MEDIO AMBIENTE
Última oportunidad para los flamencos de Fuente de Piedra: la mayor colonia del sur de Europa necesita lluvia con urgencia
Como náufragos de un mundo al revés que fueran asediados por la tierra, los flamencos de Fuente de Piedra se achuchaban el pasado jueves en una laguna menguante. Un mes después de las lluvias que los trajo hasta aquí, su hábitat se estrecha cada día. Lo que queda de laguna está lejos del mirador de Las Latas, y mientras achinan los ojos en busca de manchas rosáceas el grupo de turistas belgas no puede disimular el desencanto que late bajo la capa de ironía. “Vimos un reportaje en televisión hace unos días: la laguna con más flamencos de Europa, decían. Y sólo he podido ver cuatro flamencos que se marchaban volando. ¡Se esconden de nosotros!”, dice una de ellas, con los prismáticos en las manos.
África Lupión, directora de la Reserva Natural de Fuente de Piedra, no quiere precipitarse, pero sabe que los próximos días serán cruciales. Si llueve lo suficiente, los flamencos se quedarán; si no, se marcharán, igual que en los últimos años, rumbo a otras lagunas europeas o norteafricanas que les garanticen una lámina de suficiente superficie y altura como para criar a sus polluelos. El miércoles, apenas tenía 16 centímetros de profundidad. “Es muy poco. Para la semana que viene dan algo de previsión de lluvia. Dependiendo de eso, mejorará un poco la situación, pero ahora mismo la situación para las colonias reproductoras no es muy halagüeña”.
Hace apenas un mes, esto se veía de otra manera. Las abundantes lluvias de Semana Santa (130 litros aquí) levantaron la lámina hasta los 30 centímetros, un nivel óptimo para el anidamiento. Llegaron los flamencos y pareció que, este año sí, podría celebrarse el tradicional anillamiento de polluelos de primeros de agosto. En las condiciones adecuadas, la laguna en primavera y verano es un espectáculo de color rosa.
Pero tras un mes de abril en que no ha caído ni una gota del cielo y el viento y el sol se han llevado el agua, vuelve a imponerse la cruda realidad de un año otra vez seco. Apenas 295 litros por metro cuadrado, muy por debajo de la media anual de 437. Aún queda tiempo hasta que el 31 de octubre se cierre el año hidrológico, pero no son meses con buenas perspectivas de lluvia. A ello se añade que van cuatro años de lluvias por debajo de la media, de modo que el sistema subterráneo que surte a la laguna está bajo mínimos.
Ajenos a las previsiones, pero atentos a lo que ven, una colonia de unos 10.000 ejemplares aguarda en la isla central de la laguna. Alrededor queda poca agua. “Están en una situación límite”, advierte Lupión: si hay suficiente, el nacimiento de los polluelos, previsto para mayo, será aquí. “Si la laguna se seca un poco más, abandonarán la puesta y se irán a otro sitio”.
Sin agua no hay flamencos
Henny Doldersum es holandesa pero vive desde hace un par de años en la zona. Se acaba de inscribir en la Sociedad Ornitológica de Andalucía, y es aficionada a avistar y fotografiar aves allá donde puede. Con su potente teleobjetivo, apunta a un ejemplar de flamenco de los tres que tiene a la vista. Cuenta que hace dos semanas esto rebosaba de agua y vida. “Era fantástico, me puse contentísima. Pero se ha secado muy rápido. Muy muy rápido. Y es una pena”.
La lluvia y la llegada de estos los flamencos hace apenas un mes se celebró con optimismo. La sequía provocó que el anillamiento de polluelos, que solía convocar a cientos de voluntarios a comienzos de agosto, no se produjera ni el año pasado ni en 2021, y que en 2022 estuviera por debajo de lo habitual con 3.700 polluelos. El motivo único es la falta de agua.
Fuente de Piedra cumple este año el 40 aniversario de su declaración como reserva natural, la primera de Andalucía. En 1983 fue incluida en la lista Ramsar de humedales de importancia internacional. Cuando tiene agua, es la laguna más grande de Andalucía: 1.400 hectáreas repartidas en elipse que suponen un enclave único en los humedales del Mediterráneo Occidental. Junto con otras en la zona de Antequera, ofrecen cerca de 3.000 hectáreas que recogen el agua de una cuenca de 15.000, suficiente para alojar tradicionalmente a la segunda mayor colonia de flamencos de toda Europa, tras la de Camargue (Francia).
Ocurre, sin embargo, que esta es una laguna temporal y salina (fruto de los yesos del terreno), rasgos marcados por su carácter endorreico, dado que sus aguas no tienen salida al mar. Se recarga gracias a las lluvias, el aporta de los arroyos de Santillán y El Humilladero y el flujo subterráneo procedente de un acuífero. Cuando el acuífero tiene agua de sobra, aflora por la laguna; cuando baja su nivel, la laguna se seca. Así que en invierno y primavera solía aparecer, para luego ir secándose a medida que avanzaba el verano.
Sin agua, o sin agua suficiente, los flamencos huyen de Fuente de Piedra. No por falta de alimento (pues se pueden desplazar para conseguirlo) sino por precaución. “Aquí anidan en una isla muy tranquila, muy amplia y con seguridad. Pero si el agua se reduce aumenta el riesgo, porque depredadores siempre hay”, comenta Lupión, que celebra otros éxitos que pueden paliar la ausencia. Por ejemplo, la introducción y cría de tres parejas de cerceta pardilla, en peligro de extinción, gracias a un proyecto Life, o la presencia de la malvasía cabeciblanca.
Un sistema muy expuesto al cambio climático
La falta de agua en los últimos años y la crisis climática abren el interrogante: ¿sigue siendo Fuente de Piedra el hábitat idóneo para los flamencos? Lupión es prudente: asegura que aún no se puede establecer una pauta, porque la sequía de mediados de los años 90 también provocó varios veranos seguidos sin flamencos. Pero cree que es evidente que el cambio climático no favorece a la laguna: “Un sistema como este está más expuesto: si hay menos precipitaciones y más temperatura, el balance hídrico siempre va a hacer que haya menos épocas de inundación, menos duración de la inundación o menos nivel de agua”.
El Instituto Geológico y Minero de España (IGME) fue el primero en realizar un estudio hidrogeológico que arrojó luz sobre las tripas y el funcionamiento de la laguna, en 1985. Ahora, Lupión echa de menos un estudio que permita atisbar el futuro: “Estaría muy bien que se hiciera una modelización con los datos climáticos, que reflejara las opciones de la lámina mina de agua, a lo mejor hasta el año 2050 o hasta el 2070, como se hacen los escenarios climáticos en general”. La semana pasada se celebraron en la sede malagueña de la Universidad Internacional de Andalucía unas jornadas científicas con la presencia de investigadores y conservadores del IGME, las universidades de Málaga y Granada y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Sin agua, la continuidad de Fuente de Piedra como el hábitat preferente del flamenco en la Península Ibérica es una incógnita que se alarga en el tiempo. A corto plazo, Lupión dice que hay “incertidumbre total”, y el futuro es una incógnita que no pinta bien: “Podríamos pronosticar que es posible que el número de años que se reproduzcan los flamencos aquí vaya bajando en los próximos años”.
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