro Nazis en la Costa del Sol, de José Manuel Portero. El 8 de febrero de 1937 se refleja el disparo de “208 proyectiles del 10 sobre camiones, coches ligeros, concentraciones de milicianos, cañadas de la carretera”, “paralizando no solamente el tráfico de vehículos, sino también de peatones”.

De aquella masacre participó el crucero ligero Almirante Cervera, que acompañaba al Canarias y al Baleares, y estaba comendado por Salvador Moreno. Su hermano Francisco era el máximo responsable de la “Flota Nacional” desde julio de 1936, desde el que comandó las fuerzas de bloqueo en el Mediterráneo. Y Juan Cervera era el Jefe del Estado Mayor de la Armada. Según el escrito que ahora se dirige al ministerio, Moreno y Cervera fueron responsables de dar la orden de bombardear a quienes huían a Almería.

“No hay duda alguna y sí abundantes pruebas objetivas y documentales de que estos tres almirantes formaron parte de la cúpula militar del general Francisco Franco, y de haber sido notables y directos impulsores y ejecutores del levantamiento militar contra el Gobierno de la II República llevado a cabo en julio de 1936”, señala el informe que acompaña a la petición, en el que se documentan sus actos en la sublevación, su responsabilidad en “crímenes de guerra cometidos por la Armada sublevada” y sus labores represivas al término de la guerra.

El Panteón, “referente de modelos de vida” para los oficiales

La petición subraya el carácter monumental del Panteón de los Marinos Ilustres, constituido en 1850 para servir como “referente de modelos de vida” a quienes cursaban sus estudios para ser oficiales de la Armada. Se trataba de acoger los restos mortales de quienes “llevados por su alto concepto del honor o movidos por su abnegado sentido del deber, alcanzaron el reconocimiento y la gloria, ya fuera dando ejemplo de bizarría en el campo de batalla, cultivando las letras o desarrollando las ciencias”, según recogen los documentos de la Escuela de Suboficiales de la Armada.

Fallecido en 1952, Cervera fue reconocido en 1952 Marqués de Casa Cervera (título suprimido por la Ley de Memoria Democrática. Sus restos trasladados al Panteón en 1962, con una lápida donde se lee: “Jefe del Estado Mayor de la Armada. Lo Gobernó en los días difíciles. De la Guerra de Liberación. La Patria honra su recuerdo”. Juan Cervera era miembro de una ilustre saga militar de la que también formaba parte su tío, Pascual Cervera y Topete, derrotado en la batalla naval frente a Santiago de Cuba en 1898 y cuyos restos también reposan en el Panteón.

Francisco Moreno Fernández murió en 1945. En 1951 Franco le otorgó el título de Marqués de Alborán (ya suprimido) y sus restos fueron trasladados a San Fernando en 1952, en un acto presidido por su hermano, por entonces ministro de Marina. La grabación de su lápida se modificó en 1978, y ahora se recoge su escalafón y títulos, así como que “consagró su vida al servicio de la Armada y de España”.  

Salvador Moreno Fernández fue laureado con la Cruz de San Fernando por tomar por las armas el Cervera. Nada más acabar la guerra, Franco lo nombró ministro de Marina, cargo que ocupó entre 1939 y 1945 y luego de 1951 a 1957, cuando falleció. Sus restos fueron trasladados a San Fernando en helicóptero desde Ferrol en 1973.

Los hermanos Moreno Fernández figuran en la lista de altos cargos del franquismo imputados por los delitos de detención ilegal y crímenes contra la humanidad en el sumario abierto por el juez Baltasar Garzón en la Audiencia Nacional en 2006.

Para los peticionarios, es evidente que la presencia de estos tres almirantes es “incongruente” con el espíritu del recinto. “Nuestra nación, constituida hoy como un estado social y democrático de derecho bajo el imperio de la ley, no puede admitir, de ninguna manera, que se venere como marinos ejemplares a quienes se levantaron en armas contra el orden legal y que ordenaron el cobarde asesinato masivo de civiles que huían aterrorizados e indefensos, sin ser objetivo militar de ninguna clase”. 

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