El Estudio General de Opinión Pública de Andalucía elaborado por la Universidad de Granada ofrece un reflejo de la realidad política de la región que, ahora, a un mes escaso de las elecciones autonómicas despierta toda la atención. Sin embargo, tambien ofrece un retrato de cómo perciben la realidad los andaluces y andaluzas, la de su región y su realidad personal. Pone el foco sobre los problemas que más importan a las personas. Y entre todos ellos, destaca uno con diferencia: el desempleo.
En una comunidad autónoma donde el desempleo supera el millón de personas, el paro es , con diferencia, el problema que más preocupa a los andaluces. Aunque no es una preocupación nueva, como se puede ver en el gráfico comparativo. Lleva desde 2008 en lo más alto con oscilaciones arriba y abajo. Le sigue la corrupción, que ha ido escalando puestos desde que comenzó la crisis; y la política.
El paro preocupa social y personalmente. De hecho, los encuestados también lo ponen en lo más alto de sus problemas personales. Justo por delante de los problemas de índole económica (lo que podría considerarse “llegar a fin de mes”) y de la educación y la sanidad, aquellos servicios que se utilizan de manera cotidiana. Si bien es cierto que, mientras el paro oscila pero sigue subiendo a lo largo de los años como preocupación, los problemas económicos parecen bajar en importancia a medida que avanzamos en los años de crisis.
Pese a todo, los encuestados reflejan una sociedad relativamente optimista, ya que cuando se les pregunta por su situación económica personal o familiar, más de un 50% reponden que “bien” o “muy bien”. Descienden con los años las percepciones de una situación “regular” y suman los que encuentran que su situación familiar es mala o muy mala a un 27%. Aún así, el optimismo es relativo, ya que casi un 70% de los encuestados creen que su situación va a seguir igual. Las espectativas de futuro pues no han cambiado mucho en los dos últimos dos años.
La encuesta refleja una realidad en la que el 68% de los andaluces conocen a alguien que ha perdido el empleo en su entorno cercano. La cifra es alta, aunque menor que en el invierno de 2013, cuando era el 84% el porcentaje de los que hacían tal afirmació. He aquí otro dato: el 70% de los encuestados creen que no hay posibilidades de perder su empleo en los próximos seis meses.
Lo que está claro es que si los políticos del país quieren atender a las demandas de los andaluces en estas elecciones tendrán que mirar de cara a sus problemas y enfrentarse a una difucltad añadida: la credibilidad. Al 44% la política les despierta un sentimiento de desconfianza, y a otro 24,6%, de irritación.